Palabra, voz y acento

Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de SevillaCARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

“La palabra la ha puesto Jesucristo; la voz, el papa Francisco; el acento, Brasil. Esa Iglesia latinoamericana que ha sido, por unos días, parroquia y catedral de una comunidad universal…”.

En América. Y con el mundo entero. Pues así es la Jornada Mundial de la Juventud: un inmenso foro en el que resuenan las voces de miles y miles de jóvenes, los que estaban en Río de Janeiro o en Aparecida, y los que se reunían, en tantos foros y encuentros diferentes para unirse con el Papa. Entre todos han compuesto y cantado la sinfonía de un mundo nuevo, no con los sonidos de Dvorak, sino con las letras que han aprendido en las lecciones salidas de los labios del papa Francisco.

Una jornada para la juventud y para todos cuantos componen la Iglesia de Cristo. Pues las palabras, el mensaje y los gestos que realizaba el papa Francisco llegaban a esas personas jóvenes que estaban cerca, pero también eran para todos los hombres y mujeres, sin limitación alguna de edad.

El Papa ha puesto ante los jóvenes las luces más esplendentes de la fe en Jesucristo, Salvador de la humanidad. Pero también les ha hecho ver las heridas abiertas por la injusticia, la pobreza y la marginación, y ha urgido a la responsabilidad de poner sobre ellas los bálsamos de la justicia, del reconocimiento del derecho de las personas a vivir con dignidad.

En foros tan importantes como Aparecida y Río de Janeiro se ha escuchado la voz del papa Francisco hablando de mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir la alegría, pero también ha resonado con fuerza su mensaje en las periferias existenciales, y allí, donde poco espacio queda para la esperanza, el Papa ha dicho: nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que existen en el mundo.

En una Iglesia particular, como puede ser la de Brasil, el Obispo de Roma ha ejercido su oficio de pastor universal. En ese inmenso espacio latinoamericano ha estado presente, en estos días de la Jornada Mundial de la Juventud, la Iglesia que camina en todos y cada uno de los lunares de este mundo.

Desde Brasil y para los jóvenes, pero también para que lo escuche la humanidad entera y todos los hombres y mujeres de cualquier edad y condición. Porque la justicia y el derecho, la esperanza y la alegría, la confianza en Dios y en la ayuda solidaria y fraterna de los demás no son patrimonio de grupo alguno, sino del querer de Dios para todos sus hijos.

En este viaje del papa Francisco a Brasil, cargado de gestos tan significativos y de palabras de Dios, se reafirma el camino emprendido por el nuevo Papa de acercamiento a todos, ofreciéndose como servidor y subrayando, con humilde veracidad, que él no tiene soluciones técnicas, ni oro ni plata, pero que desea compartir con todos el conocimiento y el amor de Jesucristo.

La palabra la ha puesto Jesucristo; la voz, el papa Francisco; el acento, Brasil. Esa Iglesia latinoamericana que ha sido, por unos días, parroquia y catedral de una comunidad universal, llena de jóvenes cristianos, pero abierta a todos los hombres y mujeres del mundo que buscan sinceramente el bien y la paz para todos.

En el nº 2.859 de Vida Nueva

Número especial JMJ de Vida Nueva

ESPECIAL WEB: JMJ RÍO 2013

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