Benedicto XVI, defensor de la verdad

el Papa en Ratisbona

Las numerosas crisis y polémicas de estos años le han permitido promover más transparencia y apertura

papa Benedicto XVI a contraluz

Benedicto XVI, defensor de la verdad [extracto]

FRAN OTERO | No han sido fáciles estos últimos ocho años para Benedicto XVI. Él, que había denunciado la “suciedad” en la Iglesia poco antes de acceder al papado, y que dio muestras de su decidida lucha contra esta como sucesor de Pedro, sufrió en sus carnes los golpes, ataques y la soledad de aquellos que buscan la verdad. Los sufrimientos de este pontificado llegaron desde fuera y, los más dolorosos, desde dentro. Él mismo reconoció esto en su viaje a Portugal en 2010 nada más subirse al avión.

Han sido muchas las crisis, las polémicas, los problemas… No siempre las respuestas fueron lo suficientemente rápidas o correctas pero, en definitiva, de todas ellas ha quedado patente la voluntad de Benedicto XVI de entrar en diálogo con la sociedad de hoy, con los cristianos de otras confesiones, con los creyentes de otras religiones, e incluso con aquellos a los que algunos miembros de la Iglesia han dañado brutalmente.

Y por ende, son también muchas las teorías y las explicaciones a un papado accidentado: problemas en la Curia, una política de comunicación errónea, una campaña mediática contra el Papa y la Iglesia… La que expresan Andrea Tornielli y Paolo Rodari en su libro Attacco a Ratzinger (En defensa del Papa, en su edición española) es una de ellas y, quizá, la más convincente: “Aunque el Papa no está solo, y aunque en su entorno cuenta con personas fieles que le ayudan, en muchas ocasiones le han dejado objetivamente solo. No hay un equipo que lo sostenga adecuadamente, que le prevenga acerca de determinados problemas, que muestre cómo responder de un modo eficaz”.

Los abusos sexuales

El mayor de los problemas que interpelaron a Benedicto XVI fueron los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes y religiosos, ante los que, ha que recordar, respondió con valentía y contundencia.

El primer golpe llegó en mayo de 2009, con la publicación del ‘informe Ryan’, en el que se detallaban “negligencias y abusos físicos, sexuales y emocionales perpetrados contra niños” entre los años 30 y 70 en escuelas, hospitales y orfanatos públicos de Irlanda gestionados por congregaciones religiosas. Poco después, otro informe, el dirigido por la jueza Yvonne Murphy, documentaba los abusos perpetrados en la Archidiócesis de Dublín entre 1975 y 2004.

La publicación de estos datos daría el pistoletazo de salida a la crisis de los abusos y a la reacción del Vaticano ante acusaciones que llegaron desde muchos rincones del mundo y que tuvieron su epicentro en el primer semestre de 2010, annus horribilis para el Papa, tal y como lo definió Juan Rubio en su libro Tolerancia cero. La cruzada de Benedicto XVI contra la pederastia en la Iglesia.

papa Benedicto XVI con los obispos irlandeses

Benedicto XVI con los obispos irlandeses

Fueron pocos los días de esos primeros meses del año de 2010 en los que no hubiese periódico con nuevos casos de abusos y de encubrimientos de estos por parte de la jerarquía. Austria, Bélgica, Alemania, Estados Unidos… En estos dos últimos países incluso se intentó implicar al propio Benedicto XVI, al que se juzgó, desde algunos medios de comunicación, como parte del problema, aunque fue más bien la solución. Incluso agravaron el problema las declaraciones, tan malinterpretadas como inoportunas, de algunas personas cercanas a él. Es el caso de Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, que comparó los ataques a la Iglesia por los casos de pederastia con el Holocausto judío; y el del secretario de Estado, Tarcisio Bertone, que vinculó en un viaje a Chile homosexualidad y abusos a menores.

En cualquier caso, la labor y la decisión de Benedicto XVI no pueden quedar silenciadas. Él es el Papa de la tolerancia cero y de la transparencia, y ahí están la Guía para comprender los procedimientos fundamentales de la Congregación para la Doctrina de la Fe cuando se trata de las acusaciones de abusos sexuales y las nuevas Normas sobre los delitos más graves como respuestas más concretas; la Carta pastoral de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda, sus palabras y encuentros con víctimas en sus viajes, sus lágrimas y su continua petición de perdón: “También nosotros pedimos perdón insistentemente a Dios y a las personas afectadas”.

No hay que olvidar la respuesta ante el caso del fundador de la Legión de Cristo, Marcial Maciel. Tras esclarecer los hechos, el Papa encomendó a Velasio de Paolis la tutela de la renovación y purificación de esta congregación, proceso que continúa en la actualidad.

el Papa en Ratisbona

Discurso de Benedicto XVI en Ratisbona (Alemania)

Vatileaks, Ratisbona y otros asuntos

Otro asunto polémico, el último (2012), fue el llamado ‘caso Vatileaks, o lo que es lo mismo, la filtración de documentos robados del apartamento papal, que derivó en la detención del asistente personal del Papa, Paolo Gabriele, que sería condenado y posteriormente indultado. A raíz de este hecho, Benedicto XVI decidió abrir una comisión de investigación, paralela a la judicial, para conocer toda la verdad y cuyas conclusiones le fueron presentadas tres días antes de abandonar la sede de Pedro. Un caso que tiene más que ver con corruptelas y luchas de poder dentro de la Curia, y que el nuevo pontífice tendrá que afrontar.

Quizá son los abusos y la corrupción los acontecimientos que más han afectado al propio Papa, pero han sido más los que ha tenido que superar, algunos consecuencia de sus palabras, como las que pronunció en Ratisbona, durante su segundo viaje a Alemania, el 12 de septiembre de 2006. Entonces, en un discurso académico sobre fe, razón y universidad, citó una polémica frase del emperador bizantino Manuel II Paleólogo sobre el islam para afirmar que la difusión de la fe a través de la violencia es irracional.

Estas palabras provocaron una tormenta en el mundo musulmán que obligó al Vaticano a reaccionar, tarea en la que no mostró excesiva habilidad. Además, algunos periodistas reconocen haber alertado de las consecuencias del mismo incluso antes de que fuese pronunciado. Un incidente que se cerró con la visita de Benedicto XVI a Turquía, casi tres meses después, con la imagen de un Papa rezando en la Mezquita Azul de Estambul. Poco después, el Papa que había sido repudiado por el mundo islámico recibía dos cartas de más de cien personalidades musulmanas apostando por una “mutua comprensión”.

Entre los judíos, pesó la decisión del Papa, en enero de 2009, de levantar la excomunión a los obispos fieles a Lefebvre, de la Fraternidad de San Pío X, sobre todo, a raíz de que uno de ellos, Richard Williamson, sostuviese en una entrevista tesis negacionistas con respecto al Holocausto judío. Un malestar que ya venían mostrando algunos sectores de la Iglesia católica en torno a la aprobación del motu proprio Sumorum Pontificum (2007), que liberalizó la misa tridentina, entre otras cosas, para acercarse a los citados lefebvristas.

Bernard Fellay obispo lefebvristas Fraternidad San Pío X

El superior Bernard Fellay, ante un retrato de Benedicto XVI

Malestar que alcanzó también a la Iglesia anglicana después de que el Vaticano publicase, también en 2009, la constitución Anglicanorum coetibus por la que se establecían cauces para aquellos anglicanos que quisiesen retornar a la Iglesia católica.

Otras polémicas no menos relevantes fueron la respuesta de Benedicto XVI a una pregunta sobre el preservativo en el avión camino a Camerún y Angola en marzo de 2009 o los nombramientos, que nunca llegarían a tomar posesión por distintos motivos, de Wojciech Wielgus como arzobispo de Varsovia y Gerhard Wagner como obispo auxiliar de Linz (Austria).

También la reacción crítica, sobre todo desde sectores neoliberales, a la encíclica Cáritas in veritate, en la que denuncia el capitalismo salvaje; o la visita fallida en 2008 a la Universidad de La Sapienza.

En definitiva, han sido muchas las dificultades que ha vivido Benedicto XVI como pastor de la Iglesia, y su respuesta ha estado a la altura, con un sincero deseo e intención de mostrar la verdad de las cosas, no su verdad, sino la verdad. Las crisis han sido muy ruidosas; la respuesta del Papa, no. Queda el poso de la verdad. Una labor que el próximo pontífice deberá continuar.

En el nº 2.838 de Vida Nueva.

 

NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: BALANCE DE UN PONTIFICADO

 

ESPECIAL WEB: BENEDICTO XVI RENUNCIA

Compartir