‘Perdidos en la nieve’: a cubierto de la guerra

Perdidos en la nieve, película

Perdidos en la nieve, película

J. L. CELADA | Desde que el cine es cine –y el mundo es mundo, gobernado a menudo por la arrogancia y la estupidez humanas–, son incontables los ejemplos de cómo los supuestos enemigos se unen en la adversidad, poniendo al descubierto lo absurdo que resulta cualquier guerra.

Así nos lo mostraron La gran ilusión (1937), de Jean Renoir, o Infierno en el Pacífico (1968), de John Boorman, con sendas aproximaciones a las dos grandes contiendas mundiales del siglo XX. Pero también otros títulos más cercanos en el tiempo –En tierra de nadie (2001), de Danis Tanovic, acerca del conflicto bosnio– y en el espacio –Soldados de Salamina (2003), del tándem Javier Cercas-David Trueba, y su particular visión de la Guerra Civil española–.

La penúltima incursión en el frente que se enrola en este bando nos llega de los países nórdicos: Noruega y Suecia coproducen Perdidos en la nieve, “una historia de amistad y supervivencia” cuyo mejor aval es estar “inspirada en hechos reales”.

Su director, Petter Naess, nos traslada al mes de abril de 1940, cuando dos aviones –uno británico y otro alemán– cayeron sobre las nevadas montañas noruegas mientras combatían por hacerse con el control del país. Abandonados a su suerte y a unas condiciones climatológicas extremas, los miembros de ambas tripulaciones coincidirán por azar en una cabaña de caza perdida en aquel inmenso y silencioso manto blanco.

Antes habremos asistido a sus arranques de valor y a sus momentos de desesperación, en busca de un refugio que les permita sobrevivir. Aunque será su encuentro, ya a cubierto, el núcleo narrativo y motor de esta cinta. A partir de entonces, los cinco protagonistas se enfrentan a una convivencia que irá poniendo a prueba sus códigos de honor y disciplina y, sobre todo, su capacidad negociadora. A medida que avanzan los minutos, siguiendo un desarrollo ciertamente previsible, la colaboración se abre paso entre las irreconciliables diferencias iniciales. A la intimidación de las armas le sucede la fuerza del diálogo.Perdidos en la nieve, película

¿Están traicionando a sus respectivos ejércitos o, simplemente, es un ejercicio de supervivencia? En tales circunstancias, la dudas son casi tan frecuentes como las tensiones o la desconfianza. Sin embargo, acaba imponiéndose la necesidad del trabajo conjunto, de hablar como “gente civilizada”, sentados todos a la misma mesa. Y la risa logra caldear el frío drama que soportan.

Película de impecable factura y sólidas interpretaciones, Perdidos en la nieve no alcanza, pese a ello, la intensidad y la carga de denuncia de algunas de sus predecesoras en el género. Aun así, que anticipemos paso a paso el derrotero que irán tomando los acontecimientos, o presintamos su desenlace, no nos impide apreciar el valor de esta propuesta: un llamamiento a ponerse a salvo de la guerra, compartiendo techo y plato con el mismísimo enemigo si es preciso, con tal de detener semejante locura.

FICHA TÉCNICA:

TÍTULO ORIGINAL: Into the white.

DIRECCIÓN: Petter Naess.

GUIÓN: Ole Meldgaard, Petter Naess, Dave Mango.

FOTOGRAFÍA: Daniel Voldheim.

PRODUCCIÓN: Peter Aalbaek Jensen, Valerie Edwina Saunders.

INTÉRPRETES: Florian Lukas, David Kross, Stig Henrik Hoff, Lachlan Nieboer, Rupert Grint.

En el nº 2.857 de Vida Nueva

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