Madrid acoge la mesa redonda ‘Esperanzas y desesperanzas en la sociedad actual’

mujer se lleva las manos a la cabeza en signo de desesperanza

Organizada por la Cátedra Pedro Poveda, de la Universidad Pontificia de Salamanca

mujer se lleva las manos a la cabeza en signo de desesperanza

FERNANDO DÍAZ ABAJO | Ser hoy capaces de generar esperanza “requiere una espiritualidad honda”, porque hay que hacerlo en un contexto cada vez más definido por la precariedad existencial. Los ajustes y las reformas laborales van construyendo otro modelo de sociedad. Antes, tener trabajo era garantía de llegar a una vida mejor; ahora, teniendo trabajo, hay muchos que no pueden dejar de ser pobres.

Son algunas de las conclusiones que ha dejado la mesa redonda Esperanzas y desesperanzas en la sociedad actual, organizada por la Cátedra Pedro Poveda, de la Universidad Pontificia de Salamanca, el pasado 18 de abril en Madrid. Participaron José Luis Segovia, Óscar Mateos, Fernando Díaz Abajo y María del Mar Palacios.

Tal y como se expresó, la esperanza pasa por poner de manifiesto varios elementos, vitales hoy: la fidelidad de los militantes obreros cristianos; la fe en Cristo Resucitado, que genera hábitos y estilos de vida conformes con el Evangelio; solo trabajadores cristianos que vivan teologalmente su existencia pueden ser anunciadores del Evangelio en medio de las condiciones de vida y trabajo del mundo obrero; la pervivencia del compromiso sindical; seguir defendiendo la necesidad de organizaciones sindicales en nuestro contexto laboral y valorar el compromiso sindical. Elementos que lo que hacen es apostar por el bien común.

También por la recuperación del tejido social. El 15-M, y todo lo que se ha generado a su alrededor, ha sido una alarma que ha despertado conciencias ciudadanas dormidas, ha aglutinado necesidades y expectativas, ha generado movimiento ciudadano, empeño por un bien común más allá de pequeños intereses egoístas, y nos ha hecho avivar otras esperanzas. Es verdad que tienen aún interferencias y muchos riesgos, pero nos han recordado que hay situaciones que no son normales, y no podemos dejar que acaben siéndolo.

Otra de las cuestiones fundamentales que se debatió fue la humanización de la existencia, pues esta existencia solo es humana si la vamos desgastando al servicio de los demás. Experiencias de reparto del trabajo, trabajar menos para trabajar todos, renunciar a beneficios para mantener puestos de trabajo nos dicen que se pueden hacer las cosas desde otras claves distintas de las del mercado.

Tenemos el reto de construir la vida social desde la lógica del don y la comunión.

En el nº 2.847 de Vida Nueva.

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