EDITORIAL VIDA NUEVA | En la necesaria renovación de la Iglesia de la que todo el mundo habla, empezando por el papa Francisco, nadie duda del protagonismo de los sacerdotes. Sin embargo, no son pocos –entre ellos, el autor del Pliego– los que reivindican una relectura de su ministerio a la luz del Vaticano II, concretamente de Presbyterorum ordinis.
Son muchas las condiciones y exigencias que recoge el decreto conciliar, pero bien podrían resumirse en una sola: la caridad pastoral, esa “perfección sacerdotal que reduce a unidad su vida y su actividad”. Dicho en román paladino, predicar… y dar trigo.
En su testimonio coherente –como el del difunto cardenal Van Thuan, al que se cita repetidamente– se juega gran parte de la credibilidad y misión de la Iglesia.
En el nº 2.862 de Vida Nueva. Del 14 al 20 de septiembre de 2013.
