La defensa de la familia y la paz marcan la Navidad del Papa

También lamenta las “crecientes desigualdades entre ricos y pobres”

papa Benedicto XVI en la bendición Urbi et Orbi 25 diciembre 2012

El Papa imparte la bendición ‘Urbi et Orbi’

ANTONIO PELAYO. ROMA | Más allá del perdón de Benedicto XVI a su ex asistente personal Paolo Gabriele, las Navidades del Papa comenzaron con el discurso que pronunció el viernes 21 de diciembre a la Curia romana durante la ceremonia de las felicitaciones navideñas.

El Papa trazó los grandes rasgos del año 2012, caracterizado “por muchas situaciones difíciles, de grandes cuestiones y desafíos, pero también de signos de esperanza”.

Entre estos últimos, destacó sus viajes a México y a Cuba, y también la visita al Líbano. E igualmente subrayó el Encuentro Mundial de las Familias que tuvo lugar en Milán en junio.

De este último se sirvió para plantear que, “en el tema de la familia, no se trata únicamente de una determinada forma social, sino de la cuestión del hombre mismo; de la cuestión sobre qué es el hombre y sobre lo que es preciso hacer para ser hombres del modo justo”.

Recogimiento en la fiesta de la Navidad

Las fiestas por excelencia de la Navidad –la Nochebuena y la celebración del Nacimiento del Señor, el 25 de diciembre– tuvieron este año la tradicional solemnidad y recogimiento. Más evidente este último en la misa de la vigilia que el Papa presidió a las diez de la noche del día 24 en una Basílica de San Pedro resplandeciente y en la que no cabía una persona más.

Como disfrutamos del privilegio de que este Papa sea un maestro de teología, sus discursos y homilías no tienen desperdicio, especialmente en los días grandes. Reflexionando sobre el mensaje angélico del “gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra en los hombres en quienes Él se complace”, Joseph Ratzinger dijo: “Donde no se da gloria a Dios, donde se le olvida o incluso se le niega, tampoco hay paz (…). Si la imagen de Dios se apaga, se extingue también la dignidad divina del hombre. Entonces ya no es la imagen de Dios que debemos honrar en cada uno, el débil, el extranjero, el pobre. Entonces ya no somos todos hermanos y hermanas, hijos del único Padre que, a partir del Padre, están relacionados mutuamente. Qué géneros de violencia arrogante aparecen entonces y cómo el hombre desprecia y aplasta al hombre lo hemos visto en toda su crueldad en el siglo pasado”.

El 1 de enero se celebró la XLVI Jornada Mundial de la Paz, bajo el lema Bienaventurados los que trabajan por la paz.

En su homilía, el Papa enunció como causas de las guerras y las violencias “las crecientes desigualdades entre ricos y pobres, el prevalecer de una mentalidad egoísta e individualista expresada en un capitalismo financiero sin reglas y diversas formas de terrorismo y de criminalidad”, pero insistió en que la vocación a la paz es “algo innato en la humanidad”.

El relato de todas las celebraciones, incluido el encuentro del Papa con los jóvenes convocados por la Comunidad de Taizé, y todas las homilías y discursos de Benedicto XVI, en la crónica completa, disponible solo para suscriptores..

La defensa de la familia y la paz marcan la Navidad del Papa [íntegro]

En el nº 2.830 de Vida Nueva.

 

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