En su 24ª edición, propone renovación, formación, escucha y acompañamiento
Antonio Ávila, director del ISP, y el profesor Felicísimo Martínez
Semana de Teología Pastoral 2013: creer de nuevo para invitar a la fe [extracto]
FRAN OTERO. Fotos: LUIS MEDINA | Mientras agonizaba el mes de enero –los días 29, 30 y 31–, el Instituto Superior de Pastoral en Madrid, de la Universidad Pontificia de Salamanca, abordaba, en pleno Año de la fe, la cuestión de cómo invitar a creer hoy. Los asistentes pudieron escuchar reflexiones y propuestas a importantes pastoralistas. Se habló de los preámbulos de la fe, de sus escenarios, de modelos de evangelización, de nuevas iniciativas, de cambios de paradigma, de la iniciación en la experiencia de la fe…
Fue Felicísimo Martínez, del Instituto Superior de Pastoral, quien abrió las reflexiones exponiendo los presupuestos para adentrarse en el camino de la fe hoy: “Superar la cultura de la desconfianza, bajar la experiencias de la fe desde los andamios de la razón a las experiencias cordiales, vivir en profundidad y cultivar la dimensión contemplativa, abrirse a las experiencias de trascendencia y cultivar prácticas comunitarias superando la cultura del individualismo”.
Luego se compartieron algunos de los escenarios donde mostrar la fe. El zen es uno de ellos, tal y como explicó la maestra Ana María Schlüter; también la música, mostró Letizia Sánchez, y la comunicación, como propuso la periodista María Ángeles López.
José Luis Corzo se refirió a los Tragaluces de lo divino, que no son otra cosa que “las mediaciones inexorables de la experiencia de Dios en todas las tradiciones religiosas”. “En el judeocristianismo predominan las metáforas de la luz, que es Cristo y se refleja en el rostro de la Iglesia. Es una luz que alumbra, como por una rendija, entre las tinieblas de nuestra época. Ilumina nuestra mirada y la realidad del entorno; sobre todo, los signos de la historia. No podemos tragarnos esa luz, sino reflejarla con nuestras buenas obras”, afirmó el también profesor del Instituto.
Por su parte, Felisa Elizondo y Antonio Ávila abordaron la cuestión de la escucha y del acompañamiento, muy importantes antes de hacer una invitación a la fe. Así, hicieron un análisis de la “aldea global” en la que hoy vivimos y de la importancia, en ella, de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información, y plantearon una propuesta de escucha.
Tras las nuevas iniciativas para invitar a la fe planteadas por Xavier Morlans, de la Facultad de Teología de Cataluña, Francisco José Andrades Ledo, profesor de la Facultad de Teología de la UPSA, abordó los modelos de evangelización de ayer y de hoy.
Recorrió así cómo fue la transmisión de la fe en los momentos iniciales de la comunidad cristiana, los primeros siglos del cristianismo, la Edad Media, durante el auge de la predicación mendicante o la propuesta del Vaticano II. De hoy, propuso una pastoral nueva en misión, una pastoral de engendramiento y la misión como diálogo profético.
Cambio de paradigma
Jesús Sastre García puso el énfasis en el cambio de paradigma de la transmisión a la apropiación de la fe. Tras una reflexión con antecedentes y con la exposición de algunos de los componentes de este nuevo paradigma –en el que la comunidad cristiana, la iniciación como proceso, el catequista y la formación tienen un papel importante–, concluyó: “Estamos en un momento de gracia: volver a lo fundamental de la fe y de la iniciación cristiana. Necesitamos ir aguas arriba y aguas abajo, en actitud de éxodo y de la levadura para entender la evangelización de forma nueva. El éxito del nuevo paradigma depende de la sinergia de variados elementos”.
La Semana concluyó con la ponencia de Juan Martín Velasco, titulada Hacia una pastoral de la iniciación en la experiencia de fe, en la que apuntó la necesidad de una renovación de la acción pastoral en su conjunto, algo que –dijo– es un sentimiento compartido.
Analizadas algunas propuestas pasadas y sus resultados, que no ha sido satisfactorios, Martín Velasco expuso que la renovación pastoral que demanda el nuevo contexto “requiere la toma de conciencia de la situación y las insuficiencias de las respuestas que se vienen proponiendo”.
En cualquier caso, aclaró que la situación “no es necesariamente letal para el cristianismo en Europa”, sino “un signo de los tiempos que demanda la purificación de la fe y una nueva evangelización”. “La crisis de Dios en el interior de las Iglesias las convierte en tierras de misión que evangelizar para que puedan ser evangelizadoras. La tarea pastoral más importante está en hacer pasar a las comunidades cristianas de una ‘fides implícita’ a una fe personaliza; de un cristianismo practicante o militante a un cristianismo centrado en la experiencia de la actitud teologal”, afirmó.
Para lograr esto, continuó, “es necesario recuperar la dimensión mistagógica de la acción pastoral y acompañar todo el proceso por una teología que permita a los creyentes contrarrestar las dificultades de la nueva situación y ser creyentes en ella de forma significativa”.
Y propuso algunos medios y acciones como la recuperación del maestro espiritual, la lectura creyente de la Escritura, la renovación de las celebraciones litúrgicas, la formación en las diferentes formas de oración o la práctica de distintos modos de ejercicios espirituales.
Se trata, concluyó Martín Velasco, de ser creyentes para ser testigos en el mundo. En este sentido, juzgó importantes la misión, como dimensión del ser creyentes, el testimonio o el compromiso por la justicia y la solidaridad. En cualquier caso, ahondó en que para, que se produzca esta renovación, hacen falta cambios estructurales en la Iglesia.
En el nº 2.834 de Vida Nueva.
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