Taizé, resonancias del Concilio Vaticano II

Hermano Roger de Taizé con papa Juan XXIII

Caminos de reconciliación 50 años después de la cita ecuménica

Hermano Roger de Taizé con papa Juan XXIII

El Hermano Roger saluda a Juan XXIII

JOSÉ MIGUEL DE HARO SÁNCHEZ, Misionero Redentorista, presidente de Acoger y Compartir | Las influencias mutuas entre el Concilio y la Comunidad Ecuménica de Taizé pasan por la historia de personas bien concretas y una fe sometida a prueba.

Sin lo hecho antes del Concilio por la incipiente comunidad, difícilmente se podría hablar de resonancias mutuas. La realidad que liga al Vaticano II y a Taizé es la doliente exclusión de las Iglesias cristianas entre sí, y el trabajo hecho para superar esa situación creando puentes de diálogo y abriendo caminos de reconciliación.

Taizé no es un lugar institucional de diálogo ecuménico. Tampoco el creador del término ecumenismo, ni esta búsqueda de la reconciliación de los cristianos empieza con dicha comunidad. Pero el Espíritu sopla donde quiere y genera el asombro de su creación, a veces inimaginable, a través de vidas concretas capaces de una entrega confiada. Y algo de esto ocurre en esa colina de la Borgoña francesa.

Tampoco es en la Iglesia católica donde se inicia el despertar ecuménico, sino en la Conferencia Misionera Mundial de Edimburgo, en 1910. Allí se plantea la cuestión del testimonio común de los cristianos en la acción misionera, recogiendo experiencias anteriores.

El camino continúa

Tras la muerte del Hno. Roger, la comunidad ha encontrado páginas inéditas en el diario de su fundador, en el borrador de unos escritos que comienzan así: “Te invito a la alegría”. La obra quedó en una redacción preliminar conteniendo escritos redactados entre 1956 y 1963, sobre el anuncio del Concilio por Juan XXIII y los comienzos del Vaticano II. En el capítulo tercero, Roger ofrece una mirada retrospectiva, cuarenta años más tarde, y habla del cambio que supuso en la vida de la comunidad la amistad con Juan XXIII. Este libro ha sido editado en francés por Les Presses de Taize en 2012, con el título À la joie je t’invite. Fragments inédits 1940-1963.

Una de las más originales aportaciones de Roger al ecumenismo ha sido “mostrar que la reconciliación es posible”. Como dice el nuevo prior, Hno. Alois: “Ya no podemos buscar excusas para no reconciliarnos. Quedarán muchas cuestiones teológicas, pero ya podemos anticipar una reconciliación. El Hermano Roger dijo que había reconciliado la fe de sus orígenes con la fe de la Iglesia católica sin romper con nadie. Y nosotros continuaremos por ese camino”.

La comunidad ecuménica de Taizé avanza por el camino abierto por Roger, a la escucha de los miles de jóvenes que acuden hasta la colina buscando respuestas válidas para hoy desde el mensaje perenne del Evangelio, manteniendo un estilo contemplativo y pastoral, a la vez que canta, reza y trabaja por la unión entre las Iglesias y los pueblos abriendo fuentes de vitalidad.

Los antecedentes en cuanto a la cuestión ecuménica, las intuiciones del Hno. Roger, la importancia del nombramiento de Juan XXIII y la convocatoria del Concilio y el análisis de sus cuatro etapas y de la fraternidad que se vivía en el día a día, así como tres resonancias actuales de aquella cita, en el Pliego completo, disponible solo para suscriptores.

Pliego íntegro, publicado en el nº 2.843 de Vida Nueva. Del 13 al 19 de abril de 2013

 

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