Los sacerdotes de la nueva evangelización

sacerdotes imponen las manos a otros sacerdotes

Propuestas para renacer a la novedad pascual

sacerdotes imponen las manos a otros sacerdotes

MIGUEL LÓPEZ VARELA, sacerdote de la Archidiócesis de Santiago de Compostela | Desde el comienzo mismo de mis años de formación en el seminario, me ha apasionado todo este mundo de la evangelización y el anuncio y comunicación de la fe. Pero en este nuevo tiempo, considerado de nueva evangelización, y en el que por motivos académicos me encuentro estudiando Teología catequética y pastoral, esta pasión no solo ha comprometido mi acción, mis manos y mis pies, como lo había hecho hasta ahora, sino también mi pensamiento y mi mente.

Como actual sacerdote compostelano, esta constante pasión se ha convertido en una preocupación, que hoy se ha polarizado en dos realidades: el sacerdocio y la evangelización. Ambas definen lo que, junto a miles de hombres más en España y en el mundo, yo mismo soy (identidad), y lo que, conjuntamente con ellos, estoy llamado a hacer (misión).

Aprovechando este tiempo propicio de Pascua, en que todo vuelve a renacer y a ser nuevo, y a la luz de la Palabra de Dios, he querido compartir contigo, estimado lector, una pequeña reflexión acerca de la novedad que la nueva evangelización requiere o exige a los sacerdotes. Lo hago con la pretensión de evidenciar, primeramente, la importancia que el sacerdote posee para acometer lo que, recientemente, se ha definido como la empresa actual de la Iglesia: la nueva evangelización.

Pero también con la esperanza de que estas palabras, tanto a sacerdotes como a laicos, puedan servirles de ayuda para su propia reflexión, vivencia, acción y oración sobre estos dos temas.

(…)

“Con nuevo ardor, nuevos métodos y nuevas expresiones”, había definido la nueva evangelización el beato Juan Pablo II ante la Asamblea del CELAM en 19836. Nuestros posibles cansancios o desánimos como presbíteros no deben imponerse al entusiasmo y la ilusión o alegría con los que se nos pide que realicemos el servicio y las tareas propias de nuestro ministerio. Estas son las actitudes propias de la nueva evangelización.

Estas actitudes, por otro lado, no se basan en nuestras muchas o pocas fuerzas, éxitos o fracasos, sino en la certeza de que el agua que vertemos en el campo del mundo, y el vino que servimos en la mesa de la humanidad, guardan siempre la novedad con la que Dios da vida a su creación en cada momento, y hace siempre nuevo nuestro ministerio.

Así pues, mi reflexión quiere ser una nueva invitación a dejarnos empapar por el entusiasmo con el que los 72 discípulos volvieron tras haber sido enviados por Jesús. Pensemos, para ello, en los miles de 72 discípulos que nos han precedido en esta hermosa y apasionante tarea de evangelizar; y que han sido los que nos han dado el relevo en la misión que hoy tenemos. Quizás ellos han sido quienes nos han contagiado su entusiasmo.

(…)

Propuestas para una renovación

A partir del planteamiento pascual, se ofrecen a continuación cinco claves o propuestas de cómo vivir nosotros esta novedad del sacerdocio y la evangelización, a pesar de, o mejor, precisamente por tener sobre nuestras espaldas cinco, diez, veinte o sesenta años de sacerdocio y ministerio evangelizador.

  • 1. La novedad es siempre la del comienzo…, y por aquí comienza la nueva evangelización: experimentar de nuevo esa novedad desde la autenticidad y la fidelidad a lo esencial de nuestra identidad y misión.
  • 2. Ley de causa y efecto en el ministerio sacerdotal: la novedad que vive de una eterna novedad
  • 3. La vida sacramental: fuente permanente de la novedad sacerdotal y del ministerio.
  • 4. La novedad de una promesa.
  • 5. Pero, de entre estas cuatro, la más novedosa es la caridad pastoral.

Pliego íntegro, publicado en el nº 2.844 de Vida Nueva. Del 20 al 26 de abril de 2013

 

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