Hermano Alois: “Europa tiene mucho que recibir de África”

Hermano Alois prior de la comunidad ecuménica de Taizé

Prior de la comunidad de Taizé

Hermano Alois prior de la comunidad ecuménica de Taizé

JOSÉ MIGUEL DE HARO | El Hermano Alois, prior de la comunidad de Taizé, no se perderá el encuentro en Ruanda. Con el fin de aportar la experiencia de su carisma en la sanación de heridas, buscan ayudar a cicatrizar definitivamente las que se abrieron en este país africano hace 18 años.

– ¿Por qué eligieron Ruanda para su peregrinación?

– La idea vino de los mismos jóvenes ruandeses. Varios centenares de ellos participaron en nuestro encuentro de Nairobi (Kenia), en noviembre de 2008. Al final del mismo, algunos nos dijeron que su país también necesitaba esta iniciativa para su reconstrucción. Este verano, en Taizé, nos explicaron que acoger a jóvenes de diferentes países les animará y dará más confianza en sí mismos.

– Esa es una de las claves de las jornadas, que las familias acojan a personas de diferentes etnias en su hogar…

– Haciendo de la acogida en las familias uno de los elementos fundamentales del encuentro nos insertamos en una tradición que ya existe en el país. La Iglesia católica organiza cada año en otra diócesis ruandesa un foro de jóvenes cuyos participantes están hospedados por las familias. La particularidad de la “peregrinación de confianza” es únicamente la de ampliar esta hospitalidad a otras confesiones y a jóvenes de otros países. Se trata otra vez de la misma intuición, que era ya la de Hermano Roger: “La hospitalidad ofrecida amplía el horizonte y da una alegría de vivir”. Que familias abran sus puertas a jóvenes que no conocen saca a la luz la comunión de la Iglesia; y experimentar esta comunión es muy necesario, en particular, para curar las heridas de la historia.

– ¿Quiere también Taizé recordar a los jóvenes europeos lo que están viviendo otras Iglesias, otros continentes?

– Es deseable que este encuentro llame la atención de los europeos, en concreto, sobre este país, que busca de manera valiente curar la memoria del pasado. Europa debería estar más atenta a África y, como cristianos, podemos favorecer concretamente esta escucha. Compartir nunca puede ser unilateral: si Europa tuviera mucho que compartir con África, tendría también mucho que recibir.

En el nº 2.823 de Vida Nueva.

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