La Iglesia está “en el buen camino” contra los abusos

Un congreso en Alemania destaca que el 70% de los episcopados han adoptado directrices ya para afrontar el tema

congreso Gregoriana abusos sexuales - vigilia penitencial

Vigilia penitencial en el marco del congreso de la Gregoriana sobre abusos sexuales

JOSÉ LUIS CELADA | A día de hoy, el 70% de las 113 conferencias episcopales del mundo ya han establecido unas directrices para hacer frente a los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia. Así lo puso de manifiesto el hasta ahora promotor de Justicia vaticano de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Charles Scicluna, quien, con motivo de un congreso internacional sobre el tema celebrado a finales del mes de octubre en Freising (Alemania), reconoció que “estamos en el buen camino” para atajar uno de los más graves problemas de la institución en la actualidad.

En el marco del encuentro que tuvo lugar en tierras germanas, Scicluna –que acaba de ser nombrado obispo auxiliar de su Malta natal– reveló que todas las conferencias episcopales de Norteamérica y América del Sur ya han respondido positivamente a la exigencia vaticana de disponer de normas de actuación en los casos de abusos sexuales por parte del clero.

En África, sin embargo, más de la mitad de los episcopados no han adoptado todavía un procedimiento a seguir en tales situaciones. Mientras, en Europa, son siete las conferencias episcopales que carecen de una normativa al respecto: Bulgaria, Croacia, Letonia, Rumanía, Hungría, Bielorrusia y Turquía.

Cabe señalar que, en mayo de 2011, la Congregación para la Doctrina de la Fe concedió un plazo de un año a los episcopados de todo el mundo para que establecieran un modo de actuar frente a los posibles casos de abuso sexual. El entonces presidente de este dicasterio, el cardenal William J. Levada, envió a todos los obispos una carta en la que les exhortaba a preparar un documento con las ‘Líneas guía’ que marcasen el procedimiento a seguir ante las denuncias presentadas.

Aunque la mayoría de los países occidentales ya disponían de instrumentos semejantes desde finales de los 90, el propio Scicluna reconoció que, en junio de este año, se envió un recordatorio a un buen número de conferencias episcopales para que adoptaran medidas concretas sobre el tema.

Cooperación civil

El prelado aprovechó la ocasión para felicitarse por la “buena cooperación con las autoridades civiles”, y descartó la idea de un rechazo de la misma. “Incluso en los países donde no existe la obligación de denunciar los abusos sexuales, los responsables de la Iglesia están obligados a apoyar a las víctimas en el reconocimiento de sus derechos”, explicó Scicluna, haciéndose eco de la citada misiva de Levada, en la que se instaba a los obispos a estar “dispuestos a escuchar a las víctimas y a sus familiares y a esforzarse en asistirles espiritual y psicológicamente”, además de destacar la necesidad de que la persona que denuncia “sea tratada con respeto”.

Para la psiquiatra inglesa Sheila Hollins, por su parte, invitada al congreso como conferenciante, la protección de los menores y víctimas de abuso debe ser “una prioridad mundial en la Iglesia”. Esto exige, sobre todo, “transparencia”.

“Tanto sacerdotes como laicos deben tener muy claro –sostuvo– que no habrá la menor tolerancia con los abusos sexuales, y que nadie en la Iglesia debe ser protegido de las acciones penales si estos abusos son descubiertos”.

A su juicio, se trata también de ayudar a los responsables eclesiales para que “mejoren su comunicación” en los casos de abuso. “Escuchar a las víctimas puede ser doloroso y requiere de mucha paciencia y sensibilidad”, pero es “parte esencial del proceso de curación”, advirtió la psiquiatra.

El congreso de Freising fue también el escenario de la presentación de un programa de formación a través de Internet elaborado por el Centro Católico de Protección de la Infancia de la Archidiócesis de Munich y la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, disponible desde principios de octubre en inglés, italiano y alemán (en enero de 2013 contará con su versión española), y en el que ya participan 235 personas de seis países acompañadas por 26 formadores o consultores.

Finalmente, el jesuita Hans Zollner, vicerrector académico de la Gregoriana y especialista en el tema, denunció que, en muchos países, la protección infantil solo existe sobre el papel, por lo que “la Iglesia puede ser un importante elemento unificador en la lucha contra esta injusticia”.

Y aunque admitió que los abusos infantiles ya no ocupan el centro de atención de la actualidad, “la Iglesia y la sociedad deben estar preparadas para asumir sus responsabilidades y trabajar por un futuro mejor”, concluyó el religioso.

En el nº 2.823 de Vida Nueva.

 

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