Sabina Iragui: “África nos enseña a acercarnos a los pobres”

Sabina Iragui, Hija de la Caridad y misionera

Hija de la Caridad y misionera

Sabina Iragui, Hija de la Caridad y misionera

Entrevista con Sabina Iragui [extracto]

FRAN OTERO. Foto: LUIS MEDINA | Sor Sabina Iragui, hija de la Caridad, no lleva ni un año en España. Aterrizó en Madrid en camilla y para quedarse, por problemas de salud, procedente de la misión tras décadas en África, sobre todo en Ruanda, aunque también en Burundi y en la República Democrática del Congo. Ahora, en una nueva etapa de su vida, ofrece su testimonio de fe y caridad.

– ¿Hecha de menos la misión?

– Mucho. Era la ilusión de mi vida y en ella encontré la felicidad que buscaba, una vida realizada. En Ruanda, en Burundi y en el Congo aprendí a vivir con poco y a ver lo esencial.

– ¿Cómo descubrió su vocación misionera?

– La fe me hizo despertar la vocación misionera. De la fe fui a la caridad. Tenía muy presente la cita evangélica que dice que “Dios amó tanto al mundo que entregó a su hijo”, y esto me movió a mí a anunciar el Evangelio. Estaba tan tranquila en Salamanca, en la Escuela de Enfermería… y me fui a África, al lugar que yo quería, tras estudiar medicina tropical en Bélgica. Fui a una zona de selva donde no había nada, ni Iglesia ni estructuras sociales. La gente se moría por abandono. Ha sido correr hacia los más alejados, los más aislados.

– ¿Cuál era su labor?

– Sobre todo, acompañar a la gente. He vivido de camino a los campos de desplazados y, con el éxodo, me fui al Congo; he vivido también la epidemia del cólera. He trabajado en un campo de refugiados con niños huérfanos, donde había que separar a los muertos de entre los vivos. He trabajado como comadrona y he ayudado a muchas madres y niños. Tuvimos que empezar de cero.

– ¿Llegó a desanimarse?

– No, pero vi a gente desanimada. Una religiosa ruandesa me interpelaba una vez que dónde estaba Dios, pues habían matado a su padre, hermana y demás familia y solo había quedado ella. “¿Qué quiere Dios de mí?”, me preguntaba. Le dije que lo que quería Dios era que estuviese allí, entre todos los niños a los que había que asistir.

– ¿Cómo es la Iglesia de aquellos países?

– En Ruanda practican mucho, pero no profundizan y pasan mucho de una religión a otra. Me comentaba un padre blanco que cuando se pasan a los protestantes y ven que no tienen a la Virgen, vuelven. Quieren mucho a la Virgen. La fe es viva. En Burundi todavía lo es más, porque es una Iglesia que ha sufrido mucho. De allí se expulsó, yo incluida, a todos los misioneros en 1985. Entonces, los cristianos reaccionaron para decir que podían echar a todos los misioneros pero que no iban a desarraigar la fe que tenían.

– Acaba de participar en un encuentro misionero con jóvenes, ¿qué les dice cuando se encuentra con ellos?

– Que hay mucho campo en el mundo, que la viña del Señor es grande. Y que si salen vocaciones de África, cómo no van a salir de aquí. Noto en los jóvenes que me escuchan el impacto que les produce mi experiencia, lo que venga a continuación dependerá de cada uno, porque cada uno es responsable de su fe. En mi caso, la misión empezó por la fe y esta misión me ayudó a la fe. Además de esto, la misión también favorece la conversión, pues te ayuda a vivir feliz con poco.

– En este sentido, ¿qué puede ofrecer África a esta Europa cansada, sumida en una crisis económica y de valores?

– África puede enseñar a acercarse a los pobres. Nos puede ayudar a vivir más cerca de los que carecen de medios y de fe. Darse no cuesta dinero.Encuentro Misionero de Jóvenes celebrado en Madrid abril 2013 10 edición

– El 28 de abril, la Iglesia celebra la Jornada de Vocaciones Nativas. ¿Cuál es su experiencia en este campo?

– En los últimos años, me he dedicado mucho a la formación de religiosas. La gente se siente muy movida por los testimonios; la ayuda a los más pobres les arrastra, les lleva a querer escuchar a Dios para obedecerlo. De hecho, en África suben las vocaciones. Algunas chicas me dicen: “Me ayudaron como pobre, y he sido tan pobre… que yo también quiero ayudar a los más pobres”. Además, hoy, de las vocaciones nativas están saliendo misioneras. En la República Centroafricana ya hay hermanas ruandesas.

Celebrado el X Encuentro Misionero de Jóvenes

Sor Sabina Iragui participó, junto con cientos de jóvenes de toda la geografía española, en el X Encuentro Misionero de Jóvenes que tuvo lugar en Madrid los pasados 12, 13 y 14 de abril bajo el lema De la misión a la fe… y viceversa.

Allí se dieron cita jóvenes que trabajan la misión en sus diócesis –en muchos casos, han tenido experiencias fuera de España–, y abordaron, en un ambiente muy vivo y participativo, la misión como ámbito para madurar en la fe.

En el nº 2.844 de Vida Nueva.

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