Un santo que sepa gobernar

Elisabetta PIQUÉ, vaticanista de ‘La Nación’ |

Un hombre de fe, santo, pastor, abierto al diálogo, al mundo, a las periferias, que sepa gobernar, que haga limpieza adentro de la Curia, que tenga fuerza, vigor, que no le tiemble el pulso.

Podrá haber divergencias en cuanto al nombre. Pero, entre los 115 cardenales que participarán en el cónclave que deberá elegir al sucesor de Benedicto XVI, el Papa de la renuncia, hay coincidencia en cuanto al identikit del futuro papa.

“El que vendrá tendrá que asumir ese mensaje y sotomensaje que hay detrás del gesto histórico del Papa, deberá agarrar la escoba y limpiar”, dijo un purpurado elector que pidió el anonimato, que destacó que el próximo papa deberá tener fuerza, determinación y agallas para reformar una Curia que se ha visto en el centro de intrigas, denuncias de corrupción y división que dañaron la misma imagen de la Iglesia universal.

“Tiene que ser un hombre que marque las fronteras hacia afuera, que se haga cargo de la nueva configuración del mundo”, agregó el mismo cardenal.

Desde la perspectiva latinoamericana, si el pontificado de Benedicto XVI fue “eurocéntrico”, como coinciden muchos analistas, quien lo sucederá deberá también mirar hacia la periferia del mundo. Y tener en cuenta esa creciente brecha entre ricos y pobres, la miseria, la violencia, la creciente penetración de las sectas evangélicas, que son algunos de los grandes desafíos de la Iglesia católica en el continente con más católicos, es decir, en América Latina.

“Nosotros, como Iglesia, no escapamos de la violencia que vive el país”, reconoce el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá, de 70 años. Desde 1984, en Colombia fueron asesinados 83 sacerdotes, un arzobispo, un obispo, cinco monjas, tres religiosos y tres seminaristas.

Podrá haber divergencias en cuanto al
nombre. Pero, entre los 115 cardenales
que participarán en el cónclave
hay coincidencia en cuanto al identikit
del futuro papa.

“Pienso que el próximo papa tiene que ser un hombre de Dios, un hombre de fe profunda, capaz de confirmar a los hermanos en la fe, un hombre contemporáneo, de diálogo permanente con el mundo y con la cultura de hoy, con este mundo globalizado, que es también un mundo lleno de necesidades, de esperanzas, de anhelos”, dice Salazar.

Coincide el cardenal mexicano José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano. “El nuevo papa tiene que ser abierto, disponible y dialogante con el mundo”, afirmó, aunque esto no significa que deje de ser “intransigente” sobre cuestiones como el aborto, las uniones homosexuales o el sacerdocio femenino, precisó.

Un hombre de fe, santo, pastor, abierto al diálogo, al mundo, a las periferias, que sepa gobernar, que tenga energía. No pesará el criterio geográfico a la hora de la elección del nuevo jefe de la Iglesia católica, coinciden los purpurados.

Lo importante es que el nuevo pontífice tenga las cualidades y “esté a la altura de la situación”, como aseguró el cardenal brasileño Raymundo Damasceno, arzobispo de Aparecida. Este purpurado, como la mayoría, destacó que el futuro papa tiene que ser, indefectiblemente, un pastor. “El próximo papa deberá tener experiencia pastoral, porque el papa es, ante todo, el pastor de toda la Iglesia”, dijo Damasceno, presidente del Episcopado brasileño, de 76 años.

“Pero también tiene que conocer la Curia”, agregó. La reforma de la Curia, el gobierno central de la Iglesia, de hecho, parece ser otro punto de acuerdo entre los cardenales, sobre todo los de afuera, que han visto con espanto el año último, con el estallido del denominado caso Vatileaks y, más recientemente, tras la renuncia del Papa, salir a la luz escenarios de luchas de poder al mejor estilo Dan Brown. Por eso, la idea fuerza es que también tenga virtudes de gobierno, capacidad para elegir a sus colaboradores, de saber delegar.

¿La edad del futuro papa? Si bien hay quienes creen que deberá tener entre 60 y 70 años, ni más, ni menos, para algunos tampoco será demasiado determinante, siempre y cuando tome con fuerza el timón de la Iglesia. “Tendremos que mirar la persona”, dijo Damasceno.

En el nº 2.839 de Vida Nueva.

 

NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: PREPARANDO EL CÓNCLAVE

 

ESPECIAL WEB: CÓNCLAVE 2013

Compartir