Editorial

‘Lumen fidei’, la encí­clica de la continuidad apostólica

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papa Francisco y papa emérito Benedicto XVI encuentro Vaticano 5 julio 2013

EDITORIAL VIDA NUEVA | Acaba de hacerse pública la primera encíclica del papa Francisco, y la primera en la historia que se ha escrito a “cuatro manos”, siendo la mayor parte de ella obra de su antecesor. Un gesto de sencillez y humildad del Papa, que ha asumido el magisterio de Benedicto XVI en esta nueva encíclica, la tercera de la trilogía, y que versa sobre la fe, precisamente en el Año de la fe que pronto se clausurará y que ha sido testigo de la renuncia histórica del papa Ratzinger.

Lumen fidei es un texto denso, de corte académico, en la misma línea de las anteriores, un texto propio del profesor y lleva todo el aparato crítico que la hace ser continuadora de Spe salvi y Caritas in veritate. También se revela la Deus caritas est, en ciernes antes de la muerte de Juan Pablo II y que el papa polaco quería haber publicado teniendo en cuenta la distinción entre el amor cristiano y la mera filantropía en el ejercicio de la caridad.

Sin embargo, estas tres últimas, con las que se conforma el conjunto de las tres virtudes teologales, tienen su propia unidad y era lógico que el nuevo Papa las asumiera, dándole su tono personal en detalles, más que en el fondo.

Se cierra el ciclo. Es uno de los últimos servicios del papa alemán, retirado a la oración y al estudio. Y habrá que comenzar agradeciendo al papa emérito este gesto. Al papa Francisco le ha correspondido la tarea de aterrizar en algunas expresiones y contextos sobre la importancia de la fe que se hace vida en el día a día.

La encíclica toca los grandes temas de Ratzinger, los aborda con su perspicaz profundidad y claridad: se recupera la conexión de la fe con la verdad, especialmente en medio de la crisis de verdad del mundo contemporáneo, en donde se tiende a menudo a aceptar como verdad solo la verdad tecnológica (es verdad aquello que el hombre consigue construir y medir con su ciencia; es verdad porque funciona y así hace más cómoda y fácil la vida).

Es una encíclica de teoría,
de buena teoría, de excelente teoría.
Asumida por Francisco, en la línea de la sucesión apostólica,
falta ahora ver cuál será el tono de
los próximos textos del magisterio del nuevo Papa.

También existen las verdades del individuo, que son “válidas solo para uno mismo, y que no se pueden proponer a los demás con la pretensión de contribuir al bien común”. En este contexto, “la verdad grande, la verdad que explica la vida personal y social en su conjunto, es vista con sospecha”.

El Papa hace la propuesta de la fe. Ante ese panorama, “queda solo un relativismo en el que la cuestión de la verdad completa, que es en el fondo la cuestión de Dios, ya no interesa (…). Existe un gran olvido en nuestro mundo contemporáneo. La pregunta por la verdad es una cuestión de memoria, de memoria profunda, pues se dirige a algo que nos precede y, de este modo, puede conseguir unirnos más allá de nuestro ‘yo’ pequeño y limitado”. Y es ahí en donde nace la propuesta de la fe cristiana.

En estas propuestas positivas para reanimar al mundo y dar sentido a la vida se advierte la mano del papa Francisco, completando el texto y bajándolo a la arena de la realidad. Es una encíclica de teoría, de buena teoría, de excelente teoría.

Asumida por Francisco, en la línea de la sucesión apostólica, falta ahora ver cuál será el tono de los próximos textos del magisterio del nuevo Papa. Con Lumen fidei se cierra una etapa y se abre otra nueva desde la continuidad y la sencillez.

En el nº 2.856 de Vida Nueva. Del 13 al 19 de julio 2013

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