Misión común para los obispos de Chile y Argentina

J. L. CELADA | Integrarse “como hermanos” y proyectar “el futuro pastoral en cosas que son comunes” entre ambas fronteras” fue –según el obispo de Villarica, Francisco Javier Stegmeier– el propósito del encuentro que, del 23 al 25 de abril, reunió en la diócesis a los obispos del sur de Chile y la Patagonia argentina.

En un clima de comunión y fraternidad, unos y otros tuvieron ocasión de compartir las experiencias y perspectivas de su ministerio con un deseo común: “Que de un lado a otro allende las cordilleras podamos realmente disfrutar esta misión que tiene un punto fijo de comunión muy grande, de ser discípulos misioneros en la tarea episcopal”, exhortó el obispo de San Carlos de Bariloche (Argentina), Fernando Carlos Malleti, anfitrión de la última reunión.

En la misma línea se manifestaron los titulares de Viedma (Argentina), Esteban Laxague, y Ancud (Chile), Juan María Agurto, para quienes esta cita es una oportunidad de “enriquecimiento mutuo”. “Nos une mucho ser del fin del mundo y tener las mismas problemáticas”, reconoció Laxague.

Agurto, por su parte, admitió que “hay coincidencias y diferencias entre el caminar de la Iglesia argentina y chilena”, por lo que cree que “nos hace bien escucharnos mutuamente frente a diferentes desafíos”. Y se refirió, en concreto, al Año de la fe y al trabajo que se está llevando a cabo en torno a la nueva evangelización, cuyas iniciativas “es muy bueno ver cómo se están haciendo” del otro lado de la frontera.

En la última jornada, los prelados celebraron la Eucaristía de clausura, presidida por Stegmeier, y compartieron una reflexión sobre San Alberto Hurtado, sacerdote y pastor, a cargo del sacerdote Samuel Fernández.

Este tipo de encuentros tienen lugar cada dos años y buscan “fortalecer los lazos entre las Iglesias del sur, para que sean más orantes, fraternas y misioneras”, informan desde la Diócesis de Villarica.

En el nº 2.846 de Vida Nueva.

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