La Iglesia portuguesa sale en defensa del Estado social

Jorge Ortiga, arzobispo de Braga, en la Semana Social Católica Portugal diciembre 2012

Oporto acoge la Semana Social Católica organizada por la Conferencia Episcopal

Jorge Ortiga, arzobispo de Braga, en la Semana Social Católica Portugal diciembre 2012

El arzobispo Ortiga con el comisario de Empleo de la UE (centro)

ANTÓNIO MARUJO. OPORTO | El Estado social de bienestar debe ser repensado, a fin de satisfacer los requisitos de la cohesión y la justicia; sin embargo, debe venir precedido de una sociedad más solidaria. Así se puso de manifiesto durante la Semana Social Católica portuguesa, celebrada en Oporto a finales de noviembre, donde se debatió el futuro del Estado de bienestar y se defendió que su reforma debe basarse en la idea de proteger a todos los ciudadanos y de una economía centrada en el servicio a la gente.

La iniciativa de la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) convocó a economistas, teólogos, sindicalistas e investigadores en un país sometido a la financiación internacional y escenario de enormes desigualdades. Varios oradores denunciaron que la austeridad es causa de más desequilibrios y crea situaciones insostenibles en la vida de muchas personas. Las razones de la crisis son la agudización de estas desigualdades y el funcionamiento de los mercados financieros, señaló el responsable de la Semana Social, Guilherme d’Oliveira Martins.

El presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social y arzobispo de Braga, Jorge Ortiga, por su parte, sostuvo que “necesitamos otra forma de pensar sobre la sociedad, donde cada uno cuente”. Y, en las conclusiones, se apunta que “la Iglesia asume la necesidad de encontrar signos de esperanza e iniciativas para contrarrestar la crisis, proponiendo una distribución más eficiente de los recursos, justicia tributaria y rigurosa evaluación de los servicios públicos”.

El monje Luciano Manicardi, de la comunidad de Bose (Italia), habló de los fundamentos bíblicos de la justicia y la caridad. Y, citando al Papa en Deus caritas est, defendió que la justicia es el rostro social de la caridad y ambas se complementan. El hambre, la falta de vivienda y de trabajo “no tolera demoras”, dijo. Y añadió: “La caridad es el amor al hermano, la justicia es el amor por los derechos del hermano”.

En un momento en que la crisis económica y financiera provoca por toda Europa un debate sobre el papel del Estado, la iniciativa de la CEP concluyó que “el Estado de bienestar debe ser debatido y pensado no como resultado de las emergencias financieras, sino para satisfacer las demandas de la cohesión económica y social, de la justicia y de la dignidad humana”.

Sociedad solidaria

En el discurso inaugural, el vicepresidente de la CEP y obispo de Oporto, Manuel Clemente, recordó que “han sido las sociedades solidarias las que se han constituido en estados de bienestar. Antes del Estado de bienestar, está la sociedad solidaria, que lo precede y alimenta”. Hoy, sin embargo, el Estado social, nacido tras la Revolución Industrial y los conflictos mundiales del siglo XX, se enfrenta a problemas como el invierno demográfico y la necesidad de reformas.

Pero la Iglesia cree que los cambios deben basarse en “la protección de todos los ciudadanos” y “la comprensión del destino universal de los bienes de la tierra”. En esta línea, Alfredo Bruto da Costa, pionero de los estudios sobre la pobreza en Portugal y uno de los intervinientes, recordó que “el primer principio de la doctrina social católica, anterior al derecho a la propiedad privada, es el destino universal de los bienes”.

Según el periodista Francisco Sarsfield Cabral, “los católicos no dan mucha importancia” a la Doctrina Social de la Iglesia, pese a ser pionera en muchos aspectos, por lo que la Semana insistió en la necesidad de su estudio. “La economía –afirman las conclusiones– requiere para la gente la dignificación del trabajo y la promoción del empleo en condiciones de igualdad y justicia, debiendo romperse el círculo vicioso que considera la pobreza como inevitable y la desigualdad una fatalidad”.

Marisa Tavares, investigadora de la Universidad Católica, habló del desempleo juvenil y, citando un reciente informe de la OCDE, llamó a “cambiar el sistema tributario para volver al principio básico de que la economía es de la gente y para la gente”. Mientras tanto, Manuel Brandão Alves, economista y miembro de Justicia y Paz, sostuvo que la Seguridad Social no está en quiebra, sino que es víctima de la especulación financiera, haciendo que sean los más pobres quienes paguen. “La carne ya no es suficiente – bromeó– y ahora tenemos que ir a por los huesos”.

Finalmente, D’Oliveira Martins, quien también es presidente de la Corte de Cuentas, insistió en que “es esencial” preservar el Estado de bienestar, porque una de las consecuencias de la actual crisis es que están “creciendo las desigualdades”.

En el nº 2.827 de Vida Nueva.

 

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