Enrique Benavent llega a Tortosa pidiendo dejar de “acusarnos unos a otros”

toma de posesión de Enrique Benavent como nuevo obispo de Tortosa 13 julio 2013

Toma de posesión del nuevo obispo de la diócesis catalana

toma de posesión de Enrique Benavent como nuevo obispo de Tortosa 13 julio 2013

Benavent, flanqueado por los cardenales Carles y Sistach

JORDI LLISTERRI. BARCELONA | “La comunidad cristiana que vive en la unidad es una comunidad alegre”. Son palabras de la primera homilía de Enrique Benavent en la catedral gótica de Tortosa en su entrada en la diócesis el sábado 13 de julio.

La unidad y la comunión son una parte de la receta que propone a su nueva Iglesia para la evangelización: “Ante las dificultades que hoy experimentamos en la evangelización, fácilmente podemos caer dentro de la misma Iglesia en la tentación de acusarnos unos a otros de ser los culpables de la situación que estamos viviendo. Actuar así no es vivir la caridad. Esto no soluciona nada”.

El hasta ahora auxiliar de Valencia también pidió mantener el compromiso con los problemas del mundo y “no quedar indiferentes ante aquellos que necesitan un signo o una palabra que haga renacer la alegría y la esperanza en su corazón”.

Benavent llegó a Tortosa arropado por 30 obispos. Casi todos los de las diócesis vecinas de Cataluña, Valencia, Baleares y Aragón, con los dos cardenales que le antecedieron de obispos en Tortosa, Ricard M. Carles y Lluís Martínez Sistach; su antecesor Xavier Salinas, actual obispo de Mallorca; y Carlos Osoro, arzobispo de su diócesis de origen.

El arzobispo Jaume Pujol, como metropolitano de la Provincia Eclesiástica de Tarragona, le entregó el palio. Benavent también puede llevar ya el solideo rojo cardenalicio, un privilegio simbólico que concedió Adriano VI al prelado de esa diócesis.

En su acogida en Tortosa, el hasta ahora administrador diocesano reivindicó la historia de una diócesis con sede en el sur de Cataluña, pero que tiene medio territorio en el norte de la comunidad valenciana. Lluís Arín remarcó la “unidad pastoral, lingüística y cultural de Tortosa, y sobre todo de fe. Una unidad antigua y viva”.

En una rueda de prensa tras su ordenación, Benavent se mostró prudente sobre si las fronteras de la diócesis pueden verse afectadas por el movimiento soberanista catalán, tema que “conocía desde fuera”. Y aprovechó para presentar su programa como pastor. Así, quiere mantener viva la actividad social y caritativa de la Iglesia y preocuparse especialmente del mundo juvenil y vocacional. De entrada, descartó reabrir el seminario en Tortosa con los seminaristas que estudian en Barcelona junto con el resto de seminaristas catalanes.

En el nº 2.857 de Vida Nueva.

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