Los cristianos sirios temen que se repita lo vivido en Irak

sirios huyen de la guerra como refugiados en Líbano

El obispo de Aleppo denuncia que cerca de 30.000 fieles han abandonado la ciudad

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Éxodo de población siria hacia el Líbano

J. L. CELADA | Entre 20.000 y 30.000 cristianos han abandonado ya la ciudad siria de Aleppo desde que en 2011 se iniciaran los enfrentamientos armados entre el Ejército y los opositores al régimen de Bashar Al-Assad. Estas estimaciones, recogidas por el diario libanés L’Orient Le Jour, las dio a conocer el obispo caldeo del lugar, Antoine Audo, quien ha desvelado que el mayor núcleo urbano del norte del país contaba con 160.000 cristianos al inicio del conflicto. El prelado ha mostrado, asimismo, su preocupación por la suerte de dos jóvenes sacerdotes secuestrados hace más de un mes y por los que han pedido un rescate de 15 millones de libras sirias (cerca de 120.000 euros).

De visita en Roma, a finales de marzo pasado, para participar en un encuentro regional de Catholic Relief, el también director de Cáritas Siria reconocía vivir una situación “dolorosa” al no poder estar con sus fieles. Asegura mantener “contacto con mi vicario, mis sacerdotes, mis amigos y mis padres”, pero actualmente realiza su trabajo desde Damasco, pues el cierre del aeropuerto de Aleppo y lo peligroso del trayecto por carretera “han impedido mi regreso”. “A pesar del fuerte deseo de estar con mi pueblo –añade–, aconsejo no ir allí”.

Aunque sus palabras denotan cierto aire de cansancio por una situación que se prolonga desde hace más de un año, Audo evita cualquier declaración que pudiera agravar aún más el clima bélico actual. En este sentido, confiesa haber oído hablar de un ataque con armas químicas cerca de Aleppo, pero dice no tener información sobre los detalles y autores. Su gran “inquietud subyacente” son esos casi 30.000 cristianos que se han visto obligados a dejar su ciudad.

Antoine Audo, obispo caldeo de Aleppo Siria

Antoine Audo

Al referirse a ellos, el obispo caldeo ha recordado los tres tipos de desplazados que concurren hoy en el país. En primer lugar, los que se producen dentro de las propias fronteras de Siria, incluso desde las afueras de Damasco hacia el centro de la capital. “Los cristianos –explica– no van casi nunca a los campos de refugiados. Es una cuestión de dignidad humana. Se sentirían mendigos”.

El segundo grupo incluye a aquellos que marchan hacia el Líbano, “país cristiano con el que se mantienen lazos históricos”. Allí hay escuelas y ONG muy activas, y el mercado de trabajo puede ofrecer oportunidades, aun siendo la vida más cara. En su opinión, “la mayoría de los cristianos ricos de Aleppo están en el Líbano”. Finalmente, los hay que parten a Canadá y a los Estados Unidos, donde ya hay comunidades sirias, o a Suecia, que cuenta con fieles caldeos llegados de Irak.

Mientras, preguntado por un posible cambio de régimen, que acabe con los largos años de gobierno de Al-Assad, Audo se limita a responder: “Los cristianos de Siria temen que suceda lo que pasó en Irak”.

En el nº 2.843 de Vida Nueva.

 

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