Via Crucis, Via Lucis. Camino de fe y evangelización

Cristo con la Cruz, cuadro de El Grego

Reflexiones para la Semana Santa y la Pascua 2013

Cristo con la cruz a cuestas, cuadro de El Grego

ELÍAS ALCALDE MARTÍN, delegado de Misiones de Granada | Caminar en la fe de Cristo y ofrecerla cada día como Buena Noticia a quienes se nos cruzan por los caminos del mundo es gozo y misión para todos los que somos cristianos por la gracia de Dios.

También nos sentimos dichosos, como los primeros apóstoles, de perder la vida por Jesús y por el Evangelio: A vosotros se os ha dado la gracia no solo de creer en Cristo, sino de padecer por Él… Porque la suerte del discípulo no puede ser mejor que la de su Maestro.

La evangelización de siempre, y la nueva pendiente para nuestro tiempo, acarrean “precio de sangre”: de vida entregada en seguimiento fiel del primer evangelizador, Jesús. Y aceptar las contrariedades que sobrevengan por buscar el Reino de Dios y su justicia, ser testigos de su verdad, quitar el pecado del mundo, amar como Jesús amó y dar su paz. La Cruz es la señal material de lo que hicieron sufrir a Jesús hasta la muerte. Y la señal de su amor entregado: cuando le quitan la vida, Jesús la da para el bien de todos.

Las cruces nuestras no han de ser solo el sufrimiento que nos cause el seguir los pasos de Jesús. A través de ellas, habremos de mostrar el amor de Jesús en nuestro amor gratuito, servicio incondicional y perdón entero.

Año de la fe habrá de ser cada año de toda nuestra existencia cristiana. Y evangelización, con sabor siempre nuevo, nuestra misión de cada día: compartir nuestra experiencia de personas salvadas con todos los que van haciendo a nuestra vera el camino de la vida.

Via Crucis es el camino de entrega fiel y de misión cumplida, con su cuota de dolor, y no menos de gozo, compartidos con nuestro Hermano Jesús y con sus hermanos, igualmente nuestros.

  • 1ª estación: Jesús en el Huerto de los Olivos

Jesús, tu servicio al Reino de tu Padre en el mundo te acarreó multitud de incomprensiones y conflictos con los partidarios de sus reinos propios de riquezas, honores y dominios sobre los pueblos. La diaria oración confiada a tu inmenso Padre te mantuvo fiel a su designio de amor en tu vida pobre y limpia, de servicio a los pobres y humildes de tu pueblo. Tú, lleno de la alegría del Espíritu Santo, le agradecías que su Reino se escondiera a los sabihondos y se revelara a los sencillos.

Al final, lleno de angustia hasta sudar sangre, suplicaste a Dios escondido la liberación del terrible trago de una muerte injusta. Pero pusiste la voluntad de tu Padre por encima de la tuya. Tu acierto fue tu salvación eterna y la nuestra. Contamos contigo para acertar como Tú cada día, y en la angustia final.

Jesús orante: Por tu cruz y resurrección, evangeliza a tu Iglesia.

Pliego íntegro, publicado en el nº 2.840 de Vida Nueva. Del 16 al 22 de marzo de 2013.

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