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¿Qué pasó en el Vaticano II?


Una obra de John W. O’Malley, SJ (Sal Terrae, 2012). La recensión es de Eduardo de la Hera Buedo

Qué pasó en el Vaticano II, John W. O’Malley, Sal Terrae

Título: ¿Qué pasó en el Vaticano II?

Autor: John W. O’Malley, SJ

Editorial: Sal Terrae, 2012

Ciudad: Santander

Páginas: 496

EDUARDO DE LA HERA BUEDO | El autor de este libro, el jesuita John O’Malley, profesor del Departamento de Teología de la Universidad de Georgetown e historiador de la Iglesia, nos cuenta que se acercó por vez primera al Concilio Vaticano II cuando hacía su doctorado en Roma, entre los años 1963 y 1965. Por tanto, el Concilio ya había comenzado.

¿Qué pasó en el Vaticano II? es un recorrido histórico-teológico por las cuatro etapas de aquella gran asamblea (sin duda, el acontecimiento religioso más importante del siglo XX), que contribuyó a dar un nuevo impulso y aliento a la Iglesia en un siglo convulso. Su autor, experto en historia, nos habla también del “contexto” en que se celebra el Concilio: sobre todo, el más inmediato, con la “modernidad” y el “largo siglo XIX” (pp. 81-132), “que para la Iglesia católica se extiende desde la Revolución Francesa hasta el final del pontificado de Pío XII, en 1958” (p. 19).

Pero el padre O’Malley se centra, sobre todo, en las cuatro etapas del Concilio. Recoge, en un análisis claro y sagaz, toda la problemática y tensiones que los distintos esquemas o borradores, presentados a los padres conciliares, fueron planteando a los 2.200 obispos del Concilio a lo largo de tres largos años y otros tres más que duró su preparación. Y analiza, también, la raíz de los escollos, dificultades y tendencias de las mayorías y minorías del Concilio.

El padre O’Malley no cae en simplificaciones tópicas, y evita los fáciles encasillamientos que dividen a los obispos en “conservadores” y “progresistas”. En todo caso, las tendencias de teólogos y obispos, así como las intervenciones –contadas y medidas– de los dos papas del Vaticano II (Juan XXIII y Pablo VI), constituyen la parte más reveladora de este libro de 496 páginas.

¿Qué pasó en el Vaticano II? no es un mero relato aséptico del sucederse de las sesiones e intervenciones de los padres. No ofrece tampoco un frío recuento de los votos y resultados finales de los documentos conciliares (16 en total). Este libro nos habla, sobre todo, de las distintas líneas de fuerza que fueron concurriendo en el aula de los debates, y que desembocaron en lo que O’Malley llama un claro “desarrollo doctrinal” (por ejemplo, la colegialidad de los obispos), un ressourcement (el “retorno a las fuentes”) y el famoso aggiornamento de Juan XXIII, que el autor traduce decididamente por “reforma”.

Se nos dice, en síntesis, que la primera etapa (1962) sirvió de ensayo para que los obispos se conocieran y para que se fueran, poco a poco, perfilando y destacando las dos grandes corrientes teológicas que atravesaron, no sin tensiones y conflictos, el aula conciliar a lo largo de los tres años largos que duró el magno acontecimiento.

Mayoría renovadora

En la segunda etapa (1963), cuando ya había fallecido Juan XXIII y había sido elegido el papa Montini, de diverso estilo y formación (verdadero timonel del Concilio), se fue imponiendo una mayoría de obispos de tendencia renovadora, aunque siempre equilibrada, deseosa de dar cumplida respuesta al soplo del Espíritu, manifestado inicialmente en las intuiciones del ‘Papa bueno’.

La tercera etapa (1964) la titula el padre O’Malley así: “Triunfos y tribulaciones” (p. 269). Fue una etapa difícil, en la que el problema teológico de la “colegialidad de los obispos” se fue encauzando, para terminar saliendo a flote y ser votado afirmativamente por una significativa mayoría, después de que el Papa lo desatascara con una oportuna Nota previa, que contribuyó a conciliar criterios y aproximar a los que pensaban que peligraba el primado de san Pedro y sus sucesores.

Las tribulaciones vinieron del lado del esquema de libertad religiosa, que tuvo que posponerse. Sin embargo, en esta tercera etapa conciliar, se avanzó más que en las otras tres: se desbloquearon cuestiones que parecían insalvables, y se llegó al final, no sin dejar en el aire algunas cuestiones pendientes.

En la cuarta y última etapa (1965), los grandes e influyentes padres del Concilio, con sus teólogos (todos “transalpinos”) y con Pablo VI a la cabeza, consiguieron “llevar la nave al puerto” (p. 333). Importantes documentos fueron aprobados, como, por ejemplo, los relativos a las misiones, educación, presbíteros, libertad religiosa y religiones no cristianas. No menos que la constitución Sobre la Iglesia en el mundo actual (p. 371).

Maquinaciones y retos

Interesante, a mi juicio, es la fina, larga y sabrosa conclusión del libro (pp. 389-419). Es donde el padre O’Malley se muestra más duro, en ocasiones, con las supuestas maquinaciones de algunos conocidos personajes del Concilio, al lado de otras observaciones certeras y de los retos que el Concilio dejó pendientes.

Pienso que el propósito inicial del padre O’Malley de hacer un libro básico y de fácil lectura, que narrara “la historia esencial del desarrollo del Concilio” y las cuestiones teológicas más importantes que en él se debatieron, se ha cumplido sobradamente con esta obra.

Se trata de un libro equilibrado, crítico en ocasiones, pero fundamentalmente de acuerdo con la “mayoría conciliar”, cuyas tesis se fueron abriendo paso ante no pocas resistencias y zancadillas de una “minoría” muy influyente, sobre todo, la más próxima a la Curia romana.

Un libro, en fin, para ese público a quien gusta saborear la historia y sus entresijos, y para los que quieran responderse a la pregunta por lo que ocurrió en el Concilio, y hasta por lo que pudo haber ocurrido, pero no ocurrió, gracias a la sabiduría y buen hacer de dos papas, de un buen equipo de teólogos y de los más de 2.200 padres conciliares, a quienes, sin duda, en su amor y empeño por renovar la Iglesia, asistía el Espíritu Santo.

En el nº 2.836 de Vida Nueva.

Actualizado
15/02/2013 | 00:14
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