OBITUARIO: Pedro González Blasco, creyente de fe lúcida y modelo de trabajador

Pedro Gonzalez Blasco marianista fallecido en enero 2013

Pedro Gonzalez Blasco marianista fallecido en enero 2013

LUIS FERNANDO CRESPO, SM | El 23 de enero ha fallecido en Madrid Pedro González Blasco, tras más de cincuenta años de vida marianista al servicio de la Iglesia en la Compañía de María.

Pedro ha estado siempre vinculado profesionalmente a la juventud y a su educación, desde que fue nombrado director del Colegio Mayor Chaminade de Madrid.

Doctorado en Yale, era catedrático de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid, en donde fue docente desde el año 1980 hasta 1999. También fue profesor en la Pontificia Universidad de Salamanca y en la Universidad de Zaragoza.
Entre sus trabajos de investigación, están los Informes de la Juventud, de la Fundación SM, que tanto han contribuido a comprender y educar a los jóvenes españoles. El profesor González Blasco era una autoridad de prestigio nacional e internacional en su campo de investigación.

Pedro ha estado vinculado a la historia de SM (la Fundación y el Grupo Editorial). No se puede entender esta historia sin su valiosa aportación, su impulso estratégico y su capacidad de transmitir integridad, ilusión y profesionalidad.

Fue director general de SM desde 1974 hasta 1980. Desde esa fecha, hasta 1999, en que volvió a asumir la dirección general por un trienio, se mantuvo en los órganos de gobierno de SM.

En la actualidad, ya jubilado profesionalmente, era secretario provincial de los Marianistas de España y administrador de la Escuela de Magisterio de la Iglesia (ESCUNI) de Madrid.

Para todos los que le hemos conocido y trabajado con él, representa, además de un creyente con una fe lúcida, un modelo de trabajador infatigable, riguroso y exigente, empezando por él mismo, luchador y tenaz con los proyectos que se le encomendaban. Siempre estuvo preocupado por el diálogo entre la fe y la cultura, por dar razón de su fe y de su esperanza.

A lo largo de su vida mantuvo una gran inquietud intelectual. Pedro se caracterizaba por un pensamiento sin fisuras, y por encontrar sólidas argumentaciones para tratar de convencer a sus adversarios dialécticos. Con una gran cultura, era un lector empedernido, atento a los cambios sociales y a las corrientes de pensamiento contemporáneas.

En la Compañía de María ha desempeñado, desde bien joven, cargos de responsabilidad. Desde hace muchos años contaba con la confianza de sus hermanos. Muestra de ello era su elección permanente para los capítulos provinciales y generales. Contribuyó a la elaboración de la Regla de Vida. Recientemente, participó en un estudio sobre la vocación y la misión de los religiosos laicos.

Su muerte, por inesperada, nos ha dejado a todos en el estupor. Descanse en paz.

En el nº 2.834 de Vida Nueva.

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