Reivindicar el Espíritu

Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de BarcelonaSEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona

“Emerge en muchos ambientes la “novedad”, y son los jóvenes quienes experimentan una nueva sensibilidad para valorar su propio interior…”.

Tenemos todo el derecho de hacerlo. Pienso en los jóvenes que reciben el don del Espíritu Santo en el sacramento de la Confirmación y en las parejas cristianas que, en el sacramento del Matrimonio, declaran públicamente que se comprometen ante Dios, la Iglesia y la sociedad a ser signos vivos de su Amor. Son los que, habiendo manifestado que Dios ha actuado nuevamente en ellos dándoles toda la capacidad espiritual para ser sus testigos, en gran parte dejan caer los brazos, se desconectan de la Iglesia, huyen de todo compromiso y se olvidan de la gracia recibida. ¿Qué les ha sucedido? Un nuevo escenario que necesita rescate.

Se ha dicho que el Espíritu Santo es el gran olvidado. Lo ha sido en muchas ocasiones y lo es para muchos de los que lo han recibido. Relegado a quienes lo reivindican en nombre del Evangelio, ha sido poco reconocido en el centro de la vida cristiana y del mundo. Es un hecho que nuestro ser cristiano se decide en la alternativa de contar o no con el Espíritu. Con él, ¡todo! Sin él, ¡nada!

Emerge, sin embargo, en muchos ambientes la “novedad”, y son los jóvenes quienes experimentan una nueva sensibilidad para valorar su propio interior, lugar donde es posible entender cómo el Espíritu actúa y se une al nuestro. Es la hora de reivindicar el Espíritu tanto en la dimensión de su acción en cada uno de nosotros como en el conjunto de la Iglesia y de la humanidad.

Refiriéndose a la acción del Espíritu Santo, el papa Francisco ha hablado de “novedad” del Espíritu Santo en cuanto anima y guía todas nuestras decisiones; también de “armonía”, la que acepta la diversidad y la pluralidad, en contra de imponer la uniformidad; finalmente, se refirió a la “misión”, ya que el don del Espíritu es para todos y tiene que llegar a todos. ¡Ven, Espíritu Santo!

En el nº 2.850 de Vida Nueva.

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