‘Amor’: corazones tan vivos

Amor fotograma de la película

Amor fotograma de la película

J. L. CELADA | Defendía Gabriel Marcel hace casi un siglo que “amar a alguien es decirle: ‘Tú no morirás’”. Y las palabras del filósofo francés cobran hoy verdadero sentido en una de las manifestaciones de Amor más extraordinarias que uno haya podido contemplar desde el patio de butacas.

Así –sin calificativos ni coartadas, con la desnudez que solo soporta la verdad– se titula el nuevo trabajo de Michael Haneke, última Palma de Oro en Cannes y aspirante al Oscar en cinco categorías, entre ellas una histórica nominación por partida doble como Mejor película y Mejor película de habla no inglesa.

No es para menos. Lo que aquí nos narra el guionista y director austríaco no solo merece el silencio casi reverencial con que el público abandona la sala, sino el reconocimiento unánime de toda la profesión hacia una forma de entender el cine que escuece e interpela tanto como la propia vida. Esa que uno de sus personajes define como “bonita… y tan larga”, mientras hojea un álbum de viejas fotos con la mirada nostálgica y perdida que imponen sin tregua la edad y la enfermedad.

El veterano realizador se encierra con su cámara en un piso del París acomodado, para mostrarnos los estragos que va causando el paso del tiempo en un anciano matrimonio cuando irrumpen con toda su crudeza el dolor, las limitaciones físicas, las sillas de ruedas, los pañales y cuanto pone en el disparadero la dignidad humana. Y aunque nada de todo ello merezca enseñarse –como reivindica el marido y cuidador–, Haneke se empeña en hacernos partícipes de este Amor terminal.Amor fotograma de la película

Porque, de entre sus parálisis y escaras, surge la ternura de una caricia que mitiga el sufrimiento de esa niña grande indefensa y asustada (espléndida Emmanuelle Riva a sus 87 años); la palabra oportuna de disculpa de ese hombre que a veces ha sido “un monstruo”, pero que es “bueno” (un contenido Jean-Louis Trintignant); la empatía, en fin, de ponerse en el lugar del otro para acompañarle en semejante trance.

Con su habitual sobriedad y maestría, el laureado cineasta conjuga los silencios más incómodos o el ruido de unos pies que se arrastran con bellas notas de piano que sofocan la desesperación y el llanto de nuestros protagonistas. Recurso que, además de aliviar la carga emotiva que invade al espectador, permite despojar a esta cinta de cualquier asomo de patetismo indecente, dramatismo de escaparate o sentimientos de saldo. Haneke huye de artificios y salidas fáciles, tampoco deja nada a la improvisación (encomiable esfuerzo el de sus actores principales para meterse en sus respectivos papeles), lo cual se nota… y se agradece.

Consumado su previsible –o discutible– desenlace, esta película deja tras de sí la convicción de que la única defensa posible contra la muerte es el amor. Un Amor tan sincero, también por el cine, que siempre quedará un lugar en el corazón y la memoria donde permanezca vivo su recuerdo.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Amour.

GUIÓN Y DIRECCIÓN: Michael Haneke.

FOTOGRAFÍA: Darius Khondji.

MÚSICA: Alexandre Tharaud.

PRODUCCIÓN: Margaret Menegoz, Stefan Arndt, Veit Heidushka, Michael Katz.

INTÉRPRETES: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, Alexandre Tharaud, William Shimell, Ramón Aguirre, Rita Blanco

En el nº 2.832 de Vida Nueva.

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