Y Dios resucitó en Praga

Anastasio Roggero preside procesión en República Centroafricana del Niño Jesús de Praga

La talla del Niño Jesús, abandonada durante las décadas del comunismo, es hoy icono mundial

procesión por Praga del Niño Jesús de Praga

Procesión por las calles de Praga

Y Dios resucitó en Praga [extracto]

EVA MARÍA KOLMANN. Fotos: AIN | Desde el tranvía 22, un hombre mira con los ojos como platos, como si hubiera visto una aparición. Una procesión como esta no se ve todos los días en Praga. Las campanas repiquetean mientras el Niño Jesús de Praga recorre las calles dejando tras de sí iglesias, escaparates y locales de masaje tailandés, cafeterías, turistas que hacen fotos y viandantes sorprendidos. Un numerosísimo grupo de personas canta mientras sigue al Jezulátko –el apelativo cariñoso por el que se conoce al Niño Jesús en la República Checa–. Orgulloso, el “pequeño rey” levita sobre una parihuela decorada con flores y bendice la ciudad y al orbe terrenal.

El hecho de que este testimonio público de fe sea hoy posible no se puede dar por descontado, puesto que la República Checa es uno de los países de Europa en los que la Iglesia fue perseguida más brutalmente bajo el dominio del comunismo soviético. Los creyentes sufrían represalias, numerosos sacerdotes y religiosos fueron condenados a penas de prisión o a trabajos forzosos y los conventos y monasterios fueron disueltos. Durante varias décadas, la imagen del Niño Jesús de Praga permaneció sola y olvidada en su altar lateral, mientras la carcoma roía los bancos y altares de la iglesia y las campanas callaban: Dios estaba oficialmente muerto.religiosa con talla del Niño Jesús de Praga

En 1989, la historia tomó un nuevo rumbo. Tras la caída del Muro de Berlín y el consecuente derrumbe del comunismo, la Iglesia volvió a albergar esperanzas. Desde entonces, el Jezulátko dejó de estar solo. En 1993, el por entonces arzobispo de Praga, el cardenal Miroslav Vlk, propuso a los padres carmelitas italianos que se asentaran en su archidiócesis. La respuesta no tardó en llegar y fue positiva. Anastasio Roggero, de Génova, que hoy cuenta con 74 años y que celebra este año el 50° aniversario de su ordenación sacerdotal, fue uno de los pioneros. El cardenal le confió la iglesia del santuario.

Los comienzos no fueron fáciles. Anastasio lo recuerda al detalle: “La iglesia se encontraba en un estado inimaginable y no se celebraban misas. En la sacristía, la familia que tenía las llaves del templo colgaba su ropa a secar. Incluso había por ahí un piano viejo del que el organista no había sabido cómo deshacerse… El suelo y los armarios estaban en un estado lamentable y la cripta y los demás espacios de la iglesia estaban llenos de escombros. Junto con mi compañero, el padre Víctor, dormíamos en dos pequeñas habitaciones junto al órgano; en una de ellas estaba el motor… La cocina era minúscula y el comedor hacía también las veces de oficina y habitación de invitados”.

También el que fuera el monasterio de los franciscanos en Slány (a unos 20 kilómetros de Praga), y en el que ahora tienen su noviciado de los carmelitas por falta de espacio para ellos en la capital, se encontraba en un estado lastimoso. Tras la expulsión de los religiosos en 1950, el monasterio fue utilizado como cárcel y taller, y el jardín se convirtió en lugar de pruebas de tiro y escombrera. Durante una época, también llegó a utilizarse como zoo… Cuando el monasterio fue restituido, el prior, Petr Glogar, y los demás carmelitas se encontraron con una ruina. No obstante, se remangaron y empezaron a trabajar.

Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) apoyó la rehabilitación del edificio con 15.000 euros y también financió la compra de un coche para la pastoral. Así, gracias al duro trabajo de los carmelitas, el monasterio se ha convertido hoy en un hermoso lugar de paz y, a su alrededor, se ha formado una activa comunidad de creyentes con muchas familias jóvenes. Además, alberga una casa de ejercicios, por lo que representa un centro eclesial de referencia.

Anastasio Roggero preside procesión en República Centroafricana del Niño Jesús de Praga

El sacerdote Anastasio Roggero participa en una procesión en la República Centroafricana

También los cuatro carmelitas de la iglesia del santuario de Praga tienen mucho que hacer: y es que más de un millón de personas de todo el mundo acude año tras año para ver la imagen milagrosa del Niño Jesús. El peregrino más famoso fue el papa Benedicto XVI, quien, en septiembre de 2009, en su viaje a la República Checa, quiso visitar en primer lugar el santuario.

Este religioso políglota, que puede celebrar la Santa Misa en al menos diez idiomas diferentes, no solo se limita a recibir a los que acuden a Praga, sino que también se ocupa de que la adoración del Niño Jesús se extienda por todo el mundo, enviando innumerables réplicas de la imagen a muchos países africanos, asiáticos, iberoamericanos y europeos, así como a los Estados Unidos, para que surjan nuevos santuarios en todos los continentes. Mongolia, Islas Mauricio, la República Centroafricana, China, Japón, Myanmar y Singapur son solo algunos ejemplos. Incluso en Pakistán hay ya un santuario del Niño Jesús, y en India está uno de los mayores del mundo. En Praga trabajan también dos padres carmelitas indios.

Desde aquí emanan bendiciones y gracias hacia todo el mundo. Los carmelitas llevan ya 20 años en la capital de la República Checa, pero todavía hay mucho por hacer. La belleza de la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria no debe llamarnos a engaño, pues, casi un cuarto de siglo tras el fin del comunismo, los desafíos siguen siendo inmensos. No obstante, la labor de estos religiosos es casi sobrehumana. “Vemos cómo aumenta el número de creyentes que acuden de todos los continentes para rezarle al Niño Jesús. Luego, muchos nos informan de súplicas atendidas”, destaca un contento Anastasio.

Ahora, las campanas de la iglesia repiquetean con fuerza y el Niño Jesús recorre las calles de Praga. Hoy es Stalin el que está muerto. La historia reciente vuelve a confirmar lo que la santa carmelita y filósofa Edith Stein escribió sobre el Niño Jesús de Praga poco antes de morir en el campo de concentración de Auschwitz: “Es Él quien sujeta las riendas, aunque los hombres crean que son ellos los que lo hacen”.

papa Benedicto XVI reza frente al Niño Jesús de Praga en 2009

Benedicto XVI fue peregrino en Praga en 2009

 

Una restitución histórica

M. Á. MALAVIA | Pese a transcurrir más de dos décadas desde que la entonces Checoslovaquia se independizara de la órbita soviética, no fue sino hasta 2012 cuando el Estado checo restituyó a la Iglesia católica y a otras 16 confesiones cristianas los bienes inmuebles y materiales que les fueron incautados durante la dictadura, entre 1948 y 1989.

Por los numerosos casos en que esa devolución era ya imposible, el Ejecutivo comprometió una partida de 2.300 millones, que se irá sufragando cada año de aquí hasta 2043. Tras más de 20 años de negociaciones con la autoridades eclesiásticas, fue así como se cerró una peliaguda cuestión que la independizada Eslovaquia ya acometió en 1993…

Y es que la religiosidad no resulta especialmente visible en un país en el que el 57,5% de sus ciudadanos se definen como ateos y donde son menos de dos millones (sobre un total de diez) los checos que se definen como católicos. Lo que a su vez da idea de la ilusión con la que estos recibieron la visita del hoy papa emérito, Benedicto XVI. Fue en 2009, cuando se conmemoraba el 20º aniversario de la llamada Revolución de Terciopelo, que fue la que acabó forzando de un modo pacífico la caída del régimen comunista.

El ambiente festivo con el que se recibió al papa alemán, así como la activa participación de las autoridades en el viaje, fraguaron un ambiente positivo que ayudó a que, tres años después, cristalizara el citado acuerdo para la restitución de los bienes incautados.

En el nº 2.855 de Vida Nueva.

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