Florence Deacon: “Tenemos que establecer un diálogo abierto y honesto con el Vaticano”

Florence Deacon, religiosa estadounidense presidenta de LCWR

Presidenta de la LCWR (Conferencia de Líderes Religiosas Femeninas)

Florence Deacon, religiosa estadounidense presidenta de LCWR

Entrevista con Florence Deacon [extracto]

Texto y fotos: DARÍO MENOR | La franciscana Florence Deacon es la presidenta de la Conferencia de Líderes Religiosas Femeninas (LCWR, por sus siglas en inglés), la organización que aglutina al 80% de las alrededor de 57.000 monjas de los Estados Unidos. El Vaticano ha intervenido esta institución al considerar que ha cometido “errores doctrinales”, que no sigue “las enseñanzas de la Iglesia en la sexualidad humana” y que está impregnada de “un cierto feminismo radical”, según se lee en la valoración doctrinal publicada en abril del año pasado por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El nuevo prefecto, el arzobispo alemán Gerhard Ludwig Müller, tras reunirse con la cúpula de la LCWR el pasado 15 de abril, informó en un comunicado que había hablado con el papa Francisco de la valoración doctrinal y que este “reafirmó” los puntos del documento y el proyecto para reformar la organización. Deacon ha participado en la reciente Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) celebrada en Roma.

– El comunicado de Doctrina de la Fe tras la reunión de Müller con la LCWR provocó interpretaciones contrapuestas respecto a la posición de Francisco con las religiosas estadounidenses. ¿Cómo lo ven ustedes?

– Cuando Müller se reunió con el Papa hace unas semanas, antes de nuestro encuentro, publicó un comunicado en el que informaba de los temas que habían hablado. No mencionaba a la LCWR. Cuando habló con nosotras, nos dijo que Francisco confirmaba la valoración doctrinal. Pero no estamos seguros de cuánto tiempo hablaron de este tema. Tampoco sabemos lo que el papa Francisco sabe sobre esta cuestión o si, sencillamente, le dijo que siguiera adelante con los temas que llevaba entre manos. Realmente no sabemos bien lo que significa este último comunicado.Florence Deacon, religiosa estadounidense presidenta de LCWR

– ¿Cómo puede salirse de esta situación, que obviamente, no es cómoda para las religiosas estadounidenses ni para el Vaticano?

– Tenemos que establecer un diálogo abierto y honesto. Y tenemos que presentar nuestras verdades y hablar con integridad entre nosotros. Debemos llegar así a un punto de entendimiento. Todos trabajamos por el bien de la Iglesia y por el Evangelio de Jesucristo.

– ¿Dónde está la raíz del problema?

– Es difícil incluso de entender. Es precisamente por ello por lo que necesitamos más diálogo. Solo así sabremos dónde está la raíz del problema, porque nosotras nos ocupamos de los que pensábamos que eran los asuntos que se discutieron en el pasado. La valoración doctrinal, sin embargo, seguía siendo muy negativa. Obviamente, nuestras respuestas no satisficieron a sus preguntas. Así que debemos entender mejor dónde están sus preocupaciones y buscar una respuesta conjunta a estas inquietudes.

Construir confianza

– ¿No está claro aún para la LCWR cuáles son las actitudes que hay que cambiar?

– Lo que hemos intentado hacer durante el último año es construir una relación de confianza con los tres obispos que forman la delegación del Vaticano para tratar con la LCWR durante este proceso, porque nosotras no les conocíamos. A final de mes hablaremos con ellos en profundidad sobre el propio informe, sobre la valoración doctrinal.

– ¿Tiene buena parte de la culpa de esta situación la falta de entendimiento entre las religiosas y los obispos estadounidenses?

– La Conferencia Episcopal Estadounidense como tal no formaba parte de la valoración doctrinal. Este documento era entre nosotras y el Vaticano.

– En cualquier caso, ¿existe una desconfianza por parte de algunos obispos estadounidenses respecto al trabajo que hacen una parte de las religiosas?

– Según veo yo las cosas, las religiosas, en sus zonas de origen, donde ellas viven y desarrollan su apostolado, suelen tener una relación bastante buena con los obispos de sus diócesis. Cuando se conocen entre ellos, tienen una buena relación. El problema viene cuando no se conocen. A veces es en esa situación cuando empiezan a aparecer problemas. La situación cambia mucho de unas diócesis a otras y según la relación que las religiosas tengan con sus obispos. Nosotras, como organización, nos reunimos con los obispos dos veces al año. La LCWR mantiene una buena relación con la Conferencia Episcopal Estadounidense. Vamos todos los años a su asamblea anual y participamos en algunas de sus comisiones.

“Nosotras hemos visto una oportunidad
en esta situación: ha habido
una afirmación de la contribución que
la Vida Religiosa femenina hace en los Estados Unidos”.

– ¿Cómo ha recibido el nombramiento del nuevo secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el franciscano español José Rodríguez Carballo?

– Le conocí en diciembre, pues viajó a Norteamérica para reunirse con miembros de su congregación. Estoy muy contenta de que haya sido elegido él, que es franciscano como yo. Creo que los franciscanos tienden puentes y construyen la paz, por lo que estoy segura de que habrá una buena relación entre la Congregación vaticana y la LCWR. El cardenal Braz de Aviz, el prefecto del dicasterio, nos habló de la necesidad de que tengamos una relación más estrecha.

– ¿Están cansadas de que el problema con el Vaticano ponga en tela de juicio la labor que realiza la Vida Religiosa femenina en su país?Florence Deacon, religiosa estadounidense presidenta de LCWR

– Creo que resulta interesante conocer que nosotras nos hemos mantenido la mayor parte del tiempo en silencio respecto a esta cuestión. Mientras, la prensa estadounidense mostraba el buen trabajo que hacemos, lo que ha hecho que la Vida Religiosa femenina tenga una buena visibilidad. Se ha reafirmado mucho nuestro papel. Hemos recibido alrededor de cien mil cartas de personas que compartían con nosotras su amor por la Iglesia y su experiencia de la fe, y que manifestaban su apoyo. En una de las intervenciones de la Asamblea Plenaria de la UISG se decía que las crisis abren un escenario en el que hay tanto peligros como oportunidades. Nosotras hemos visto una oportunidad en esta situación: ha habido una afirmación de la contribución que la Vida Religiosa femenina hace en los Estados Unidos.

– La plenaria de la UISG ha tratado el tema de la autoridad. ¿Que sugerencia ofrece para ejercer el liderazgo?

– Mucho de lo que hemos escuchado en la asamblea se entiende bien en los Estados Unidos desde hace tiempo. Vemos a los líderes como personas que sirven. Intentamos ejercer el liderazgo siguiendo el modelo de Jesucristo y tratando de seguir las recomendaciones que propuso el Concilio Vaticano II. Ejercer el liderazgo de esta forma enriquece a la Iglesia.

– ¿Cuál es la situación de las vocaciones en su país?

– Es similar a la que se da en Europa. Si miras el número de mujeres jóvenes que entran en la Vida Religiosa, la cantidad es pequeña. Pero si te fijas en las católicas que forman parte activa de la vida de la Iglesia, descubres que el número es grande. Debido a la apertura del Concilio Vaticano II, cuando se dijo que todo el mundo estaba llamado a la santidad y que los laicos tenían un papel importante que desarrollar, las mujeres han continuado sirviendo a la Iglesia, pero no como consagradas. La sirven como laicas que son madres y sacan adelante a sus familias. En la vida de la Iglesia encuentras a muchísimas mujeres: en las parroquias, enseñando en las escuelas (donde antes estaban las religiosas), en la pastoral, como líderes educativas… En el ministerio hay un gran número de mujeres en los Estados Unidos, pero no como religiosas, no como monjas católicas. Esto es un resultado del Concilio Vaticano II, así como del cambio de la sociedad. Como religiosas hemos estrechado mucho la relación con los laicos.

En el nº 2.848 de Vida Nueva.

 

LEA TAMBIÉN:

Compartir