La Legión de Cristo, a punto de dejar el purgatorio

cardenal Velasio de Paolis, delegado pontificio de la Legión de Cristo, con papa Francisco junio 2013

La aprobación de nuevas constituciones, a principios de 2014, culminará el proceso iniciado por Benedicto XVI

cardenal Velasio de Paolis, delegado pontificio de la Legión de Cristo

DARÍO MENOR. ROMA | La Legión de Cristo está a punto de salir del purgatorio en que la dejó su fundador, el sacerdote mexicano Marcial Maciel, cuando se destapó la caja de los horrores que ocultaba: dentro había abusos sexuales a menores, hijos con distintas mujeres, despotismo y otras irregularidades.

Tuvo, como dijo el Vaticano en un informe de 2010, una vida “carente de escrúpulos y de verdadero sentimiento religioso”, con comportamientos “gravísimos y objetivamente inmorales”.

Intervenida por la Santa Sede en 2009, cuando Benedicto XVI decidió someterla a una visita apostólica que culminó con el nombramiento del cardenal italiano Velasio de Paolis como su delegado pontificio, la congregación y su movimiento de laicos, el Regnum Christi, han recorrido desde entonces un camino de purificación y redefinición de su carisma que culminará en el próximo capítulo general, que se celebrará en enero o febrero de 2014, cuando se aprobarán las nuevas constituciones. También se elegirá a los miembros del nuevo equipo directivo, quienes ejercerán sus cargos durante los próximos seis años.

No era fácil el reto que tenían por delante los tres hombres que han llevado los mandos en este atribulado período, iniciado cuando Benedicto XVI pidió en 2006 a Maciel que renunciase a “todo ministerio público” y acabase su vida dedicado “a la oración y a la penitencia”. Los dos primeros son el mexicano Álvaro Corcuera y el alemán Sylvester Heereman.

Corcuera fue elegido director general de la Legión y del Regnum Christi en 2005. Sustituyó a Maciel (fallecido en 2008) y le tocó hacer frente al estallido de sus escándalos y al consecuente terremoto que se desató en esta congregación, crecida exponencialmente durante el pontificado de Juan Pablo II. Corcuera ha acabado agotado y enfermo de un tumor cerebral, que le fue extirpado a principios de año.

En octubre de 2012 le sustituyó Heereman, exponente de esos “religiosos ejemplares, rectos, con mucho talento, muchos de ellos jóvenes, que buscan a Cristo con auténtico fervor” en la congregación, como se lee en el informe de 2010. El tercer hombre ha sido De Paolis, a quien le ha tocado lidiar con una de las “patatas calientes” que Benedicto XVI heredó del pontificado de su predecesor.

cardenal Velasio de Paolis, delegado pontificio de la Legión de Cristo, con papa Francisco junio 2013

Francisco ha confirmado a De Paolis en el cargo hasta la celebración del capítulo general

Una vez que Ratzinger decidió que no iba a suprimir la Legión y que había que acompañarla para lograr su recuperación, a su delegado pontificio, religioso de los Misioneros de San Carlos (escalabrianos), le tocaba hacer realidad su deseo. “El mayor problema era lograr que la congregación recorriera el camino para poder redactar unas nuevas constituciones. Podía haberse hecho de forma rápida y fácil de manera artificial. Sin embargo, debía ser el fruto de un proceso de reflexión comunitario, de un camino de purificación. Por eso hemos tardado alrededor de tres años en este proceso, que esperamos que concluya con el capítulo. Antes de llegar a este punto ha sido necesario hacer un examen de conciencia que permitiera iluminar la situación en que se encontraba la congregación y corregir los errores que había”, cuenta De Paolis a Vida Nueva.

De Benedicto XVI a Francisco

Fue Benedicto XVI quien le dijo que “lo principal” eran las constituciones. “Había que ver cómo se desarrollaba la cuestión del carisma en los textos. No se ha hecho este proceso para abolirlo, sino para profundizar y mejorar, y lograr una renovación a nivel jurídico, espiritual y apostólico, y también para dotar a la congregación de los instrumentos adecuados para que pueda seguir adelante”.

Este proceso culmina con el capítulo general, tras el cual De Paolis se retirará. Los legionarios volverán entonces a caminar solos, como ha decidido Francisco, con quien el delegado pontificio se reunió a finales de mayo. “En mi encuentro con el Papa, le puse al corriente de la situación. Era la primera vez que nos reuníamos. Escuchó todo lo que le conté con mucha atención y benevolencia y aprobó el camino que hemos tomado. Era consciente del recorrido que se había realizado hasta ahora. Creo que él valora positivamente nuestro camino”, dice el delegado pontificio.

El Papa le envió después una carta, cuyo contenido fue hecho público el pasado 26 de junio, en la que subraya que el “nuevo gobierno” del instituto y las “nuevas constituciones” que saldrán del capítulo constituyen los “pasos imprescindibles para el camino de renovación auténtica y profunda” de la congregación. En la misiva, el Pontífice agradece el trabajo de De Paolis y envía una “palabra de aliento” a los legionarios y a los miembros del Regnum Christi.

En el encuentro, el cardenal habló también de esta última realidad, el Regnum Christi, la más numerosa del instituto y a la que pertenecen alrededor de 60.000 consagrados, consagradas y laicos, pese a las pérdidas que se han producido desde que se confirmaron los escándalos de Maciel.

Algunas de las consagradas que marcharon estos últimos tiempos se han encuadrado en una nueva realidad, llamada Totus Tuus. Los miembros del Regnum Christi estarán más y mejor representados en la nueva estructura y tendrán una mayor autonomía tras el próximo capítulo general. “Mientras que con las constituciones de la Legión de Cristo vamos muy avanzados, con el Estatuto del Regnum Christi la situación es diferente. Todavía no se ha afrontado de forma suficiente. Deberemos hacerlo en los próximos meses, aunque no se trata de una cuestión estrictamente ligada al punto en el que nos encontramos”, sostiene De Paolis.

La purificación debe seguir

Para el delegado resulta “difícil” hacer balance de su tiempo al frente de la Legión, aunque reconoce que “la balanza arroja un resultado positivo”. Destaca la “perseverancia” y la “renovación” que han llevado a cabo los miembros del instituto, lo que permite que haya “perspectivas positivas” de cara al futuro. El mayor riesgo, advierte, es que el camino de renovación “se detenga” o que incluso “se vuelva hacia atrás”.

“Todos conocíamos los rumores y las informaciones que había. En este tiempo me he encontrado con ciertas satisfacciones. Se decidió que la congregación no fuera suspendida. El papa Benedicto XVI ya veía que era posible recorrer un camino de purificación. Lo ha ido logrando, aunque por el camino haya perdido a algunos de sus elementos”, apunta.

El cardenal asegura que ha visto muchos avances, pero apunta que la “purificación” debe continuar. “La congregación estaba en una situación de oscuridad y buscábamos arrojar luz sobre ella. En la vida no es importante correr, pues puedes equivocarte de camino, sino ir recorriendo el camino acertado, aunque sea a una velocidad menor”.

De Paolis, a quien “no le ha resultado fácil ser delegado pontificio”, reconoce que en medio de los avances logrados ha habido “algunos signos de disfunciones” que han sido necesarios corregir.

En el nº 2.855 de Vida Nueva.

 

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