Laicos colombianos le escriben a Francisco

Humanae Vitae comparte su preocupación frente a la anticoncepción

 

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Desde sus orígenes, hace más de tres décadas, y hasta el día de hoy, la comunidad laical Humanae Vitae (Vida Nueva No. 31) ha conservado su interés por la defensa de la vida del ser humano desde el momento de su concepción, como expresión de su compromiso eclesial y a la luz del legado de su fundador, el médico psiquiatra Hernán Vergara (1910–1999).

Así lo constató Amparo González Martínez, miembro fundadora de la comunidad, en su intervención en el Congreso sobre “el amor, la sexualidad y la vida en el Tercer Milenio” que tuvo lugar en Bogotá, del 24 al 26 de mayo. “El mayor interés del Dr. Hernán se centró en la vida, el sentido y las necesidades de la Iglesia. En 1966, después de descubrir la forma subrepticia y agresiva como se llevaría la campaña de control de natalidad en Colombia, especialmente contra los pobres, se aplicó a dar a conocer estos hechos y a proclamar, su maravillosa concepción de la vida humana como creatura de Dios”. “Quedándose muy solo en esta lucha –prosigue González–, fue esta pequeña comunidad, llamada unos meses después Humanae Vitae por el salesiano Jesús María Coronado, la que, con el correr de los años, lo acompañó”.

Este grupo de laicos sintetizan su misión en “el cuidado del más débil, del niño no nacido, del enfermo mental, del niño sin familia, del desesperado, del campesino sin tierra, del joven que ha caído en las drogas”. Esta tarea “siempre acompañada con la oración y en el ámbito de la Iglesia”, la desarrollan en diversos espacios: la clínica psiquiátrica Santo Tomás, la casa de acogida Pablo VI, el centro de documentación Hernán Vergara y los cuatro centros de proyección rural que se encuentran ubicados en Viotá, San José de Suaita, Machetá y los Llanos Orientales.

 

Temas de estudio de la Comunidad Humanae Vitae

La problemática de la vida y los procesos de la Iglesia.

Antropología cristiana de la concepción del ser humano.

La defensa de la vida.

Economía cristiana llevada a la práctica de la vida en comunidad.

Psiquiatría y fe.

El cristiano y la defensa del medio ambiente y del campo.

Control natal en Colombia

IMG_2483Durante el Congreso –organizado por Humanae Vitae y la Fundación Derecho a Nacer–, otro de los ponentes, el economista Fernando Lopera Lopera, quien también es miembro fundador de la comunidad, planteó que en el caso de Colombia, en 1965 Alberto Lleras se comprometió ante el Senado de los Estados Unidos “a liderar la iniciación de los programas de control natal”, utilizando estrategias de presión psicológica dirigidas hacia la población pobre, especialmente las mujeres, en las que se argumentaba que un hijo era “una amenaza a la salud pública y al bienestar económico de la familia”. Lopera agrega que “la puesta en práctica del plan estuvo a cargo del gobierno de Carlos Lleras (1966-1970), con una agresiva campaña a través de todo el sistema de salud, burlando la rama legislativa, eludiendo el debate público y obteniendo reuniones con obispos que fueron registradas ante la opinión pública como de consenso entre jerarquía católica y gobierno sobre el tema”.

Más recientemente, el Ministerio de la Protección Social manifestó en el 2003 que en el tema de salud sexual y reproductiva, “Colombia, presentado internacionalmente como modelo en planificación familiar, es un claro ejemplo de esas políticas que, dieron como resultado una drástica reducción de la tasa de fecundidad en el país en un período más breve que el esperado. En el corto lapso de veinte años ésta descendió en más de un 50%: En 1962 la tasa de fecundidad total era de 7.0 hijos por mujer y en 1983 era de 3.3. Esos índices fueron disminuyendo con menos drasticidad hasta llegar a 2.9 hijos por mujer en 1990 y con una leve tendencia al aumento en la década de los 90”.

Teniendo en cuenta esta situación, la comunidad Humanae Vitae reiteró su preocupación por el valor sagrado de la vida y la misión que compete a la Iglesia en el mundo de hoy, acogiendo “el drama de Pablo VI ante la anticoncepción y el control natal”. Este fue, justamente, el contenido de la misiva que este grupo de laicos colombianos dirigieron al papa Francisco y de la cual se presentan algunos fragmentos:

Carta al papa Francisco de la comunidad Humanae Vitae

IMG_2551Nuestro nombre, Humanae Vitae, corresponde a la fidelidad que nuestro fundador y la comunidad hemos tenido a la posición de Pablo VI ante la anticoncepción.

En Colombia, la anticoncepción ingresó como herramienta del poder político en 1965, con gran intimidación y ocultamiento de sus propósitos, en contra de la fidelidad que la población le guardaba a la Iglesia en este campo. El drama de Pablo Vl fue compartido por nosotros en su totalidad. Un drama en el que la conciencia política hizo lo que le parecía sin contar con su encíclica Humanae Vitae. Lamentablemente, en ese momento, la conciencia católica no contó con la fuerza para diferenciarse de la acción encubierta del Estado. En Colombia ha funcionado una dependencia de la IPPF (International Planned Parenthood Federation o Federación Internacional de Planificación de la Familia) llamada Profamilia, como si fuera una de las instituciones más confiables de nuestra sociedad. El 18 de marzo pasado, el Consejo de Estado, ha decretado la anulación del decreto presidencial del 2006, que reglamenta el aborto en el sistema de salud, constituyéndose en la primera acción jurídica que desde 1965 pone límite a esta política ejecutada en Colombia sin ninguna norma previa que la respaldara.

Entre tanto como creyentes, hemos confirmado día a día la certeza de la conveniencia para las personas de darle el NO a la anticoncepción. La Humanae Vitae es creadora de comunidades, es ordenadora de la condición sexuada del hombre y la mujer, eleva la condición de género a una realidad carismática, ser hombre o ser mujer es un carisma, hace de la vida humana un motivo de su defensa con esperanza y futuro, promueve el ejercicio de la inteligencia, exige el uso pleno de la razón, ejercita la libertad, capacita en el diálogo interpersonal entre los miembros de las comunidades y entre hombres y mujeres, asume la tecnología.

Diferenciamos esta propuesta de las propuestas propias de la política y del Estado en su condición de intimidatorias. Jesús es un hombre que excluyó de su vida la intimidación. No la combatió con más intimidación sino que nos trajo la propuesta del amor, el dar la vida por el otro, diferenciándose así del orden del César: “No ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera entre ustedes llegar a ser grande, será su servidor” (Mt 20,26).

Desde nuestra misión y deseo de guardar fidelidad a la Iglesia y al legado de Pablo Vl, le pedimos su bendición.

TEXTO: LEONIDAS RUIZ. FOTOS: HUMANAE VITAE

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