Congreso Ecuménico Internacional con 200 participantes de Europa y África
J.F. | “Id a comunicar esta buena noticia: el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Con estas palabras, la presidenta de la Asociación Ecuménica Internacional, España, Inmaculada González Villa, clausuró el 42º Congreso Ecuménico Internacional de la International Ecumenical Fellowship (IEF), celebrado en la Universidad de la Mística (Ávila) del 22 al 29 de julio.
Por tercera vez en la historia de la IEF, cristianos de diversas confesiones se reunieron en Ávila para celebrar su Congreso Ecuménico Internacional. Un total de 200 participantes llegados de las regiones de la IEF en Europa y representantes de la nueva realidad de la IEF en África, junto a personas de otros países, fueron convocados bajo el lema Piedras vivas del templo de Dios.
El programa del Congreso reflejó la variedad y la diversidad reconciliada entre los asistentes, a través de las diferentes actividades y cultos diarios; dos conferencias marco: una a cargo del profesor Juan Martín Velasco, y otra, a cargo de Fernando da Luz Soares, obispo emérito de la Iglesia lusitana, comunión anglicana, de Oporto.
Martín Velasco ofreció una visión panorámica de la situación sociocultural y religiosa de Europa, y sus retos, abriendo una puerta a la esperanza a través del ecumenismo espiritual y de servicio, el diálogo interreligioso y la opción por los excluidos, a través de la mística de la compasión y de ojos abiertos. Por su parte, Da Luz Soares presentó su experiencia de más de 40 años al servicio del movimiento ecuménico en Portugal, e iluminó la respuesta que presentan los desafíos actuales al movimiento ecuménico.
Teniendo lugar el Congreso en la ciudad de Ávila, no pudo faltar la presencia de los místicos castellanos. Para ello, se programó una oración con Teresa de Jesús, en el Monasterio de la Encarnación, dirigida por Itziar Aguinagalde, y otra con san Juan de la Cruz, en el Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista de Ávila (CITES), conducida por su director, Francisco Javier Sancho.
En el nº 2.860 de Vida Nueva
