De capillas e intolerancias

JUAN MARÍA LABOA | Profesor emérito de la Universidad Pontificia Comillas

“No creo que el sempiterno problema ahora replanteado sobre las capillas en universidades públicas tenga que ver con problemas de espacio ni de sensibilidad ecuménica…”

No creo que el sempiterno problema ahora replanteado sobre las capillas en universidades públicas tenga que ver con problemas de espacio ni de sensibilidad ecuménica, sino con el rechazo a la presencia religiosa en el ámbito universitario y con el convencimiento de que esas capillas no responden a los deseos o necesidades de la gran mayoría de los estudiantes.

El rector Carrillo dice que no estamos en las Cruzadas, y la parte contraria reacciona como si estuviera ante un casus belli. Ni unos ni otros tienen en cuenta que la mayoría de los universitarios creyentes no pertenece a movimientos ni cofradías y no consideran imprescindible una capilla en cada facultad, pero aceptarían de buena gana un cuidado y prestigioso centro religioso en el ámbito universitario, con una buena liturgia, disponibilidad a la acogida dialogante y una actividad intelectual seria y atrayente que respondiera a lo que se define como diálogo fe-cultura.

No se trata de una misa más o menos, sino de un talante adecuado, una capacidad de estar, sugerir, crear, fomentar y responder. La universidad es hoy el verdadero Atrio de los Gentiles.

Los problemas de fondo se plantean solo cuando surgen los conflictos, pero los responsables no son capaces de ofrecer en la situación real actual un espacio y una ocasión en la que se afronten las preguntas de tantos profesores y estudiantes, las cuestiones de fondo presentes en sus planes de estudio, la posibilidad de armonizar la ciencia y las ideas dominantes con el mensaje de Cristo.

No es cuestión de ofrecer una misa rápida a unos cuantos metros de cada clase en una ciudad en la que abundan misas e iglesias vacías. No se trata de una expendeduría de comuniones ni de una oportunidad para captar adeptos para algunos grupos eclesiásticos.

Se trata de responder en profundidad a uno de los retos más acuciantes de hoy, ofreciendo preguntas, acompañamiento y respuestas a un grupo afortunado e influyente de nuestra sociedad: los hombres de ciencia, de ideas y letras, de proyectos y de futuro.

En el nº 2.837 de Vida Nueva.

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