Monseñor Romero, vía libre hacia los altares

monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador asesinado en 1980

Reacciones muy positivas de las autoridades religiosas y políticas de El Salvador

monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador asesinado en 1980

J. L. CELADA | El pasado 21 de abril se cumplía el vigésimo aniversario del fallecimiento de Antonio Bello, un obispo italiano presidente nacional de Pax Christi durante los años 80 e infatigable defensor de las causas pacifistas, cuyo proceso de beatificación se inició en noviembre de 2007.

Con tal motivo, su compatriota el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, celebró una eucaristía en la ciudad de Molfetta, donde murió.

Este hecho, que en otras circunstancias hubiera pasado casi desapercibido, ha dado la vuelta al mundo porque fue el escenario elegido para anunciar una noticia largamente esperada por muchos cristianos a ambos lados del Atlántico: “Hoy mismo –dijo–, el día de la muerte de Don Tonino, la causa de beatificación de monseñor Romero se ha desbloqueado”.

Aunque el también postulador de la causa no se extendió en detalles o plazos, todo apunta a que, durante su encuentro el día anterior con el papa Francisco, este le habría pedido desbloquear el camino hacia los altares del arzobispo salvadoreño, asesinado el 24 de marzo de 1980 y cuyo caso permanece en la Congregación para las Causas de los Santos desde 1996.

Desde El Salvador, las reacciones no se han hecho esperar. Así, el presidente de la Fundación Romero, monseñor Ricardo Urioste –en declaraciones recogidas por La Prensa Gráfica–, ha aclarado que la decisión de “desbloquear” la causa supone que se continuará con su estudio, pues estaba “retenida, no estaba siendo estudiada”. Y aunque no se hable de tiempo, “pronto o más tarde”, dicho desbloqueo conducirá a la beatificación del arzobispo.

Urioste ha recordado que ya la Congregación para la Doctrina de la Fe, tras estudiar las homilías y los escritos de Romero, no había encontrado “ninguna cosa que atentara contra la fe, ni argumentos políticos y partidistas”, lo que significaba un avance en el proceso.

Un hito para la reconciliación nacional

El presidente del país centroamericano, Mauricio Funes, por su parte, explicó que “esta noticia nos produce una inmensa alegría, al pueblo salvadoreño y a este servidor, y renace nuestra esperanza de ver reconocida la figura de nuestro obispo mártir, que entregó su vida por los pobres y desamparados de El Salvador”.

En un comunicado oficial, Funes pidió a la clase política y dirigente salvadoreña que “nadie pretenda politizar esta decisión de la Iglesia católica” y que evite hacer declaraciones “que empañen” el hecho histórico de una eventual beatificación de Romero.

El mandatario, que viajará a Roma en mayo para encontrarse con el Papa y agradecerle personalmente la reactivación de la causa del arzobispo asesinado, entiende que “este reconocimiento a la vida y obra de monseñor Romero constituirá un hito más en el camino de la pacificación y reconciliación nacional”. Mientras tanto, ha asegurado que el Gobierno hace votos para que la beatificación de Romero sea una realidad en un plazo “no muy lejano”.

En el nº 2.845 de Vida Nueva.

 

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