Tarragona recuerda al cardenal Vidal i Barraquer como otro mártir

actos de conmemoración en los 70 años del fallecimiento del cardenal Francesc Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona

El arzobispo murió en el exilio en 1943

actos de conmemoración en los 70 años del fallecimiento del cardenal Francesc Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona

Numerosos actos recuerdan la figura del “cardenal de la paz”

JORDI LLISTERRI (TARRAGONA) | A un mes de la macrobeatificación de los mártires del siglo XX que se celebrará en Tarragona el 13 de octubre, la archidiócesis ha querido realzar el testimonio del cardenal Francesc d’Assís Vidal i Barraquer. Así, el 12 de septiembre, cuando se conmemoran los 70 años de su muerte en el exilio, se inauguró el Año Vidal i Barraquer para recordar al que fue arzobispo de Tarragona entre 1919 y 1943.

Su actual sucesor, el arzobispo Jaume Pujol, abrió los actos presidiendo una Eucaristía en su memoria en la catedral, acompañado de los obispos Joan-Enric Vives, Xavier Novell y Joan Piris, y del abad de Montserrat, Josep M. Soler.

En el acto celebrado en el seminario, el historiador Manuel M. Fuentes glosó la figura del “cardenal de la paz”. Mal visto por la dictadura de Primo de Rivera por promover el uso del catalán en la pastoral, y acusado de tibio por los sectores más radicales del catalanismo, Vidal i Barraquer intentó buscar un acuerdo con el Gobierno republicano, que consideraba legítimamente constituido.

Nada de esto le valió para evitar que en julio de 1936 fuera perseguido y encarcelado en la zona republicana. Logró escapar a Italia gracias a la ayuda del Gobierno de la Generalitat. Pero no tuvieron la misma dicha su fiel auxiliar, el obispo Manuel Borràs, y 140 sacerdotes más de la archidiócesis, que fueron asesinados. Buena parte de ellos, junto a Borràs, serán beatificados en Tarragona.

Pero el calvario de Vidal i Barraquer continuó al no firmar la pastoral colectiva del Episcopado español apoyando el alzamiento militar. Ya en 1937 advirtió a la Santa Sede de los peligros del nacionalcatolicismo, “que pueden terminar haciendo odiosa la religión”. Al mismo tiempo, a los sacerdotes que resistían en la zona republicana les pedía “nada de venganzas; caridad y caridad, por encima de todo”. Según Fuentes, la Santa Sede no le reprochó esta actitud. Pero Franco le impidió volver a ocupar su cátedra y murió en el exilio en 1943. Sus restos no pudieron regresar hasta 1978.

En Tarragona se le considera otro mártir que también tiene que ser recordado. Como remarcó el arzobispo Pujol, ya en 1944, el administrador apostólico de Tarragona escribía que, “entre el clero de la archidiócesis, la primera víctima fue su pastor. Sin efusión de sangre, pero auténtica víctima y mártir”.

En el nº 2.863 de Vida Nueva.

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