RAE, trescientos años dando esplendor

Real Academia Española, dibujo

Los más importantes editores analizarán en un encuentro intenacional el futuro de los diccionarios en la era digital

diccionario de la Real Academia Española

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | La pasión por las palabras cumple 300 años. El sueño ilustrado de Juan Manuel Fernández Pacheco, el marqués de Villena, en 1713 de fijar en un diccionario “las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza” celebra su III centenario con una programación –“austera, pero significativa”, dice su director, José Manuel Blecua– que tendrá como eje la exposición La lengua y la palabra: trescientos años de la Real Academia Española (RAE), que inaugurarán los Reyes el 26 de septiembre en la Biblioteca Nacional.

“En este centenario, la Academia aparecerá sostenida en su sólido pasado y siempre joven y abierta a todo lo nuevo –explica Blecua–. Este carácter abierto y receptivo a los aspectos nuevos de la ciencia y de la técnica espero que pueda combinarse con la exposición de todos los logros que la historia de nuestra corporación ha conseguido en tres siglos de trabajo. Una Academia abierta a los progresos y abierta también a la sociedad”.

La historiadora Carmen Iglesias y el físico José Manuel Sánchez Ron son los comisarios de una muestra que cabalga entre el Acta pragmática de 3 de agosto de 1713 –donde el marqués de Villena y otros cómplices amantes de la lengua establecen las tareas que han de acometer y cómo han de hacerlo para redactar un Diccionario– y la página web de la Academia, que incluye la versión online que avanza contenidos de la XXIII edición del conocido como DRAE.

“La exposición se estructura alrededor de varios apartados en los que se intenta recrear una atmósfera visual, auditiva, emocional e intelectual al tiempo, de manera que el visitante se sienta inmerso en cada uno de los períodos de una historia española común, desde el siglo ilustrado al siglo XXI, a través de la historia interna y externa de la Academia”, señala Iglesias. Según resume Blecua, “vamos a tener muy en cuenta los orígenes y la historia, sin olvidar el presente y con la mirada puesta en el futuro”, es decir, en la sociedad digital.Real Academia Española, fundación

La muestra cuenta con más de 250 piezas del legado histórico de la Academia: pinturas, retratos, grabados, joyas bibliográficas y tesoros incunables, objetos y muebles de diferentes tipos, documentales gráficos, periódicos… según avanza Carmen Iglesias. Entre las piezas más significativas, un ejemplar de la primera edición del Diccionario de Autoridades (1726-1739), la primera Gramática académica (1771) o la edición ilustrada de El Quijote (1780).

“La exposición, pues, quiere aunar el rigor científico con una representación bella, amena y sorpresiva –explica–, donde la tradición y las últimas tecnologías se interrelacionen para contar una historia que tiene a la palabra, a la lengua, al habla, como el eje vertebrador de la aventura de tres siglos”.

La creación de la RAE data oficialmente del 3 de octubre de 1713, fecha en la que Felipe V otorga la Real Cédula que la situó bajo el “amparo y real protección”. “La RAE se ocupa del instrumento más valioso que tenemos, que es la lengua, que es lenguaje. No olvidemos además que no es una institución gubernamental y que procede de la sociedad civil. Las academias del siglo XVIII, al menos, proceden de la sociedad civil, aunque en seguida son protegidas por la Corona”, manifiesta Iglesias.

Vocación americana

Un mundo de 400 millones de hablantes. Ese es uno de los aspectos que se resaltará en la muestra: la temprana vocación americana de la RAE. “En los documentos que se conservan en los dos primeros años de historia de la corporación, 1713 y 1714, aparece textualmente la expresión ‘bien público’; desde su nacimiento, se reconoce que la RAE tenía que estar al servicio de la nación española, que —como se plasmó posteriormente en el artículo primero de la Constitución de 1812— ‘es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios’. Tradición americana que se ha mantenido desde la fundación de la Academia Colombiana en 1871 y, posteriormente, en la labor callada y constante de la Asociación de Academias de la Lengua Española”, según reflexiona su actual presidente, que ha cogido el testigo de Víctor García de la Concha, quien impulsó notablemente la unidad panhispánica con la acción conjunta de las 22 academias americanas de la Lengua.Real Academia Española, dibujo

La lengua y la palabra mostrará también un capítulo importante en el devenir de la institución, la primera de las academias creadas en España, como fueron los intentos de acallarla: “Como vamos a ver en la exposición y en el catálogo, ha habido momentos de intervenciones gubernamentales, siempre con dictaduras o con ánimo dictatorial o autoritario –repasa Iglesias–. Concretamente en esta casa, la RAE, se han recibido los oficios, pero los ha guardado en un cajón. Una de las cosas que me ha gustado contar es la lectura de don Salvador de Madariaga, en su ingreso en la Academia, en 1977, para el sillón para el que había sido elegido antes de la Guerra Civil, que se le mantuvo intacto durante todos esos años. Me parece que es una institución que, entre la gente con la que yo me muevo, mantiene un cierto prestigio y buen sonido”.

“Indudablemente, esta exposición –añade Blecua– será la imagen más brillante de este III centenario, tanto por su contenido como por el espacio en el que se celebra. Pero lo conmemoraremos con, además, otros actos”, entre ellos, cita sobre todo la publicación, en octubre de 2014, de la XXIII edición del Diccionario –heredero directo de aquel primer volumen del Diccionario de Autoridades de 1726– que los académicos denominan “chico” y que nace en 1780.

El Diccionario sigue siendo, según Blecua, “el eje constante y preocupación máxima de las labores académicas”. Tanto como preocupó al Marqués de Villena que “la lengua española no tuviera un diccionario a la altura de las circunstancias”, como sí tenían Francia, Portugal o Gran Bretaña. Aquel primer Diccionario –denominado de Autoridades por las referencias bibliográficas que aportaba– se escribió entre 1726 y 1739. Seis tomos y 42.000 palabras. Fue, en opinión de José Manuel Blecua, “el momento de más éxito de la Academia”, siempre fiel al emblema que adoptó en 1777: un crisol en el fuego con la leyenda “Limpia, fija y da esplendor”.

La celebración, entre otras actividades, incluirá también un encuentro internacional sobre el futuro de los diccionarios en la era digital, en el que participarán los más importantes editores de diccionarios del mundo.

jcrodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.862 de Vida Nueva

Compartir