Los otros universitarios de Salamanca

colegio mayor Santa María Salamanca para sacerdotes

El Colegio Mayor Santa María es el hogar de los sacerdotes que estudian en la UPSA

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ROBERTO RUANO ESTÉVEZ | Existen muchos dichos y refranes populares referidos a la ciudad de Salamanca. Quizás el más conocido sea aquel que reza en latín: “Quod natura non dat, Salmantica non praestat”. Pero hay muchísimos más relacionados con esta ciudad universitaria, como “estar en capilla”, que se dice porque, antiguamente, los estudiantes que iban a defender su tesis pasaban un día entero en la Capilla de Santa Bárbara pidiendo a la santa que les ayudase. [Los otros universitarios de Salamanca – Extracto]

O “Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado”, que escribiera Miguel de Cervantes en El Licenciado Vidriera. Pero quedémonos con esta otra cita: “El que quiera saber, que vaya a Salamanca”, en clara referencia a su universidad, una de las más importantes e influyentes de toda España.

Hoy, lejos de refranes y dichos sapienciales, la ciudad de Salamanca y la formación académica e intelectual que allí se imparte sigue conservando ese prurito, un cierto halo de distinción académica. Lo mismo ocurre con la formación intelectual de los sacerdotes, algo esencial para el desarrollo de su vocación.

San Juan de Ávila, que también vino a Salamanca a estudiar leyes, ya tuvo esa intuición en el siglo XVI. Hoy, el diálogo fe-razón-cultura es una prioridad en la vida de la Iglesia, y nuestros obispos son cada vez más conscientes de lo importante que es amueblar bien las cabezas y cuidar el intelecto de sus sacerdotes.

A pesar de la sangría vocacional que padecemos y la falta que hacen los curas en sus diócesis de origen, no son pocos los prelados que prescinden temporalmente de algunos de sus mejores presbíteros para que se reciclen y profundicen en su formación teológica. Una auténtica inversión de futuro que, a la larga, producirá frutos, del ochenta o del ciento por uno. Hoy, Salamanca, una de las ciudades universitarias por excelencia, sigue siendo apuesta segura. Allí se encuentra la Universidad Pontificia (UPSA), bajo titularidad de la Conferencia Episcopal Española (CEE). No hay dudas.colegio mayor Santa María Salamanca para sacerdotes

El Colegio Mayor Santa María es uno de los tres colegios mayores que la UPSA posee en Salamanca. Un colegio dedicado exclusivamente a sacerdotes, principalmente, estudiantes de Teología y Derecho Canónico. Su cometido principal es ofrecer un espacio adecuado para el estudio serio y riguroso, para el cultivo de la vida litúrgico-espiritual y para la reflexión compartida sobre las cuestiones de la actualidad social y eclesial.

El colegio pretende ser el mejor marco posible para que estos sacerdotes jóvenes aprovechen adecuadamente su estancia en Salamanca en los años que dura su formación teológica. Dos o tres años, generalmente.

Torre de Babel

El colegio tiene capacidad para 40 alumnos, aunque en este momento conviven 28 colegiales, de muy distinta procedencia: Plasencia, Santiago de Compostela, León, Guadalajara, Solsona, Santander, Asturias, Mérida-Badajoz…, Polonia, Colombia, República Dominicana, México, Portugal, Brasil, Chile, Honduras y Costa de Marfil.

Dirigiendo y marcando el rumbo de esta increíble torre de Babel, se halla, desde hace nueve años, Jacinto Núñez Regodón, sacerdote diocesano de Plasencia y actual decano de la Facultad de Teología de la UPSA. Él es el principal responsable de que este grupo selecto de curas jóvenes se encuentre con la infraestructura más adecuada para el estudio, la convivencia y la vida espiritual; que no les falte absolutamente de nada durante su estancia en Salamanca. Una responsabilidad y un papel, encomendado por el rector de la UPSA, que le recuerda, en cierto modo, los diez años que estuvo como rector al frente del Seminario diocesano de Plasencia.

El perfil que aquí nos encontramos es el de un sacerdote diocesano joven, con pocos años de ministerio, con una inquietud pastoral grande y que se prepara para dar clases u ocupar algún puesto de responsabilidad en su diócesis. “¡Es el colegio de los futuros cancilleres!”, comentan entre risas y a modo de chiste (que, según parece, suele ser habitual) algunos de los colegiales durante el transcurso de la comida.colegio mayor Santa María Salamanca para sacerdotes

La mayoría de los obispos visita a sus sacerdotes en algún momento del año. También se les suele invitar para que dirijan algún retiro espiritual o impartan una charla formativa en los tiempos litúrgicos más fuertes: Adviento, Cuaresma y Pascua.

La universalidad de la que hace gala este colegio se percibe sobre todo a la hora de celebrar la Eucaristía, donde se ponen de manifiesto los distintos acentos y tendencias. No existe la figura del capellán; como todos ellos son sacerdotes, cada semana preside uno la celebración. “A veces, es preciso hacer malabarismos para conseguir una cierta armonía litúrgica. El misterio de la unidad y la universalidad de la Iglesia, aquí se palpa todos los días”, confiesa Jacinto.

A pesar de su distinta procedencia, existe un denominador común: su prioridad por el estudio. Todos ellos son conscientes de la apuesta que sus obispos y sus diócesis de origen están haciendo por cada uno de ellos, y no quieren defraudar ninguna expectativa. Esto explica que la mayoría no tenga ninguna dedicación pastoral durante los años que residen en Salamanca, ni siquiera los fines de semana. El estudio es lo primero. Aunque sí es verdad que existe cierta disponibilidad para echar una mano en la diócesis cuando hace falta.

Se da también el caso de quien compatibiliza su formación intelectual en Salamanca con el ejercicio pastoral parroquial en su diócesis. Obligados a sufrir el estrés del coche, van y vienen como pueden. Es el caso de Ángel de la Varga Nicolás, sacerdote diocesano de León, que solo reside en el colegio de martes a jueves.

La libertad es otro de los ingredientes básicos de este colegio mayor de presbíteros. No estamos hablando de un seminario (por el que todos ellos han pasado en sus años de preparación), tampoco de un convictorio sacerdotal; es muy distinto. Estos jóvenes poseen toda la libertad, la misma que cualquier universitario de Salamanca, para disponer libremente de su tiempo: estudio, ocio, deporte y vida espiritual.

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Los alumnos gozan de libertad para admnistrar su ocio, como viajar a ciudades cercanas

Para los momentos de ocio, aunque el colegio no cuenta con instalaciones deportivas propias, sí tienen habilitada una sala a modo de gimnasio. También comparten las instalaciones vecinas del Teologado de Ávila.

Plan de ayudas

Detrás de esta apuesta por la formación integral se encuentra todo un plan de becas que la UPSA pone a disposición de las diócesis más necesitadas. De este tipo de becas y ayudas se benefician en concreto José Luis Cedano Ortiz (23 años, de República Dominicana y estudiante de Teología Dogmática) y Luis Alfonso Gala Rodríguez (30 años, de México y alumno de Derecho Canónico).

Ambos son conscientes de la oportunidad histórica que se les está brindando. Viven muy centrados en el estudio, aunque a veces alguno eche de menos ese contacto directo y diario con la gente y la parroquia. “¡Pequeño sacrificio!”, dice el caribeño.

Ha comenzado un nuevo curso académico en Salamanca y el Colegio Mayor Santa María recupera poco a poco su verdadero ritmo después del paréntesis veraniego. Nuevos rostros, variada y plural procedencia. Sacerdotes muy jóvenes todos ellos. Durante dos o tres años, las aulas de la Universidad Pontificia serán su escuela; este colegio, su casa.

Estirando la semana

Ángel de la Varga Nicolás es sacerdote diocesano de León, tiene 28 años y lleva tres de sacerdote. Reside en el Colegio Mayor Santa María y es estudiante de Teología Bíblica en la UPSA. Compatibiliza sus estudios en Salamanca con la responsabilidad de seis pequeñas parroquias al norte de León. Por si fuera poco, imparte, además, clases en la capital leonesa. Reside en el Colegio Mayor de martes a jueves, y el resto de la semana lo dedica a estas otras atenciones pastorales.

Comenzó este ritmo frenético de trabajo pastoral y académico hace tan solo una semana. Confiesa, sin rubor, que es muy difícil compatibilizar ambos encargos, parroquia y estudios académicos: “Estoy aquí porque mi obispo me lo ha pedido”. Lo afronta como un reto nada pequeño en su vida.

Destaca el ambiente sano, de estudio y convivencia fraterna con el que se ha encontrado en esta primera semana de estancia en Salamanca: “No es una vuelta a la vida del seminario diocesano, esto es un Colegio Mayor de presbíteros. La diferencia es muy grande”.

En el nº 2.818 de Vida Nueva.

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