Francisco acelera el ritmo

papa Francisco con Ioannis Zizioulas Adamakis, metropolita de Pérgamo junio 2013

Publica su primera encíclica y aumenta su control directo sobre el IOR

papa Francisco durante la ceremonia de imposición del palio 2013

Ceremonia de imposición del palio a los nuevos arzobispos, el pasado sábado 29

ANTONIO PELAYO. ROMA | El lunes 1 de julio resultó excepcional desde el punto de vista informativo: se anunciaron la publicación de la primera encíclica del pontificado, la Lumen fidei (Luz de la fe), y el primer viaje del Papa, que será a la isla de Lampedusa. Además, se hizo público, a últimas horas de la tarde, el cese de la cúpula operativa del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el conocido como banco vaticano. Tres noticias que bien merecen de nuestra parte una ampliación.

En primer lugar, el papa Francisco ha batido el récord de rapidez al publicar, este 5 de julio, su primera encíclica. Y es que ha sido apenas tres meses después de haber sido elegido sucesor de Pedro. Basten como ejemplo los precedentes: la Redemptor hominis, de Juan Pablo II, fue hecha pública el 4 de marzo de 1979, cinco meses después de su elección. Y la Deus caritas est, de Joseph Ratzinger, es del 25 de diciembre de 2005, ocho meses después de su instalación en la cátedra romana.

La explicación es bien conocida: Benedicto XVI había trabajado varios meses en la elaboración de la que hubiera sido la cuarta encíclica de su pontificado, toda ella centrada en la virtud de la fe, como la Spe salvi lo estuvo en la de la esperanza y a la caridad consagrara la primera antes citada y la Caritas in veritate. Su inesperada renuncia al papado congeló el proyecto.

Entre los papeles y documentos que Ratzinger pasó a su sucesor figuraban todas las partes ya escritas de la nonata encíclica. Así, Bergoglio decidió aprovecharlos y, ampliándolos o completándolos, darlos a conocer. “Se habla –les reconoció el Papa a los miembros del Consejo de la Secretaría General del Sínodo, a los que recibió el pasado 13 de junio– de una encíclica a cuatro manos, porque la ha comenzado el papa Benedicto. Él me la ha entregado a mí. Es un gran trabajo y yo la acabaré”. La Lumen fidei llevará la firma del papa reinante, aunque este no dejará de reconocer la valiosa aportación de su predecesor, el papa emérito.

Sus padrinos ante la opinión pública mundial, al darla a conocer a los medios, fueron el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos; Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; y Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Esperanza a los migrantes

Por otro lado, será la isla de Lampedusa, situada entre Italia y las costas de Libia, el destino del primer viaje de Francisco. Lo anunció el portavoz vaticano, Federico Lombardi, precisando que tendrá lugar el lunes 8 de julio y que durará cinco o seis horas.

La isla es bien conocida como lugar de llegada cada año de miles de emigrantes provenientes sobre todo del continente africano; por desgracia, en no pocas ocasiones, las pateras en las que estos viajan sufren averías y se producen víctimas. No hay, lógicamente, cifras exactas, pero la guardia costera calcula que este tramo del mar se traga anualmente a varios centenares de vidas humanas, no pocas veces niños de corta edad.

El Papa quiere así recordar a esos muertos y manifestar su agradecimiento a la población de Lampedusa, que afronta cada año con dignidad y solidaridad semejante reto humanitario.

Erns von Freyberg, presidente del IOR

Erns von Freyberg, presidente del IOR

Francisco llegará en avión poco después de las nueve de la mañana y se trasladará inmediatamente a la costa, donde embarcará en una nave que será acompañada por decenas de barcos de pescadores; una vez mar adentro, lanzará una corona de flores en honor de las víctimas de los naufragios y rezará una oración por sus almas. En el muelle del puerto se encontrará, a continuación, con varios centenares de emigrantes y después celebrará la Misa en un estadio antes de regresar a Roma, donde aterrizará en torno a las dos del mediodía.

Dimisiones esperadas

La tercera noticia del día se hizo esperar y llegó, como decíamos, a últimas horas de la tarde: la dimisión del director y el vicedirector del IOR, Paolo Cipriani y Massimo Tulli, respectivamente. Lo comunicaba, pasadas las ocho y media, una nota de la Sala de Prensa, que añadía que el presidente del Consejo de Administración, el alemán Ernst von Freyberg, asumía ad interim la dirección general con la ayuda de un nuevo vicedirector y de un chief risk officer (jefe de la oficina de riesgos); se trata de los italianos Rolando Marranci y Antonio Montaresi, ambos con amplia experiencia en prestigiosas instituciones bancarias londinenses y norteamericanas, y a los que Von Freyberg ha calificado como “excelentes profesionales”.

Es obvio que las dimisiones se han anticipado a unos ceses que parecían inevitables, dados los últimos escándalos y la firme voluntad del Papa de imponer transparencia y claridad a una institución cuyo desprestigio ha hecho mucho daño a la Iglesia.

Consciente de esta situación, como anunciábamos en el número anterior, Bergoglio hizo público el 26 de junio un quirógrafo (documento escrito a mano, lo cual le confiere una especial autoridad) mediante el cual instituía una Comisión Pontificia para el IOR, cuyo objetivo es, por una parte, “introducir las reformas en las instituciones que auxilian a la Sede Apostólica” y, por otra, “recoger informaciones precisas sobre la posición jurídica y sobre las varias actividades del Instituto” a fin de permitir, si es necesario, “una mejor armonización con la misión universal de la Sede Apostólica”.

Recordamos que la Comisión, que preside el cardenal salesiano Raffaele Farina (bibliotecario y archivista emérito), está compuesta por el purpurado Jean Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso; el asesor de la Secretaría de Estado para Asuntos Generales, el norteamericano Peter Bryan Wells, que será secretario de la Comisión; la también norteamericana Mary Ann Glendon, presidenta de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales; y el obispo español Juan Ignacio Arrieta, que actuará como coordinador (este prelado del Opus Dei ocupa el cargo de secretario en el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos).

Es fácil imaginar lo que quiere el Papa: tener abierto un canal de información absolutamente fiable sobre lo que está pasando en el Torreón de Nicolás V, sede del IOR. Para ello, la Comisión nace con todas las facultades para “recoger documentos, datos e informaciones necesarias para sus propias funciones institucionales” y dispondrá de plenos poderes para entrar en conocimiento de cualquier “secreto de oficio”.

También está previsto que pueda llamar en su ayuda a un determinado número de “colaboradores y consultores”, seleccionados entre peritos en temas financieros y económicos, ya que ninguno de sus componentes es experto en estas materias (solo Tauran dispone de conocimientos un poco más pormenorizados por pertenecer a la Comisión Cardenalicia de Vigilancia del IOR).

arzobispos que recibieron el palio en 2013

Algunos de los arzobispos que recibieron el palio

Cuarenta y ocho horas más tarde de haberse hecho público el quirógrafo pontificio, todos los medios de comunicación concedían amplio espacio a las “andanzas” del sacerdote Nunzio Scarano y sus colegas, el bróker italiano Giovanni Carenzi, y Giovanni Maria Zito, un exagente de los servicios secretos pasado al cuerpo de los carabinieri. Los tres fueron conducidos este 28 de junio a la cárcel romana de Regina Coeli por orden de la jueza Bárbara Callari, que les acusa de posibles delitos de estafa y corrupción.

De los tres, como era de esperar, el que suscitaba una curiosidad más morbosa era el citado monseñor de 61 años, que hasta hace un mes trabajaba en el APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica) como jefe de contabilidad analítica. Antes de ser ordenado sacerdote había trabajado en la banca y, dentro del APSA (donde fue admitido a comienzos de los años noventa), fue ganando posiciones hasta ser nombrado en 1998 “capellán de Su Santidad” o prelado doméstico. Ya durante esos años, Scarano andaba mezclado en operaciones de ética dudosa y frecuentaba amistades y ambientes sospechosos.

El pasado año, presuntamente, intentó organizar el traslado ilegal desde Suiza a Italia de varias decenas de millones de euros (entre 20 y 40) pertenecientes a unos riquísimos empresarios de Salerno, su ciudad natal. Dinero que había salido ilegalmente de Italia y que ahora se quería repatriar evadiendo los controles aduaneros y fiscales. La policía dio al traste con estos planes e hizo intervenir a la fiscalía de Roma, con el resultado ya indicado.

A Lombardi no le quedó más opción que informar de que Scarano había sido suspendido de sus funciones en el APSA un mes antes, cuando trascendió que estaba siendo indagado por la Justicia. Recalcó que la Santa Sede ofrece “plena colaboración” a las autoridades judiciales italianas. El mayúsculo escándalo, en todo caso, ya se había difundido y salpicado al APSA, al IOR y a la Iglesia católica.

Imposición del palio a diez latinoamericanos

Una noticia más satisfactoria para Bergoglio tuvo lugar, este domingo 31, con motivo de la festividad de los apóstoles Pedro y Pablo, la primera que celebraba como Papa. Consecuentemente, también era la primera vez que, como es tradicional ese día, imponía el palio (una estola de lana blanca con cinco cruces negras en recuerdo de las llagas de Nuestro Señor) a los arzobispos metropolitanos nombrados en los últimos doce meses.

Entre ellos, el más cercano personalmente a él era Mario Aurelio Poli, a quien el pasado 28 de marzo habían indicado como su sucesor en la Archidiócesis de Buenos Aires. Los latinoamericanos, por otra parte, eran el grupo más numerosos de los 34 arzobispos presentes (el único que no pudo recibir el palio de manos del Papa fue el arzobispo de Hué, en Vietnam), en un total de hasta diez: tres eran mexicanos (los de Monterrey, León y Tuxtla Gutiérrez); otros tres provenían de Brasil (Passo Fundo, Manaus y Ribeirao Preto); dos eran los bolivianos (Santa Cruz de la Sierra y Sucre); y también dos los argentinos (Resistencia y Mendoza).

papa Francisco con Ioannis Zizioulas Adamakis, metropolita de Pérgamo junio 2013

El Papa con el metropolita de Pérgamo, Ioannis Zizioulas Adamakis

En su breve homilía –después de saludar al metropolita de Pérgamo, Ioannis Zizioulas Adamakis, que asistía a la ceremonia en representación del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I–, el Papa resaltó que la misión esencial del ministerio petrino es la de confirmar a sus hermanos: confirmar en la fe, en el amor y en la unidad.

“Aquí –les dijo– me refiero al gesto que hemos realizado. El palio es símbolo de comunión con el sucesor de Pedro, ‘principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de la fe y de la comunión’ (Lumen Gentium, 18). Y vuestra presencia hoy es el signo de que la comunión de la Iglesia no significa uniformidad… La variedad en la Iglesia, que es una gran riqueza, se funde siempre en la armonía de la unidad, como un gran mosaico en el que las teselas se juntan para formar el único gran diseño de Dios… Unidos en las diferencias: ese es el camino de Jesús”.

En este mismo pasaje subrayaba el “camino de la sinodalidad” como el indicado por el Concilio a la Iglesia del tercer milenio: “El Vaticano II, refiriéndose a la estructura jerárquica de la Iglesia, afirma que el Señor ‘constituyó a los apóstoles a modo de colegio o grupo estable, a cuya cabeza puso a Pedro, escogido entre ellos’. Confirmar en la unidad: el Sínodo de los Obispos, en armonía con el primado. Tenemos que andar por esta calle de la sinodalidad, crecer en armonía con el servicio del primado”.

Ideas como estas son las que rechaza de plano la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que, con una declaración fechada en Ecône (Suiza) el 27 de junio, ha roto de forma inexorable las posibilidades de reintegrarse en el seno de la unidad con la Iglesia de Roma.

El superior general, Bernard Fellay, y otros dos obispos (consagrados todos ellos ilícitamente por Marcel Lefebvre el 30 de junio de 1988), atacan a fondo al Vaticano II, especialmente las declaraciones Nostra aetate y Unitatis redintegratio, considerándolas una traición a la auténtica Revelación y Tradición. Roma no tardará en sacar las lógicas consecuencias de esta ruptura anunciada, pero no canónicamente sancionada.

En el nº 2.855 de Vida Nueva.

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