Un Brasil blindado espera ya al Papa

policía se enfrenta con manifestantes en Río de Janeiro 17 julio 2013

Hasta 400 policías acompañarán a Francisco, que ha insistido en acercarse a la gente

policía se enfrenta con manifestantes en Río de Janeiro 17 julio 2013

La policía dispersa a los manifestantes, la semana pasada, frente la casa del gobernador de Río

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Salvando las distancias, la historia se ha vuelto a repetir. Al igual que ya ocurriera en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (JMJ) en 2011, cuando el movimiento 15-M encarnó las multitudinarias protestas de indignados por toda España apenas tres meses antes de que Benedicto XVI llegara a Madrid, ahora ocurre algo parecido ante el encuentro de la juventud con el papa Francisco en Río de Janeiro, ya a escasas horas de su inicio.

Y es que, desde hace un mes, cientos de miles de personas se echan a las calles de las principales ciudades de Brasil para reclamar a las autoridades una mayor equidad en materias como sanidad, educación o vivienda.

Para evitar cualquier incidente, según han dado a conocer las autoridades locales, hasta 14.000 efectivos policiales cubrirán los actos en los que esté presente el Papa, al que acompañarán en sus traslados hasta 400 agentes y dos helicópteros. Así, es un Brasil blindado el que espera a Jorge Mario Bergoglio y al alrededor de 1,5 millones de peregrinos que participarán en el encuentro.

Pese a todo, desde el Vaticano se asegura que no hay ninguna preocupación por que estas manifestaciones puedan alterar el normal desarrollo de la JMJ. Así lo ratificó, el pasado día 17, Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede. En una rueda de prensa para detallar la agenda papal a lo largo de toda la Jornada, el jesuita reiteró la plena confianza en que el Gobierno de Dilma Rousseff asegurará la seguridad de todos los participantes, así como el convencimiento de que las protestas no van dirigidas contra el pontífice argentino.

Por su parte, Francisco ha impuesto su empeño personal por moverse en todos los sitios en el habitual jeep descubierto que le traslada por Roma, y no en el papamóvil blindado que han utilizado sus predecesores desde que Juan Pablo II sufriera un atentado en 1981.

A buen seguro, sus visitas a una favela, a un hospital o a un centro para víctimas de la droga supondrán momentos de especial intensidad en los que Bergoglio, como es habitual en él, romperá protocolos y se acercará a los presentes. [Programa oficial del Papa en la JMJ]

Pese a que el grueso de las manifestaciones en estas semanas hayan estado más vinculadas a las quejas por los enormes gastos por albergar Brasil los dos principales acontecimientos deportivos existentes (el Mundial de Fútbol, en 2014, y los Juegos Olímpicos, en 2016), también ha habido algunos colectivos que han convocado protestas por los 53 millones de euros en los que está presupuestado el coste de la JMJ.

Las mismas se harán coincidir con algunos actos presididos por Francisco y que, consecuentemente, contarán con una afluencia masiva de peregrinos. El Ejército brasileño ya ha dejado claro que solo intervendría en caso de que se desatase la violencia.

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