John Tong Hon: “El Gobierno chino será derrocado por los ciudadanos si no da más libertad al pueblo”

John Tong Hon, cardenal arzobispo de Pekín

John Tong Hon, cardenal arzobispo de Pekín

DARÍO MENOR | Hong Kong es el puente que comunica China con el Vaticano. Lo sabe bien su obispo, el cardenal John Tong Hon, un pastor de trato cálido que echa mano de la sabiduría ancestral de su pueblo para afrontar los problemas de hoy: “La palabra crisis, en chino, se compone de dos palabras: peligro y oportunidad”.

Pese a las difíciles relaciones que mantienen Pekín y la Santa Sede, Tong ve el futuro con optimismo y deja una advertencia al Gobierno chino: “Si no da más libertad al pueblo, será derrocado por la fuerza por los propios ciudadanos”.

– ¿Qué motivo llevó al Gobierno a prohibir a los obispos chinos que fueran a Roma para participar en el reciente Sínodo sobre la Nueva Evangelización?

– Es un problema de confianza en ellos mismos. Un asesor de Chris Patten, el último gobernador británico, decía que Pekín no daba libertad completa porque veía a las religiones como competidoras del Partido Comunista. Tienen miedo de que, si hay libertad total, la gente se interese más por las religiones que por el partido. En segundo lugar, porque ven los ataques del 11-S como una alarma de que las religiones pueden llevar al terrorismo. Tienen miedo de que en China suceda algo así con los musulmanes. El tercer motivo es por la falta de diálogo entre la Santa Sede y el Gobierno.

– ¿Conllevará el desarrollo económico un mayor respeto por la libertad religiosa?

– No soy un profeta, pero soy optimista. Se llegará a un momento de respeto porque la gente está enriqueciéndose. Muchos tienen hoy dinero para viajar al extranjero, lo que cambia sus mentes. Luego está el efecto de los medios de comunicación: están teniendo mucho éxito la televisión, Internet, los teléfonos móviles… Creo que dentro de no mucho, aunque no sé decir cuándo, el Gobierno chino tendrá que dar más libertad al pueblo. Si no lo hace, será derrocado por la fuerza por los propios chinos. El Gobierno comunista quiere sobrevivir por mucho tiempo, pero para hacerlo tiene que satisfacer las demandas de la población.

– Cuando llegue ese momento, ¿podría producirse un boom del catolicismo en China?

– No creo. La Iglesia china también está viviendo la influencia del materialismo. Cuando hubo la apertura con Den Xiaoping, los seminarios se llenaron. Con el desarrollo del país, mucha gente emigra de los pueblos a las ciudades, logra mejores trabajos y sueldos más altos. Y cada vez menos personas entran en los seminarios. La Iglesia en China debe afrontar las restricciones del Gobierno, pero también el materialismo, el hedonismo.

Más sobre el estado de las relaciones Santa Sede-China, el papel de la comunidad internacional, la evolución del catolicismo en el país o la carta de Benedicto XVI a los fieles chinos, en la entrevista completa, disponible solo para suscriptores.

En el nº 2.831 de Vida Nueva.

 

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