La sombra islamista de Boko Haram se cierne sobre Níger

ataque contra los cristianos en Nigeria a cargo grupo islamista Boko Haram

La minoría cristiana teme que se extienda la violencia radical desde países vecinos

ataque contra los cristianos en Nigeria a cargo grupo islamista Boko Haram

La secta Boko Haram busca erradicar a la Iglesia en Nigeria

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Níger es un país representativo del estado actual del continente africano, aunque guarda características propias, más acentuadas, tanto en los motivos para la esperanza como para el desánimo. Su territorio es el más amplio de toda África Occidental, aunque apenas está habitado por 16 millones de personas. Una población incapaz de mejorar sus condiciones de vida, como refleja el informe anual del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que cataloga a Níger como el país menos desarrollado del mundo. A lo que no contribuye su marcado carácter multiétnico, con hasta nueve grupos distintos, a veces, enfrentados entre sí.

Pero hasta ahora salvaguardaban un aspecto muy positivo, que era la convivencia interreligiosa. Algo a tener muy en cuenta en un país en el que el 98% de la población es musulmana y donde los católicos (unos 22.000) suponen una minoría tenida por extranjera, pues casi todos son originarios de otros países vecinos, incluidos sus obispos.

Pero, como reconoce a Apic Roberto Simona, miembro de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), en los últimos años se está produciendo la infiltración en sus fronteras de fundamentalistas islámicos procedentes de países vecinos, como Malí, Argelia o Nigeria, detectándose ya un hostigamiento hacia los cristianos. Concretamente, una de las principales amenazas para estos proviene de la secta Boko Haram, que ha perpetrado numerosos atentados contra iglesias en Nigeria.

Una iglesia saqueada

Uno de los ataques más graves en este sentido registrados en Níger tuvo lugar el 14 de septiembre en Zinder, cuando milicianos de Boko Haram saquearon la parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús, en una pretendida protesta contra la película La inocencia de los musulmanes, una pequeña producción para Internet que fue distribuida en los Estados Unidos. Por los mismos días, otro templo evangélico corrió el mismo destino.

Aunque, a diferencia de la política de abstención seguida por otros gobiernos de países africanos o asiáticos donde los cristianos sufren periódicos episodios de violencia, desde el principio el Ejecutivo de Níger sí se ha comprometido en la protección de las minorías religiosas. Así, por el momento, ya han sido detenidos una cincuentena de terroristas pertenecientes a los comandos islamistas.

Igualmente, prelados como el de Niamey, el francés Michel Cartatéguy; o el de Maradi, Ambrosio Ouedraogo (originario de Burkina Faso), cuentan con una amplia escolta policial.

También contó con protección militar el italiano Roberto Simona, quien viajó al país semanas atrás para comprobar el funcionamiento de programas de ayuda de AIN. Su experiencia directa es la que le ha permitido resaltar dos grandes hechos. Por un lado, que la gran mayoría de los musulmanes se muestran tolerantes con los cristianos y rechazan todo tipo de violencia –como ha mostrado el propio Consejo Islámico de Níger, que ha tachado de “infieles” a quienes atentan contra cualquier colectivo religioso–.

Y, por otro, que las comunidades de misioneros continúan del mismo modo con su infatigable acción en favor de los más desfavorecidos, con programas educativos, de microcréditos o de atención a niñas obligadas a casarse con apenas 11 años.

Leves esperanzas en Nigeria

En la propia Nigeria, desde 2009 padecen la violencia terrorista a cargo de los fundamentalistas de Boko Haram, que exigen la creación de un Estado islámico en el norte del país. Su impacto es tal que diócesis norteñas como la de Maiduguri, prácticamente están siendo borradas del mapa. Y es que, según denuncia a Apic el sacerdote local Jerome Ituah, 50 de las 52 iglesias de la comunidad cristiana allí han sido destruidas, provocando el consecuente éxodo de los fieles.

En total, desde que se inició el conflicto, han muerto más de 3.000 personas, entre los asesinados por Boko Haram y los miembros de esta secta radical que han fallecido en sus choques contra las fuerzas militares.

Para cortar esta sangría, el Gobierno de Nigeria ha ofrecido a los insurgentes islamistas una amnistía a cambio de su rendición. Aunque parece difícil que se concrete esta opción, esta ha sido saludada con esperanza por el obispo de Sokoto, Mattehw Hassan Kukah.

En el nº 2.843 de Vida Nueva.

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