El escándalo de los abusos estalla en Australia

George Pell cardenal de Sydney comparece en la comisión parlamentaria que estudia casos de abusos

El cardenal Pell reconoce que se ocultaron cientos de casos, sobre todo, entre los años 60 y 80

George Pell cardenal de Sydney comparece en la comisión parlamentaria que estudia casos de abusos

El cardenal Pell, en rueda de prensa tras comparecer en la comisión parlamentaria

El escándalo de los abusos estalla en Australia [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Al igual que ya ha sucedido en otros países y continentes, el escándalo de los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica también ha estallado finalmente en Australia. Y del modo más mediático posible, con el cardenal George Pell (arzobispo de Sydney y miembro del grupo de purpurados que aconsejan al papa Francisco en la reforma de la Curia vaticana) declarando en sede parlamentaria y reconociendo cómo se ocultaron centenares de casos acaecidos desde 1930, aunque la mayoría tuvieron lugar entre las décadas de 1960 y 1980.

La comparecencia formaba parte de una comisión de investigación abierta en el Parlamento del Estado de Victoria, siendo Pell (arzobispo de Melbourne, capital del Estado, entre 1996 y 2001) el último en declarar, el pasado 27 de mayo, tras desfilar ante el tribunal implicados y víctimas. Pese a que ya en septiembre la Iglesia había reconocido oficialmente la existencia de 620 casos de abusos a menores por parte de sacerdotes y religiosos en Victoria –a falta de conocer las conclusiones de la comisión, se especula con que el número de víctimas de la pedofilia puede ascender a 6.000 en el Estado–, las palabras del cardenal han supuesto la consumación de un hecho que ha originado una enorme repercusión en los medios de todo el mundo.

Y es que, tras los miles de casos destapados estos últimos años en países como Irlanda, México o los Estados Unidos, y su firme y transparente combate por parte de Benedicto XVI, este es el primer gran escándalo de este tipo heredado por Bergoglio.

Así, al igual que en el resto de realidades eclesiales donde se ha producido este grave problema, en Australia se dieron unos parámetros similares: se conocieron los hechos desde la jerarquía eclesial, pero, en boca de Pell, se “ocultaron” para “mantener la reputación de la Iglesia”, porque “había miedo a un escándalo”.

El purpurado, que declaró durante más de cuatro horas ante el tribunal, quiso pedir públicamente “perdón” por este modo de proceder que tanto había hecho sufrir a las víctimas de los abusos y a sus familiares. Aunque, a continuación, quiso aclarar que, en su tiempo de gobierno al frente del Arzobispado de Melbourne, impulsó una serie de protocolos para tratar las denuncias que les llegaban.

Igualmente, ante las preguntas de algunos diputados que le inquirían sobre si habían archivado datos de los que tenían constancia para no tener que afrontar posteriormente una millonaria compensación económica a los denunciantes, Pell fue rotundo: “Sea lo que sea lo que el legislador decida que es apropiado, vamos a pagar”.

Además, el hoy cardenal de Sydney, como cara más reconocible de la Iglesia católica en el continente australiano, quiso tranquilizar a la sociedad argumentando que, aunque todo caso de abuso es siempre doloroso, desde 1990 solo se han registrado 13 denuncias de este tipo.

Mala actuación de la Iglesia

A un nivel más personal, el representante eclesial recordó cómo fue en la década de los 80 cuando se dieron cuenta de que este problema existía en el seno de la Iglesia australiana. Aunque, reconoció, actuaron de un modo “lento” e “imperfecto”, optando por la política –también seguida entonces en otras Iglesias– de trasladar a los clérigos denunciados a otras parroquias o comunidades. Junto a este intento de ocultamiento, explicó, estaba el predominio de la idea de que eran casos aislados y no parte de un fenómeno más general. “No creo que muchos de los líderes de la Iglesia católica conocieran el horrendo y amplio problema”, manifestó.

Finalmente, la última parte de su declaración se centró en las víctimas, a las que trató de hacer llegar su profundo arrepentimiento: “No hay duda de que muchas vidas han sido arruinadas”. Y es que, como reconoció, en estos años ha habido casos de suicidios de personas que en su día no fueron escuchadas por parte de los máximos dirigentes eclesiales.

Será a finales de año cuando la comisión de investigación del parlamento de Victoria haga pública su sentencia. Hasta entonces, falta por comprobarse la evolución de dos procesos similares abiertos en los estados de Nueva Gales del Sur y Hunter Valley. También hay en activo una causa general para todo el país.

En el nº 2.851 de Vida Nueva.

 

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