Pietro Parolin, la nueva mano derecha de Francisco

Bertone hace un “balance positivo” de su gestión y denuncia “cuervos y víboras”

Pietro Parolin, nuevo secretario de Estado del Vaticano

ANTONIO PELAYO. ROMA | Era una de las noticias más esperadas desde el inicio del pontificado y, por fin, llegó el sábado 30 de agosto, un poco antes de lo que habían sugerido algunas filtraciones no del todo inocentes.

El relevo en la Secretaría de Estado es la primera gran decisión del Papa para el gobierno de la Iglesia universal, y un paso decisivo para un nuevo diseño de la Curia romana en el que, probablemente, la Secretaría de Estado “perderá peso”, centrándose en la redefinición de la presencia eclesial en la esfera mundial.

Según hemos podido reconstruir, el Papa daba por descontada desde el principio la sustitución de Bertone por muchas y sólidas razones; la primera de ellas, la edad (el purpurado cumplirá 79 años el próximo 2 de diciembre). A este dato biográfico se unía la necesidad de prescindir de un hombre al que muchos habían considerado responsable de algunos desaciertos graves en la gestión de asuntos tan delicados como los económico-financieros de la Santa Sede y que había cedido a la tentación del nepotismo por una parte y, por otra, a la persecución y alejamiento de las personas que consideraba enemigas o poco adictas a su persona.

Una fuente cualificada asegura que, precisamente durante la estancia en Río, Bergoglio le comunicó a Bertone su decisión; el cardenal aceptó, como era lógico suponer, pero intentó que el Papa retrasase la fecha hasta diciembre. Solo obtuvo una demora más breve, hasta el 15 de octubre.

papa Francisco y cardenal Tarcisio Bertone junio 2013

Bertone y el Papa, el pasado mes de junio

La reacción de Bertone

Con qué ánimo el religioso salesiano abandona el cargo que ha desempeñado desde 2006, lo dejó bien claro el 1 de septiembre. “El balance de estos siete años yo lo veo positivo –confesó a los periodistas–; naturalmente, ha habido muchos problemas, especialmente en los últimos dos años; han volcado sobre mí algunas acusaciones un grupo de cuervos y de víboras, pero esto no debe ofuscar lo que yo considero un balance positivo”.

“A veces se hacen balances viciados por los prejuicios –añadió Bertone–. He dado siempre todo, pero ciertamente tengo mis defectos. Si ahora tuviera que repensar algunos momentos, habría reaccionado de otra manera. Pero esto no quiere decir que no se haya buscado servir a la Iglesia. Un balance honesto no puede no tener en cuenta el hecho de que el secretario de Estado es el primer colaborador del Papa, un ejecutor leal y fiel de las tareas que se le confían. Así lo hecho y así lo haré”.

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En el nº 2.861 de Vida Nueva.

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