El cardenal Mahony, puesto en entredicho por su sucesor

cardenal Roger Mahony y su sucesor obispo de Los Ángeles José H. Gómez

Una polémica nota del actual arzobispo de Los Ángeles daba a entender que le apartaba de sus funciones públicas

cardenal Roger Mahony y su sucesor obispo de Los Ángeles José H. Gómez

El cardenal Mahony (izq.) y su sucesor, Gómez

J. L. CELADA | El pasado 31 de enero, después de una larga batalla legal de más de cinco años y cumpliendo una orden del Tribunal Supremo de California, el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, anunciaba que ya se habían hecho públicos los archivos (más de 12.000 páginas de expedientes) de los sacerdotes que, desde 1940, abusaron sexualmente de niños (un total de 124 acusados) mientras desempeñaban su ministerio en la archidiócesis estadounidense.

En su declaración, además de desvelar lo “brutal y dolorosa” que resulta la lectura de tal documentación y reconocer la necesidad de “admitir esas terribles faltas”, el prelado alude expresamente a su predecesor, el cardenal Roger Mahony. Aunque actualmente jubilado, quien ocupara la sede angelina durante más de 25 años (1985-2011) “ha expresado su pesar por no haber podido proteger completamente a los menores confiados a su cuidado”, confiesa Gómez. Y, a renglón seguido, informa de que, “con efecto inmediato”, le ha comunicado que “no podrá tener ningún tipo de responsabilidad administrativa o pública”.

Otro tanto ha ocurrido con Thomas Curry, obispo auxiliar para la región de Santa Bárbara, quien también “se ha disculpado públicamente por las decisiones que tomó mientras se desempeñaba como vicario para el Clero” –explica luego el actual arzobispo de Los Ángeles–, y cuya renuncia le ha sido aceptada.

Ambos hechos, especialmente el primero, han llamado mucho la atención entre la comunidad católica estadounidense, al tratarse de un gesto sin precedentes, porque este tipo de decisiones suele adoptarlas el Vaticano y no un obispo residencial. Máxime cuando el afectado es un cardenal.

La medida, calificada de “insólita” por destacados representantes de la Iglesia nortemericana, suscitó toda clase de reacciones e interpretaciones. Hasta el punto de que, apenas 24 horas después de su declaración pública sobre “los errores del pasado que se encuentran en esas páginas”, Gómez difundía un nuevo comunicado de prensa. Su objetivo: aclarar la situación del cardenal Mahony y del auxiliar Curry, dado que “las preguntas de los fieles y algunos miembros de los medios de comunicación indican que sería útil” hacerlo.

Tres líneas le bastan para confirmar que ambos prelados “siguen siendo obispos con facultades en la Arquidiócesis de Los Ángeles, con plenos derechos para celebrar los Sacramentos de la Iglesia y servir a los fieles sin restricción”.

El tiempo dirá cuál es la versión que más se ajusta a la realidad, para poder extraer conclusiones más definitivas de todo este asunto. Mientras tanto, Gómez ha prometido a los fieles que pastorea que “seguiremos, como ya hemos venido haciendo desde hace muchos años, reportando inmediatamente a las autoridades apropiadas todas las sospechas razonables de abuso, así como removiendo del ministerio a todos aquellos razonablemente acusados”.

Y concluye: “Seguiremos trabajando, día tras día, para asegurarnos de que nuestros niños están seguros y bien cuidados en nuestras parroquias, escuelas y en todos los ministerios de la Arquidiócesis”.

En el nº 2.835 de Vida Nueva.

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