OBITUARIO: Alfonso Álvarez Bolado, jornalero de la esperanza

Alfonso Álvarez Bolado, fallecido en julio 2013

Alfonso Álvarez Bolado, fallecido en julio 2013

JOSEP M. MARGENAT, SJ. CÓRDOBA. Foto: ARZOBISPADO DE VALLADOLID | Alfonso Álvarez Bolado, poco antes de finalizar el Concilio, había traducido al castellano el estudio Espíritu en el mundo del que fue su profesor en Innsbruck, Karl Rahner. Hacer comprensible la pegunta por el Dios que nos transciende y hacia el que hemos de volvernos y trans-ascender-nos, Espíritu en la historia como generador de una fuerza capaz de transformarla, esa era la pregunta que habitó su vida y su misión intelectual como jesuita, como presbítero, como ciudadano y como intelectual.

Tanto en sus clases como conferencias, escritos y homilías, el valor decisivo de Alfonso fue siempre ese: hacer creíble la Palabra de Dios y su fuerza salvadora, a través de la esperanza historizada, la que él llamó alguna vez “esperanza jornalera”.

Álvarez Bolado había nacido en Valladolid el 15 de marzo de 1928; jesuita desde 1944, fue ordenado presbítero en 1958. Hizo sus estudios de Humanidades, Filosofía y Teología en Salamanca, Oña (Burgos), Sarrià, Sant Cugat, Barcelona e Innsbruck (Austria). Trabajó y colaboró activamente en revistas como Convivium, Concilium, Corintios XIII, Sal Terrae e Iglesia Viva.

Profesor de Filosofía en la Universidad de Barcelona (1961-1968), más tarde fue fundador en 1967 del Instituto Fe y Secularidad (Madrid) y profesor de Filosofía y de Teología en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid (1967-1992). Entre 1978 y 1983 fue vicepresidente de la Comisión Justicia y Paz de España.

Entre sus principales libros: El experimento del nacional-catolicismo (1939-1975), 1976; Para ganar la guerra, para ganar la paz. Iglesia y guerra civil (1936-1939), 1995; y Teología política desde España. Del nacional-catolicismo y otros ensayos, 1999; así como el libro homenaje en su 70 aniversario, Ciudad de los hombres, ciudad de Dios.

La experiencia de la España plural formaba parte de su peripecia biográfica: Valladolid, raíces asturianas y montañesas, 16 años en Barcelona, 21 años en Madrid y el retorno a Valladolid. “Esa plural pertenencia me ha permitido comprender la España plural como realidad biográfica” (El Ciervo, julio-agosto 2012).

Para él fue decisivo el encuentro con jóvenes universitarios que buscaban un cristianismo abierto. En los años 50, las formas religiosas vigentes habían caducado, “no solo para nosotros, sino para los hijos de la burguesía y de las clases medias que buscaban un cristianismo abierto. Muchos sacerdotes tuvimos que comprometernos y salir al frente de tantas urgencias”.

Josep Maria Rovira Belloso o Casimir Martí en Barcelona, como en Madrid Juan de Dios Martín Velasco o Fernando Urbina, formaron parte de aquella generación de sacerdotes.

Junto a su trabajo intelectual, Alfonso destacó como acompañante espiritual de procesos de compromiso, en la formación social, ética y política de militantes seglares cristianos, como acompañante de ejercicios espirituales para sacerdotes y como presbítero en varias comunidades cristianas.

Nos queda abierta la reflexión sobre el factor católico en la configuración evangélica de una sociedad más humana y más justa, tarea tan urgente hoy como en estos densos años de biografía.

En el nº 2.857 de Vida Nueva.

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