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Una voz entre dos orillas


Un libro de Pierre Claverie (San Esteban, 2012). La recensión es de Jaume Flaquer

Una voz entre dos orillas, Pierre Claverie, San Esteban

Una voz entre dos orillas

Autor: Pierre Claverie

Editorial: San Esteban, 2012

Ciudad: Salamanca

Páginas: 254

JAUME FLAQUER | “Desde el comienzo del drama argelino se me ha preguntado muchas veces: ¿qué hace usted allí? ¿Por qué sigue allí? Sacuda ya el polvo de sus sandalias (…). Yo estoy allí a causa de ese Mesías crucificado. ¡A causa de nada más y de ninguna otra persona!”. Esta confesión forma parte de una homilía de Pierre Claverie pocos meses antes de ser asesinado. Si estaba “allí por ese Mesías crucificado”, él mismo iba a beber del mismo cáliz que su Maestro.

Una voz entre dos orillas es una vibrante recopilación de escritos del que fue obispo de Orán (desde 1981) durante los sangrientos años de terror islamista que sucedieron a la supresión del proceso democrático de 1991.

Este libro sigue la estela del interés despertado por la película De dioses y hombres sobre el sentido de la presencia en Argelia del monasterio cisterciense de Tibhirine, cuyos monjes fueron asesinados unos meses antes que Claverie (1996).

¿Por qué arriesgarse a ser asesinado pudiendo ponerse a salvo en Francia? ¿Por qué no aprovechar una posibilidad vedada para la mayoría de los argelinos? He ahí el tema central de la cinta y que se planteó igualmente a todos los religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos que vivían comprometidos con el pueblo argelino.

Los escritos recogidos aquí nos desvelan desde una perspectiva tanto teológica como, sobre todo, testimonial el sentido del diálogo concreto con los musulmanes de un país. Asimismo, el trágico fin de su vida nos muestra hasta qué límites quiso llevar Claverie este diálogo.

Un argelino más

Las sesenta primeras páginas son una emotiva biografía escrita por un compañero dominico. Ahí aprendemos que Pierre Claverie nació en Argel en 1938, cuando Argelia era un departamento francés, en el seno de una familia de colonos de origen francés instalada allí desde hacía cuatro generaciones. Por ello, una de sus reivindicaciones es poder ser considerado como argelino.

Confiesa, sin embargo, haber vivido durante su niñez en una “burbuja” apartada de los musulmanes, que representaban el 90% de la población. No entrará en contacto con esta realidad hasta después de 1962, año en que Argelia consigue la independencia y fundamenta su identidad nacional en el árabe como lengua y en el islam como religión.

Claverie redescubre su país cuando, tras haber entrado en los dominicos de Francia, es enviado de nuevo allí en 1967. No solo porque Argelia ha cambiado, sino porque, como dice, en “Argelia que era mi país (…) viví como extranjero toda mi juventud”. Ahí empieza su proceso de descubrimiento del otro, uno de los elementos esenciales del diálogo interreligioso.

El libro combina acertadamente algunos capítulos sobre el encuentro islamo-cristiano (1-3), con otros autobiográficos (4-6) y con otros que son diversas reflexiones sobre la vida cristiana (6-11). Estos últimos son más teológicos, los primeros más experienciales y los de en medio más vivenciales.

La obra nos desvela incluso el proceso de su vocación, en el que fue definitivo el sentirse importante para Alguien.

Se equivocaría el que quisiese buscar en estas páginas un testimonio de alguien que relativizase las diferencias entre el islam y el cristianismo, o de alguien que se sintiese identificado con las dos tradiciones por igual. Por supuesto, Pierre Claverie denuncia todo fundamentalismo de ambas tradiciones y toda postura religiosa que considere que ha alcanzado ya la plenitud de la Verdad.

Pero el autor muestra claramente su disconformidad con aquellos “encuentros que generan confusión” teológica, como el que se desarrolló en Trípoli (1976) entre 350 musulmanes y 150 cristianos. En resumen, para él, “el preludio al diálogo es la cuestión, no de simple curiosidad, sino una cuestión vital”, es decir, el tratar de responder juntos las preguntas fundamentales y vitales del ser humano.

En el nº 2.820 de Vida Nueva.

Actualizado
18/10/2012 | 22:02
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