Río 2013 abre la fiesta de la juventud católica

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Francisco invita a la “revolución de la fe” en una ceremonia espectacular en Copacabana

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Emotivo abrazo con una joven brasileña, durante la fiesta de acogida en Copacabana

MIGUEL ÁNGEL MORENO | Con un gran despliegue de música, luz y color comenzó la vigésimo octava Jornada Mundial de la Juventud. Sobre la arena de la playa de Copacabana y con el oleaje sumado a la lluvia que arreció durante toda la ceremonia, Francisco dio por fin el pistoletazo de salida a la fiesta de la juventud creyente, pidiendo a los jóvenes que se apuntaran a la “revolución de la fe” y pusieran su confianza en Cristo, para ser una juventud “fuerte y no empachada” por las cosas accesorias.

“La fe en nuestra vida hace una revolución que podríamos llamar copernicana. Nos quita del centro y pone en el centro a Dios. Nos inunda de su amor, que nos da seguridad y esperanza. Parece que no cambia nada, pero en lo profundo cambia todo”, dijo el Papa, cuya pregunta en castellano resonó durante la homilía: “¿Estáis dispuestos a entrar en esta onda de la revolución de la fe?”.

Un recorrido colapsado para ver al Papa

Con noche cerrada ya en Río de Janeiro, el Papa comenzó a sentir el contacto de la juventud llegada de todos los rincones del planeta a esta Jornada Mundial. El paseo por las avenidas que le conducían a Copacabana primero fue un discurrir tranquilo, con tiempo para saludar, cambiarse el solideo con un peregrino e incluso reclamar a los jóvenes que gritaran más.fiesta de acogida de los jóvenes, Copacabana JMJ Río 2013

Pero el tiempo apremiaba, y poco a poco el jeep blanco que transportaba a Francisco tuvo que acelerar el paso para llegar a la hora esperada (las 18.00 horas de Río, 23.00 en España) al escenario organizado en el paseo marítimo de la Playa de Copacabana.

El escenario, sin duda espectacular y que será utilizado en más veces en estos días, constaba de varios grupos de escalinatas con palcos redondeados a los lados, coronados por una gran cruz que por detrás tenía unos paneles, que fueron posteriormente fundamentales en las proyecciones audiovisuales que en ellos se dieron.

A la derecha del escenario, desde la perspectiva del público, el océano y la playa daban al conjunto una sensación incomparable, pese al frío, el viento y la lluvia.

“Su presencia nos fortalece”

Monseñor Orani João Tempesta, arzobispo de Río de Janeiro, fue el encargado de dar la bienvenida al Pontífice a la ceremonia de apertura de la JMJ, un discurso en el que destacó el retorno de la JMJ a América Latina, que agradeció al papa emérito Benedicto XVI.

“La playa de Copacabana, que lleva este nombre por la Virgen de Copacabana, escenario de tantas celebraciones, presencia esta ceremonia de fe con el testimonio de tantos jóvenes”, dijo Tempesta, que agradeció la presencia de Francisco como un hecho que “nos fortalece en nuestro caminar con Cristo”.

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Desfile de banderas

El arzobispo recalcó la necesidad de la “esperanza de Cristo” que tienen muchos jóvenes “entristecidos en un mundo de consumismo, egoísmo y desigualdades”, que terminó agradeciendo al Santo Padre su presencia en los lugares donde están los más desfavorecidos, como el Hospital de San Francisco en el que estuvo en la jornada anterior, o la comunidad de Varginha, en la favela de Manguinhos.

A continuación del saludo de Tempesta, se realizó una presentación audiovisual titulada “Río de fe”, con bailes y proyecciones de distintos monumentos históricos de lugares.

A esta ceremonia le siguió la llegada de las banderas de todos los países con peregrinos participantes en la JMJ, enseñas que fueron recibidas por el Papa de pie ante los jóvenes.

Recuerdo a Benedicto XVI

El Papa dirigió unas palabras de bienvenida agradeciendo a los jóvenes el testimonio de fe que estaban dando. “Están mostrando que su fe es más fuerte que el frío y la lluvia”, dijo Francisco, en una frase similar a la que su antecesor dijo en Madrid tras la tormenta de la vigilia.

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Dos momentos con jóvenes representantes de los cinco continentes

El Papa también quiso recordar a Juan Pablo II, que en la primera JMJ internacional, la de Buenos Aires en 1987, llamó a los jóvenes a “renovar su fidelidad en Jesucristo”.

Tras recordar a algunos peregrinos de la Guayana Francesa que no pudieron acudir por un accidente, Francisco pidió un aplauso para Ratzinger, quien anunciara en Madrid que Río sería la sede de la siguiente JMJ. “Benedicto XVI me dijo: los acompaño en la oración, y estaré junto al televisor. Así que ahora nos está viendo”, señaló Francisco.

“Hoy Jesús nos sigue preguntando, ¿quieres ser mi discípulo, mi amigo, testigo del Evangelio?. En el Año de la Fe, estas preguntas nos invitan a renovar nuestro compromiso cristiano”, propuso Francisco en esta primera intervención.

Una ceremonia musical y colorida

La lluvia no cesaba de caer cuando los jóvenes de distintos continentes se presentaban ante Francisco y le daban la bienvenida a “su” jornada, la jornada de los jóvenes. Particularmente emotiva fue la llegada de la representante latinoamericana, una joven brasileña que no podía frenar el llanto para realizar su invitación al Santo Padre, y que finalmente logró entregarle su presente, una planta, que el Papa mostró a la multitud junto a ella.

La ceremonia también tuvo mucho de teatral, con una representación primera sobre la llegada de los misioneros con los conquistadores europeos, y también mucho de musical, con números musicales que se sucedían unos a otros, como lo hizo a la representación la llegada de la Virgen de Aparecida, transportada en una urna de un amarillo muy llamativo por un gran número de jóvenes que tiraban de unas sogas.

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Los tres pescadores que encontraron la imagen de la Virgen en 1717 se la entregan al Papa

El colorido de las vestimentas y la musicalidad de los números fue clave, en una ceremonia en la que la pantalla gigante señalaba de qué zona de Brasil procedían las referencias de cada número. Por ejemplo, la música de la película La Misión interpretada por un coro de niños-monjes, o un espectacular Ave María cantado entre un ambiente marino con incluso pescadores, que fueron los que sacaron a la Virgen de Aparecida y la presentaron ante el Papa, emulando la forma en la que esta imagen fue encontrada originalmente.

“Pon fe, y tu vida tendrá sentido nuevo”

La liturgia de la palabra, con el Evangelio de la Transfiguración de Jesús, dio paso a una homilía del papa Francisco, centrada en la fe y su relevancia para el joven, al que invitó a “poner fe”, como el ingrediente principal de su vida.

“Pon fe, y tu vida tendrá un sentido nuevo. Pon esperanza y cada día estará iluminado. Pon amor, y tu casa estará construida sobre roca. Pon fe, pon esperanza, pon amor”, enfatizó Francisco, que hizo repetir estas tres características a los jóvenes congregados.

El Papa también abundó en la fe como una herramienta principal para centrar la vida, en lo que denominó como “un giro copernicano”, que quita al hombre del centro y pone en su lugar a Dios. Alternando el portugués con su español porteño, Francisco llamó a los jóvenes a la “revolución de la fe”.

“Amigos, la fe es revolucionaria. Y yo te pregunto: ¿estás dispuesto a entrar en esta onda de la revolución de la fe? Solo entrando tu vida joven va a tener sentido, y así será fecunda”, dijo el Papa, que pidió a los jóvenes que escucharan a Cristo durante estos días de la Jornada Mundial de la Juventud.

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