La Vida Religiosa recibe con gozo al Papa fraile

Superiores generales hablan con ‘Vida Nueva’ tras la elección del jesuita Bergoglio

religiosa con paraguas espera nombramiento del papa en Plaza de San Pedro

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | El hecho de que Jorge Mario Bergoglio sea el primer papa jesuita de la historia ha supuesto un aldabonazo para la Vida Religiosa. Vida Nueva, en contacto con varios superiores generales, constata una inmensa alegría y gozo ante la figura de Francisco.

María Soledad Galerón, superiora general de las Misioneras Claretianas, realza lo inédito: “Un latinoamericano, el primero… Que los valores del catolicismo cálido de América coloreen la Iglesia…, porque algo se mueve en ella. ¡El primer jesuita! Que el Peregrino de Loyola lo inspire”.

Galerón destaca la honda significatividad del nombre papal escogido: “Que, como el Pobre de Asís, sea signo de comunión con todo lo creado, especialmente con los alejados, los pobres, los excluidos. Que sea profecía de una Iglesia abierta y sencilla, en la que todos se sientan en casa”.

“Creo que la elección –concluye– hace de nuestra fe esperanza, porque Dios habita su Iglesia y la conduce. Pidamos para que lo haga en la comunión de la diversidad, en el diálogo, en la búsqueda corporativa de la Verdad, en el compromiso con la justicia y la solidaridad. La complejidad de este tiempo es una llamada a ser más auténticos. Pidamos para que Francisco viva y nos ayude a vivir que ‘la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es Suya’, y que Él, Jesús de Nazaret, sea su Señor”.

“Que, como el Pobre de Asís,
sea signo de comunión con todo lo creado,
especialmente con los alejados, los pobres, los excluidos.
Que sea profecía de una Iglesia abierta y sencilla,
en la que todos se sientan en casa”.

María Soledad Galerón, superiora general de las Misioneras Claretianas

Josep M. Abella, a la cabeza de los Misioneros Claretianos, entiende que el nombre de Francisco “nos habla de un deseo de arraigo profundo en el Evangelio”, llegando a Roma “con su experiencia latinoamericana. Una Iglesia que fue pionera en la aplicación del Concilio y que, con su Magisterio, inspiró el caminar de muchas Iglesias. La opción preferencial por los pobres, el compromiso por la justicia o la centralidad de la Palabra en la vida de las comunidades han forjado un nuevo modelo de Iglesia que se hará ahora presente”.

Sencillo y espiritual

Abella recuerda que, como pastor de la Iglesia de Buenos Aires, su acción “ha estado marcada por una gran sencillez y por una profunda espiritualidad. Espero que pueda seguir siendo él mismo en esta nueva posición. No debe ser fácil por los condicionamientos que acompañan su nueva responsabilidad”.

Sin embargo, pese a las dificultades, cree que “el nuevo papa es un jesuita que comprende la necesidad de una profunda comunión de todos los carismas y formas de vida cristiana en la Iglesia. Esto nos ayudará a crecer en el seguimiento de Jesús y en la misión”.

“Si le pudiera saludar –añade Abella–, le pediría que sea un pastor que suscite esperanza en el mundo, que nos ayude a crear una Iglesia dialogante con la cultura y las culturas, con las otras tradiciones religiosas y con las demás Iglesias, y que nos anime a crecer en un diálogo de vida con los pobres. Le diría que estamos dispuestos a trabajar por una mayor transparencia en la Iglesia, en sus instituciones y en su funcionamiento. Le explicaría el deseo de una Iglesia con más espacios de participación en sus instituciones para las mujeres y los jóvenes. Papa Francisco, puedes contar con nosotros para continuar proclamando el Evangelio en el mundo de hoy”.religiosas en la Plaza de San Pedro aplauden elección del nuevo papa

El mexicano Enrique Sánchez, superior general de los Misioneros Combonianos, se muestra exultante: “Al verle aparecer en el balcón de San Pedro, he sentido una fuerte emoción, un gran consuelo. Proyecta una gran humanidad, con un gran corazón, una extraordinaria sencillez y una profundidad bella de espíritu. Irradia bondad e invita con sus palabras a la simplicidad de vida”. Así, no duda en definirlo como un “Papa bueno”, en sintonía con Juan XXIII.

Sánchez descubre en Francisco “a un hombre de Dios, que quiere caminar cercano a su pueblo y nos ayudará a hacerlo por los senderos del mundo, al encuentro del Señor ahí presente. Nos ha dicho que lo han llamado de muy lejos, y eso habla de un espíritu misionero que le permitirá ir más allá en su tarea de llevar a Cristo a la humanidad. El Espíritu Santo, una vez más, nos ha sorprendido y nos ha dado la persona que la Iglesia y el mundo necesitan para seguir trabajando en la construcción del Reino, de la humanidad nueva que el Padre sueña para nosotros”.

Con los pobres

Álvaro Rodríguez, superior de La Salle, expone “tres cosas que me impresionan de él. Lo primero, que sea latinoamericano, continente con casi la mitad de todos los católicos y parte de ese Tercer Mundo que, con sus pobres, debe ser tenido muy en cuenta, después de un pontificado que dio la prioridad a la evangelización de una Europa marcada por el secularismo. Después, el que sea religioso, en un momento en que algunos piensan que la Vida Consagrada ha perdido sentido. Recuerdo a Benedicto XVI, cuando, este 2 de febrero, nos invitaba a no unirnos a los profetas de desventuras que señalan nuestro final o sin sentido. Y, finalmente, el nombre escogido, que nos habla de Francisco de Asís y su sencillez, amor a las criaturas y a la pobreza, y a Francisco Javier y su pasión misionera sin fronteras”.

“Me impactó que, en las palabras que improvisó,
habló de fraternidad y de orar unos por otros.
Creo que vamos a tener un Francisco del siglo XXI”.

José Rodríguez Carballo, ministro general de los Franciscanos Menores

José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de Franciscanos Menores, recuerda con emoción su primer encuentro con él: “Fue en 2004, cuando me visitó en Roma. Hablamos en un clima de gran sencillez y fraternidad. Me parecía tener delante a un hermano franciscano, un amigo. Lo vi otras veces y siempre me llamó la atención su austeridad y capacidad de escucha. Así vivía en Argentina”.

Pero si algo le ha impresionado, es su nombre de Francisco: “Es un verdadero programa de vida y de ministerio. Francisco de Asís vivió sencillamente, cercano a todos, particularmente a los más pobres. Eso fue lo que él hizo en Buenos Aires: mezclarse con la gente, viajar con la gente, caminar con la gente. Y, seguramente, ese va a ser el estilo que infunda a la Iglesia. Cuando salió a la loggia de San Pedro, me impactó el gesto de inclinarse mientras pedía la oración de la gente para que el Señor lo bendijese. Y me impactó también que, en las palabras que improvisó, habló de fraternidad y de orar unos por otros. Creo que vamos a tener un Francisco del siglo XXI. Seguro que san Francisco estará contento”.

Miguel Miró, prior general de la Orden de Agustinos Recoletos, da “gracias al Señor”, y se pregunta: “¿Qué nos quiere manifestar con el nuevo Papa?”. “El hecho de que sea el primer pontífice jesuita y el nombre de Francisco –se responde– es significativo para la comunión y renovación de la Iglesia. Para los religiosos es muy importante, pues conoce nuestra vida y misión y sabe aquello que podemos ofrecer en el servicio a la Iglesia y a los hombres”.

Además, el que sea “el primer papa que procede de un país del hemisferio Sur”, manifiesta “la universalidad y la esperanza de la Iglesia. El Espíritu sopla donde quiere y los planes de Dios rompen fronteras y superan nuestras seguridades humanas”.

“Que sea el primer papa que procede
de un país del hemisferio Sur manifiesta
la universalidad y la esperanza de la Iglesia.
El Espíritu sopla donde quiere y los planes de Dios
rompen fronteras y superan nuestras seguridades humanas”.

Miguel Miró, prior general de los Agustinos Recoletos

Jesús Rico, director general de los Operarios Diocesanos, aporta un testimonio muy vivo, pues se encontraba en San Pedro cuando el anuncio: “Todos nos llevamos una gran sorpresa y una profunda alegría. Su nombre y sus primeras palabras son un programa. San Francisco nos evoca sobriedad, alegría, vuelta al Evangelio. Caminos por los que quiere transitar”.

A su juicio, “es significativo que lo primero que hizo es rezar y hacernos rezar. ¿No es una lección para los nuevos evangelizadores? Impresionante, además, el silencio que se produjo en San Pedro en ese instante. Sus primeras palabras fueron dirigidas a su nueva Diócesis de Roma. Recordó a los fieles que era su obispo y que con ellos tiene que empeñarse en la tarea de la evangelización. ¿Supone esto una llamada a revalorizar la importancia de la Iglesia local?”.

Parece evidente que la Vida Religiosa acoge ilusionada y con los brazos abiertos a Jorge Mario Bergoglio, Francisco, el Papa fraile.

En el nº 2.840 de Vida Nueva.

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