Mario Aurelio Poli: “La gente está enloquecida con Francisco”

Mario Aurelio Poli, nuevo arzobispo de Buenos Aires

Nuevo arzobispo de Buenos Aires

Mario Aurelio Poli, nuevo arzobispo de Buenos Aires

Entrevista con Mario Aurelio Poli [extracto]

ELISABETTA PIQUÉ. ROMA | En vísperas de tomar posesión el pasado 20 de abril como nuevo arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, hasta ahora obispo de Santa Rosa, estuvo unos días en la residencia Santa Marta, en el Vaticano –donde está viviendo el Papa–, y compartió varias horas con Francisco. Impactado por el efecto que ha logrado en los fieles, Poli vio a su antecesor en la sede primada argentina “entregado y rejuvenecido”, aunque todavía “está instalando en su personalidad el ser papa”, pues en muchos aspectos sigue siendo él mismo.

– ¿Habló con el Papa del trabajo que tendrá como su sucesor en Buenos Aires?

– No, las charlas fueron generales, lo que uno puede contar, digamos…

– Le ha entregado el testimonio…

– Sí… Mire, aquí están sorprendidos por los gestos, pero nosotros estamos acostumbrados. Desde 1992, cuando lo ordenan obispo, su estilo pastoral ha sido sorprendente y nos hemos educado… Los que estuvimos a su lado, aprendimos mucho. Pero no, no hubo indicaciones, porque él respeta mucho la libertad de cada uno, aunque yo entiendo que ha instalado un estilo pastoral y un modo de ser obispo que ahora es muy difícil hacer otra cosa. Por otro lado, después del Concilio Vaticano II hay un perfil del obispo con estas características: muy cercano, con el lenguaje también cercano a la gente, sin perder el punto obligado de referencia del Evangelio mismo.

– ¿Hablaron de la relación con el Gobierno? Usted, apenas fue designado, afirmó que mantendría la debida distancia…

– Ni una gota. Y le aclaro que yo entonces repetí lo que dice la Gaudium et spes. El Concilio habla de la relación Iglesia y Estado, colaboración y distancia, separación. No solo la distancia; también es importante la colaboración, y siempre hay una tensión en eso. Independencia, esto significa libertad de la Iglesia y, por supuesto, patriotas como el que más (risas). Esa es la idea.Mario Aurelio Poli, nuevo arzobispo de Buenos Aires

– ¿Hablaron de todo eso?

– No, no hemos tocado ningún tema de carácter político, ni jurídico, ni ninguna de las instituciones constituyentes. Más bien el aspecto y el espectro pastoral, muy complejo, de Buenos Aires. Tocamos muchos temas: los sacerdotes, el seminario, las religiosas, la atención pastoral de las villas…

– ¿Cómo encontró al Papa? ¿Cuándo se habían visto por última vez?

– Nos habíamos visto a finales del año pasado, en las plenarias. Se ha corrido algo que quiero aclarar: yo no soy amigo personal. El Papa ya tiene un millón de amigos en Buenos Aires, como dice la canción. Él realmente ha sido muy generoso en brindar su amistad a todos los obispos auxiliares, a los sacerdotes. Si la amistad se da entre semejanzas, él salvó la desemejanza con mucha cordialidad. Y realmente tratamos de corresponder a esa amistad y a esa cercanía, fruto de su cercanía pastoral.

– Muchos dicen que él designó como sucesor en Buenos Aires a alguien “a su imagen y semejanza”, que ustedes dos son muy parecidos, los dos de perfil bajo…

– Dicen, pero yo todavía no lo descubro… Sí, perfil bajo seguro (risas)… Medio tímido con la prensa… Sí, también, yo no soy mediático. Últimamente tuve que salir, pero en cinco años como obispo en La Pampa nadie me dio bolilla en la prensa. Y uno trabaja bastante por la Iglesia y por la gente. Y él, durante veinte y pico de años hizo lo mismo. Yo creo que no ha trompeteado lo que ha hecho, y creo que no debemos trompetearlo y trabajar lo más que podamos. Sinceramente, yo no sé cuáles son los criterios por los que me ha elegido, y aún me lo estoy preguntando. Pero ha sido un gran maestro y ha hecho docencia pastoral con nosotros.

“Bergoglio respeta mucho la libertad de cada uno,
aunque yo entiendo que ha instalado
un estilo pastoral y un modo de ser obispo
que ahora es muy difícil hacer otra cosa”.

– ¿Tuvo tiempo para charlar con él? Porque está ocupadísimo en estos días…

– Sí, él ha buscado tiempo, ha sido muy generoso. Fue a ratos, por eso me instalé en Santa Marta, en el piso de él.

– ¿Cuál fue su primera impresión al verlo vestido de blanco?

– Entregado y, por otro lado, rejuvenecido. Creo que aún está instalando el ser papa en su personalidad, pero lo va a hacer a su modo; se ve en el hecho de instalarse en Santa Marta y en el modo de corresponder a la gente. Después pondrá su carisma personal, que es de mucha cercanía, de diálogo.

– ¿Qué es lo que más le impactó de él?

– Su perseverancia en la idea misionera de salir. Eso lo va a impostar en la Iglesia. No se cambia de la mañana a la noche porque uno sea papa. Tampoco se cambia toda esa fuerza y toda esa energía misionera para salir y encontrarnos con la frescura del Evangelio y llevarla a la gente, especialmente a los pobres, a los marginados, a todos los que quieran escuchar.

– ¿Ha podido asistir a una de sus audiencias generales?

– Sí, y ahí el sorprendido fui yo. Es algo impresionante. Tiene muy buena recepción. La gente está enloquecida con el Papa. En sus homilías, él recoge mucho de la vida cotidiana, y eso hace a la gente prestar atención, precisamente porque se siente reflejada. Es una forma de iluminar el Evangelio y de bajarlo. Es muy directo, es muy a su estilo. Los efectos ya se ven. Así que, novedad, toda: verlo de blanco… Él nos permitía tutearlo allá, pero acá me daba un poco de escozor… “¿Y ahora qué te pasa?”, me dijo, con la delicadeza de siempre. Estamos almorzando, saluda a los camareros. Claro, los camareros sienten como “¿qué pasa aquí?”. En este tiempo, en las misas está recibiendo por las mañanas a todo el personal que trabaja en el Vaticano. Es muy lindo, porque están todos los obreros y, después, el Papa los saluda uno a uno y suele darles las gracias por el trabajo que hacen por el Vaticano, por la Iglesia.

“Lo que más me ha impactado de Francisco es
su perseverancia en la idea misionera de salir.
Eso lo va a impostar en la Iglesia.
No se cambia de la mañana a la noche porque uno sea papa”.

– ¿Lo vio cansado?

– Tiene una fortaleza impresionante. Creo que no hay que dejar de mencionar de dónde le viene la fuerza: dedica mucho tiempo a la oración y creo que le viene de ahí toda su energía física, porque su cuerpo no vende toda la salud que uno quisiera, pero tiene mucha fortaleza espiritual y creo que la traduce en fortaleza física.

– Al margen del “efecto Francisco”, ¿lo vio preocupado ante el hecho de que en el Vaticano también se espera que agarre la escoba y limpie la Curia?

– No puedo arriesgar opinión aquí, pero todo el mundo habla de eso. Él es muy cauto, es un hombre de discernimiento y creo que no hay que esperar una cosa fantástica. Ahora, con el tiempo, sí, lo tiene que hacer. Pero es de mucho discernimiento, no es apresurado, sabe esperar también. Y se hace su propia opinión. No es para nada influenciable. Realmente, en este sentido, no me consta que sea su preocupación en este momento. [A FONDO: Francisco marca el paso a la Curia romana]Mario Aurelio Poli, nuevo arzobispo de Buenos Aires

– ¿Y usted, cómo se siente al asumir su nueva responsabilidad como arzobispo de Buenos Aires?

– Yo estaba tan tranquilo en La Pampa… Pero, a ver, soy porteño, tengo el ADN porteño, me gusta mucho también la pastoral de Buenos Aires; conozco a buena parte del clero y estoy convencido de que tengo un clero compañero, de generación de iguales y de más jóvenes, que trabajan mucho por la Iglesia. Buenos Aires tiene su camino de diálogo hecho, así que no llevo ningún plan pastoral, al contrario: me gusta la Iglesia sinodal, hacer juntos el camino. Esa es la idea.

– Va a vivir ahí donde vivía el cardenal Bergoglio, en la Plaza de Mayo, ¿no?

– Sí. Vi el cuarto y es más austero de lo que pensaba (risas); es notable. A mí me viene bien, porque estoy acostumbrado. En La Pampa no tengo a nadie, ni chófer ni cocinera, porque es una diócesis muy austera y pobre en recursos… Estoy contento y espero expresarlo en un ministerio de largo camino. Más que tomar posesión, deseo encontrarme con los curas y con la gente. Es muy fuerte el laicado en Buenos Aires y eso me alegra mucho también.

– Y con la presidenta Cristina Fernández, ¿qué expectativas tiene?

– Con Cristina –con todos–, colaboración y distancia. Pero también me recuerdo a mí mismo que no somos perros mudos, que escuchamos a la gente y, a veces, el Evangelio no nos deja de recordar que tenemos que decir cosas.

En el nº 2.845 de Vida Nueva.

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