Eduardo G. Sáenz de Buruaga: “Si los Acuerdos Iglesia-Estado se pueden mejorar, se hará cuando convenga”

Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, embajador de España ante la Santa Sede

Embajador de España ante la Santa Sede

Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, embajador de España ante la Santa Sede

Entrevista con Eduardo G. Sáenz de Buruaga [extracto]

ANTONIO PELAYO y JUAN RUBIO | El despacho del embajador de España ante la Santa Sede en el Palazzo di Spagna ha visto desfilar a decenas de personajes ilustres, y entre sus muros seculares se han tratado cuestiones muy arduas que han influido en la historia de nuestro país y de sus relaciones con la Iglesia católica.

Sentarse en ese sillón imprime carácter, y todos los gobiernos han sido conscientes de que a esa embajada no se puede mandar a cualquiera, sino a una persona que reúna experiencia, tacto, capacidad de trabajo, lealtad a sus principios e ideas claras.

Es el caso de don Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, que lleva apenas medio año en el puesto pero que da impresión de encontrarse tan en su sitio como si sus años precedentes de carrera le hubieran servido de preparación para este cargo, que le sienta como un guante… para las dos manos, porque ambas son necesarias y útiles en su delicada misión.

– Han pasado seis meses desde su llegada a Roma como embajador de España ante la Santa Sede. En este período, ¿cuál es la impresión que ha sacado? ¿Qué nuevas cosas ha podido percibir?

– En realidad, más que de una impresión, hablaría de la confirmación de un conocimiento que ya tenía antes de ser nombrado embajador: la importancia tan grande que, para el Estado español, tienen las relaciones con la Santa Sede, tanto histórica como actualmente. No es algo realmente novedoso. Son unas relaciones de la máxima importancia para las dos partes. Es una relación prioritaria a nivel diplomático y político, a nivel de Estado a Estado. La Santa Sede es un Estado importante de la comunidad internacional, de alcance global, y veo que es una relación que sigue siendo una de las más importantes en la proyección de España.

Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, embajador de España ante la Santa Sede

El embajador, con Pelayo y Rubio

– Además de la Roma diplomática, existe otra que podríamos llamar la ‘Roma B’, la de los eclesiásticos españoles que viven en esta ciudad.

– Efectivamente, siempre he resaltado la ‘Roma B’, y realmente es espectacular el nivel de presencia de españoles al frente de congregaciones religiosas, tanto masculinas como femeninas. No hablo solo de órdenes como los jesuitas o los franciscanos, sino también de otras muchas congregaciones e instituciones religiosas de diverso tipo: la prelatura del Opus Dei, movimientos como Comunión y Liberación o el Camino Neocatecumenal, así como otros que tienen una solera tremenda, como los benedictinos, los carmelitas, los marianistas (con los que estudié)… Todo esto me produce una gran satisfacción.

– ¿Cree que existe algo que podríamos definir como “hoja de ruta” en las relaciones hispano-vaticanas?

– Yo hablaría de un interés por ambas partes en que las relaciones sean intensas y fructíferas. No se trata, por supuesto, de un pacto de no agresión, sino de un acuerdo entendido en sentido positivo. Siempre pongo mucho énfasis en la agenda internacional de España, que tiene muchos aspectos coincidentes con la agenda de la Santa Sede. Un aspecto relevante, por ejemplo, es el interés “triangular” entre la Santa Sede, España e Italia en potenciar el derecho a la libertad religiosa y el derecho de las minorías religiosas a existir y a desarrollar sus creencias en un ambiente de libertad.

Lo mencionó la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, en la cena que ofreció a monseñor Dominique Mamberti, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados [equivalente a un ministro de Asuntos Exteriores], el 6 de octubre, con motivo de la ceremonia de proclamación de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia. Lo mencionó, igualmente, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, en su entrevista con su colega italiano en el Palacio de Viana. El derecho a la libertad religiosa es algo de la máxima importancia, tanto para la Santa Sede como para España e Italia. Hay un pacto, y es el de lograr el máximo entendimiento.

“Un aspecto relevante de las relaciones
es el interés ‘triangular’ entre la Santa Sede,
España e Italia en potenciar
el derecho a la libertad religiosa”.

El Gobierno, contento con Cáritas

– El Gobierno es sensible a la ayuda para paliar los efectos de la crisis, ayuda que puede venir de asociaciones religiosas.

– En todos los contactos, bastante amplios, que he mantenido hasta ahora con la Curia, yo, sistemáticamente, he transmitido la alta valoración que el Gobierno español da a Cáritas y a todo tipo de cauce religioso para aliviar la dramática situación en la que se encuentran muchas familias españolas. El del Partido Popular es un Gobierno muy sensible a esta alta valoración que la población española tiene del papel de la Iglesia en la lucha contra la crisis.

Otro mensaje importante es la satisfacción que el Gobierno español tiene con los Acuerdos vigentes con la Santa Sede en todos sus aspectos, pese a las críticas a estos Acuerdos en general o en particular. Naturalmente, nada es inmutable en política o en el ámbito internacional. Estos Acuerdos están perfectamente ajustados a las necesidades del momento; no veo la necesidad, a corto plazo, de tocarlos o reformarlos, pero tampoco hay que tener una actitud de respeto sacro. Si se pueden mejorar, se hará cuando convenga, porque tampoco vamos a sacralizarlos.

– El Gobierno español –pero no es el único, precisamente– está haciendo frente a una grave y persistente crisis económica en la que están implicados muchos factores. ¿Cómo le parece a usted que está enfocándose la solución de la misma?

– Hay una insistencia clara por parte del Gobierno en enfocar la solución de la crisis hacia los problemas concretos de las personas. No interesa solo, pues, el aspecto macroeconómico de la crisis (que no es solo nacional, sino internacional e incluso mundial), sino sobre todo la dimensión personal que tiene la crisis. Y lo de personal hay que entenderlo también a nivel familiar. En un discurso del pasado mes de junio del cardenal Bertone se puso mucho énfasis en eso.

“Me consta que en mi nombramiento
tuvo un peso muy importante
mi trayectoria con Iberoamérica”.

– Hablemos de la esfera personal. Usted ha llegado a un puesto muy alto de la carrera diplomática, al que en tiempos pasados se solía llegar con más años. ¿Se le había pasado por la cabeza esto, o es algo que le ha caído, por así decir, de sorpresa?

– Bueno, ha habido embajadores aún más jóvenes que yo; creo que, desgraciadamente, con 54 no se es joven para nada… Insisto: en mi trayectoria, que es bastante dilatada en el ámbito de la carrera diplomática, he tenido puestos de alta responsabilidad, como director general de Iberoamérica o embajador ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), que es una gran plataforma de observación a escala hemisférica. Inicié mi carrera en Sudán. Creo que tenía un bagaje bastante positivo porque las relaciones de España y la Unión Europea con América Latina son muy intensas. Me consta que en mi nombramiento tuvo un peso muy importante mi trayectoria con Iberoamérica. Hay muchos que piensan, como Juan Pablo II, que América Latina es el continente de la esperanza. Mi nombramiento como embajador de España ante la Santa Sede se debe también a mi experiencia americana.Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, embajador de España ante la Santa Sede

Más presencia de españoles

– Algo que tiene un gran peso en la embajada es su actividad cultural.

– Vamos a empezar un ciclo de conferencias sobre el Vaticano II. Esta embajada quiere tener un objetivo que ya me indicaron en el Gobierno, y que es todo el mundo académico que gira en torno a la Santa Sede. Hay que incrementar la presencia de españoles en las diversas academias pontificias (Ciencias, Ciencias Sociales, etc.), y estoy considerando varios nombres que me gustaría sugerir a la Santa Sede, cuyas aportaciones a los trabajos del mundo académico vaticano serían extremadamente importantes.

Yo formo parte del Patronato de la Academia de España en Roma; esta Academia, otra de las instituciones seculares españolas aquí en Roma, aunque tenga un funcionamiento autónomo, tiene un director con el que me relaciono para ver qué temas podemos llevar a cabo conjuntamente, ya sea en su sede, ya sea en la nuestra. Tampoco descarto la posibilidad, si se da el caso, de relacionarme con empresas españolas que quieran establecerse en Italia y quieran organizar eventos. Aunque está también la Embajada de España en Italia, estoy dispuesto a que esta embajada sirva de plataforma para lanzar empresas españolas para el reforzamiento de la ‘marca España’.

– En sus conversaciones con los cardenales y prelados romanos, habrá aflorado alguna vez la opinión que tienen aquí de la Iglesia española. Algunas Iglesias están más presentes que la española…

– Me he dado cuenta de que la presencia española es notable, pero añadiría este matiz: sería bueno que el número de seglares españoles en los organismos de la Curia romana fuera mayor, porque ahora su presencia, a mi juicio, es insuficiente, teniendo en cuenta la gran importancia que tienen en España los nuevos movimientos nacidos del Concilio.

En el nº 2.823 de Vida Nueva.

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