Raed Abu Sahlia: “Un Estado laico podría ser la solución en Tierra Santa”

Raed Abu Sahlia, sacerdote y director de Cáritas Jerusalén

Sacerdote palestino y director de Cáritas Jerusalén

Raed Abu Sahlia, sacerdote palestino y director de Cáritas Jerusalén

Entrevista con Raed Abu Sahlia [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA. Fotos: CÁRITAS | Pese a que, sin apenas comenzar, las conversaciones de paz entre las autoridades de Israel y Palestina ya se encuentran en punto muerto, lo cierto es que al inicio del verano había una relativa expectación por si se podía estar ante el principio del fin de un conflicto histórico cuyas raíces milenarias dificultan enormemente la vida ordinaria de quienes pueblan hoy Tierra Santa, ya sean musulmanes, judíos o cristianos.

En ese contexto fue cuando, en la sede madrileña de Cáritas Española, se produjo un interesante encuentro informativo con Raed Abu Sahlia, quien conoce perfectamente la naturaleza de esta sinrazón.

Sacerdote desde hace 23 años en el Patriarcado Latino y luego en Ramala, compagina su labor pastoral con la dirección de Cáritas Jerusalén. Allí es testigo de las situaciones más sobrecogedoras, pero también de las más ilusionantes. Y es que, pese a todo, su sonrisa y aguda lucidez le muestran como una persona que basa su vida en la esperanza en el hombre y en la fe entregada a Dios.Raed Abu Sahlia, sacerdote palestino y director de Cáritas Jerusalén

Y también en la verdad. Cuando, inevitablemente, es cuestionado por su impresión sobre el resultado de las conversaciones de paz, el padre Raed, que insiste en su quíntuple condición de “árabe, palestino, cristiano, católico y cura”, no escurre el bulto y entra en cuestiones políticas.

““En la práctica, hoy en día,
en Tierra Santa es imposible la paz.
Al menos, no con la política
que se está siguiendo desde hace 20 años”.

Aunque recalcando que la suya es una opinión personal, habla alto y claro: “En la práctica, hoy en día, es imposible la paz. Al menos, no con la política que se está siguiendo desde hace 20 años, con los Acuerdos de Oslo de 1993, que se ha demostrado equivocada. El principio de ‘tierra para la paz’, basado en la constitución de asentamientos de colonos, no ha funcionado. Los palestinos no pedimos la luna, solo recuperar el 20% de lo que fue nuestra Palestina histórica, que era lo que comprendían las fronteras hasta la guerra de 1967. Le daríamos a Israel el 80% restante y aceptaríamos la solución de los dos Estados. Pero, insisto, esto es imposible en la práctica, pues hay 400.000 colonos judíos en nuestro territorio histórico y ellos no aceptarán irse. Al contrario, cada vez hay más asentamientos. En algunos lugares, hasta se han triplicado, lo que nosotros jamás aceptaremos. Debería de haber una hoja de ruta clara, sin la gradualidad de pasos que se da desde Oslo. Pero hemos perdido 20 años, ya que la intención de Israel es clara: reagrupar sus dispersos territorios. De ahí su política de muros de separación. Ya hay uno de 700 kilómetros, pero quieren hacer otro que rodearía todo Jerusalén, sin contar con la parte Este de la ciudad y sin ninguna continuidad geográfica”.

Una solución alternativa

Pero el director de Cáritas Jerusalén va más allá y se atreve a ofrecer su propia propuesta de acción: “Yo impulsaría un único Estado en el que todos los ciudadanos, independientemente de nuestra condición, estaríamos en igualdad ante la ley. Habría de ser un Estado democrático y laico, sin ninguna confesión oficial. Es decir, sería un Estado para dos pueblos, el hebreo y el árabe, y tres religiones, la judía, la musulmana y la cristiana. En el fondo, sería volver al origen de todo, a hace 4.000 años, que es cuando Abraham llegó aquí desde lo que hoy es Irak. Pero sé que es un sueño, pues ninguna de las dos facciones aceptaría esta solución”.

Sin embargo, su inquebrantable esperanza no le hace desistir: “Tal vez, en dos o tres generaciones sí podría haber una apuesta verdadera por la paz. Aunque eso también me hace preguntarme: ¿por qué no ahora y así nos ahorramos tanta sangre y tanto odio? La situación actual colapsará antes o después. Israel lleva 65 años rodeado de enemigos. Ya no le queda Egipto y pronto se quedará sin Jordania… Temo el despertar palestino. De ahí que pida responsabilidad de cara a la paz, también a la Unión Europea. No solo pueden ser los Estados Unidos los que medien. Europa, por ética, debería hacer algo. Fruto de su inacción, estalló la II Guerra Mundial, el origen último de lo que hoy ocurre aquí”.

Y es que, como denuncia el padre Raed, el presente es muy difícil para todos en Tierra Santa. Algo que conoce perfectamente, pues, al año, atienden a unas 30.000 personas, todas ellas palestinas (no existe Cáritas Israel). Y, por supuesto, “sin hacer distinciones entre cristianos y musulmanes, tanto a la hora de prestar ayuda como a la de seleccionar a las personas e instituciones que colaboran con nosotros”.

“Los cristianos en Tierra Santa llevamos aquí
desde hace 2.000 años y permaneceremos
siempre en nuestra tierra.
Aunque seamos una comunidad pequeña,
lo importante es nuestro testimonio,
que nunca se perderá “.

Así, su acción se concreta en todo tipo de programas, articulados en cinco sectores: “En el social, combatimos la droga, la pobreza y nos hacemos cargo de ancianos y discapacitados. En el sanitario, contamos con cuatro centros de salud, además de varias clínicas móviles y numerosos programas. En el económico, impulsamos un proyecto de concesión de microcréditos a muy bajo interés, para generar empleo y que la gente pueda construir sus casas o ir a la universidad. En el juvenil, apostamos por su formación y porque entren en programas de voluntariado, tratando de que al menos haya un voluntario en cada parroquia. En el de desarrollo, buscamos fomentar el crecimiento de las comunidades locales e involucrarlas en proyectos que impliquen su autonomía, como pueda ser el alcantarillado de sus barrios”.

Gran apoyo desde España

Como se ve, una ingente labor. Aunque no están solos: “Tenemos que agradecer el apoyo de otras Cáritas, en especial la española. Cuando, en noviembre de 2012, hubo una crisis bélica en Gaza, Cáritas Española se hizo cargo de la mitad de toda la contribución exterior que nos llegó para proyectos de emergencia”.cristianos en Tierra Santa

Aun así, como denuncia, todo esfuerzo se ve enormemente dificultado por el bloqueo al que se ve sometida la población palestina: “Nos falta agua potable, gasolina o electricidad, teniendo apagones diarios de hasta diez horas. Y las aguas están tan contaminadas que no se puede ni pescar”.

Pero el gran problema es el de la movilidad: “Las trabas son enormes por parte de la burocracia israelí, exigiendo ingentes permisos para todo. A veces, nos han mandado alimentos y estos han llegado estropeados porque tardan muchísimo en llegar. Pasa lo mismo a la hora de ir de un sitio a otro. Para mí es una aventura ir de Ramala a Jerusalén, hasta el punto de que estoy gestionando que me concedan el pasaporte vaticano…”.

Además, la situación tampoco es mucho mejor en el territorio palestino de Gaza: “Yo los llamo los Emiratos Árabes de Gaza, por el control tan fuerte de Hamas, que selecciona mucho con quién trabaja, buscando que sean ONGs afines a ellos. Nosotros no nos metemos en política, sino que allí solo distribuimos alimentos. Pero lo cierto es que el número de cristianos en Gaza se ha reducido mucho. Antes había unas 1.700 familias cristianas; hoy solo quedan 470”.

Sin embargo, este sacerdote descarta por completo que no haya futuro para los cristianos en Tierra Santa, así como que estos sean discriminados por su fe: “No hay una persecución contra nosotros, pues no somos extranjeros ni una parte aislada del conflicto; somos árabes y palestinos, como nuestros hermanos musulmanes. En cuanto a los que se van, lo hacen porque quieren llevar una vida normal, con un trabajo y una casa, y eso es difícil aquí; pero no es por un tema religioso. Llevamos aquí desde hace 2.000 años y permaneceremos siempre en nuestra tierra. Aunque seamos una comunidad pequeña, lo importante es nuestro testimonio, que nunca se perderá. Como los olivos, y con la ayuda del resto de la Iglesia universal, a la que pedimos que no nos olvide, estaremos allí donde nació Jesús”.

En el nº 2.861 de Vida Nueva.

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