‘Argo’: un plan de película

película Argo

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J. L. CELADA | Escribe Marx, en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, que “la historia se repite: primero como tragedia y después como farsa”. Y hay ciertos episodios de la misma que refrendan –e incluso superan– su intuición. Uno de esos relatos forjados en la tenue frontera que separa la risa del llanto vio la luz en 1997, cuando la CIA desclasificó los papeles donde se explica lo sucedido durante el asalto a la embajada estadounidense en Teherán (4 de noviembre de 1979), el largo secuestro de varias decenas de compatriotas y el rescate de seis de ellos que lograron escapar y refugiarse en la residencia del embajador canadiense.

De todo esto da buena cuenta Argo, último trabajo como director de Ben Affleck, una vibrante recreación de aquella “crisis de los rehenes” que trajo de cabeza al Gobierno de Jimmy Carter. Sin apenas respiro durante las dos horas de metraje, el también protagonista imprime a la cinta un pulso narrativo que le permite conjugar tres registros muy distintos –documental, cómico y dramático– al servicio de un único objetivo: la verdad de los hechos, tan real que por momentos parece ficticia.

Al menos, así se plantea el plan urdido por un especialista en liberaciones para sacar de Irán al grupo de diplomáticos. Antes, sin embargo, el realizador ya nos ha puesto en antecedentes, desvelándonos el porqué y el cómo se ha llegado a esa situación. Ayudado por imágenes de archivo, Affleck describe en pocas –pero certeras– pinceladas el tránsito de un país que dejaba atrás la tiranía del Sha Reza Pahlevi (a quien, en su huida, se le concedería asilo en los Estados Unidos), para emprender la revolución islámica de la mano del ayatolá Jomeini.

Trasladados a Hollywood, con la impagable colaboración de dos veteranos como Alan Arkin y John Goodman, asistimos luego a la imaginativa e irónica gestación de un proyecto cinematográfico que encubra la arriesgada operación: el rodaje en el “exótico” Oriente Medio de una aventura espacial.película Argo

La necesaria localización de exteriores nos brinda la oportunidad de adentrarnos en las entrañas de una sociedad agitada y recelosa o de descubrir los métodos de la Guardia Revolucionaria, mientras nos asomamos a los despachos de Washington para descifrar cómo engrasa su maquinaria política y burocrática la todopoderosa potencia mundial.

Sendos aspectos conducen hacia un tramo final que, por conocido, no pierde interés ni tensión. El suspense de los mejores thrillers se adueña entonces del espectador para hacer de Argo una producción entretenida, emocionante, bien resuelta… y muy americana.

Como corresponde a las epopeyas yanquis de héroes, espías y afrentas nacionales, aquí con el aliciente –eso sí– de un cine tan real que apela a la farsa para evitar la tragedia. Un plan de película con el que sigue escribiéndose la historia.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Argo.

DIRECCIÓN: Ben Affleck.

GUIÓN: Chris Terrio, basado en relatos de Antonio J. Mendez y Joshuah Bearman.

FOTOGRAFÍA: Rodrigo Prieto.

MÚSICA: Alexandre Desplat.

PRODUCCIÓN: Grant Heslov, Ben Affleck, George Clooney.

INTÉRPRETES: Ben Affleck, Bryan Cranston, Alan Arkin, John Goodman, Victor Garber, Tate Donovan, Clea DuVall, Scoot McNairy, Rory Cochrane.

En el nº 2.822 de Vida Nueva.

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