José María Alvira: “La escuela concertada no es un gasto para el Estado, es un ahorro”

José María Alvira, secretario general Escuelas Católicas

Secretario general de Escuelas Católicas

José María Alvira, secretario general Escuelas Católicas

FRAN OTERO. Fotos: LUIS MEDINA | El religioso marianista José María Alvira ya ha cumplido un mes como secretario general de Escuelas Católicas, cargo para el que fue elegido el pasado mes de mayo tras la renuncia de su predecesor, Juan Antonio Ojeda. [Extracto de la entrevista con José María Alvira]

Un mes en el que ha podido comprobar todos los retos y dificultades a los que se enfrenta la escuela católica, a la que, por su dilatada experiencia, conoce muy bien. La relevancia de los centros católicos, la nueva Ley de educación o las dificultades económicas derivadas de la crisis son algunos de ellos, a los que se añaden la cuestión de la titularidad de los centros y el debate en torno a la libertad de enseñanza.

– ¿Qué desafíos se le presentan?

– Hay un reto fundamental de fondo, no coyuntural, y que es hacer que Escuelas Católicas siga desempeñando un papel relevante en el panorama educativo español y en la Iglesia católica, defendiendo a nuestros centros a través del diálogo y el consenso con las autoridades. Es un reto al que se le añaden los coyunturales, como la nueva Ley de educación, ante la que nos gustaría hacer ver nuestra postura, y la situación económica, porque la escuela concertada sufre los mismos recortes o más que la pública, y está pasando una situación complicada.

– ¿Cómo ve la nueva ley educativa que acaba de proponer el Gobierno?

– Valoramos positivamente que esta ley busque cierta estabilidad en el sector educativo, que proponga vías para evitar el fracaso escolar, que se fomente el esfuerzo o que se plantee el final de la ESO como un curso de preparación para los posteriores. Es una valoración positiva básicamente en el aspecto de la ordenación académica. Otro aspecto es el tratamiento que se da a los centros y, en el caso de los concertados, es muy insuficiente. Se puede mejorar, y en eso estamos. Queremos seguir dialogando para hacerles llegar nuestras propuestas. Además, es fundamental una memoria económica.José María Alvira, secretario general Escuelas Católicas

– ¿Qué reinvidicaciones plantean?

– Algunas de estas reivindicaciones son económicas, como que se tenga en cuenta el coste real de la plaza, y que los módulos de conciertos y los sueldos de los profesores sean equiparables a los de la escuela pública. Hay otras que tienen que ver con los consejos escolares, y con la presencia de concejales en ellos, la autonomía de los centros, la admisión de alumnos… aspectos que no son económicos y que nos gustaría que se contemplaran.

– ¿Están pasando dificultades los centros concertados?

– Sí. Se han recortado los salarios de los profesores –y más de una vez– y también la partida de otros gastos. De este modo, se han reducido aulas de apoyo y se hace difícil atender todo lo que se debe pagar. Además, en algunas autonomías hay retrasos serios en el pago. Si esta situación continúa así, habrá centros que se planteen si pueden continuar o no. Haremos todo lo posible para que esto no ocurra.

– ¿Habrá reconversiones en privados?

– No nos planteamos esta alternativa. Esperamos que la situación se pueda resolver y, así, seguir siendo concertados, abiertos a todo el mundo, sin que los recursos económicos sean un condicionante. No nos planteamos este escenario y esperamos que la situación no lleve al cierre.

“Valoramos positivamente que la nueva ley
busque cierta estabilidad en el sector educativo,
que proponga vías para evitar el fracaso escolar
o que fomente el esfuerzo”.

– ¿Qué supondría que se tuviesen que cerrar centros de este tipo?

– Para el Estado, un gasto mayor, porque el ahorro de los concertados ahora mismo es de 4.000 millones de euros. Por eso, hay que insistir en que la existencia de los concertados no supone un gasto, sino un ahorro. Además, si dejaran de existir habría una pérdida importante de libertad de enseñanza, porque nuestros centros hacen posible el derecho a la libertad de enseñanza y el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos. Se reduciría la posibilidad de ejercer ese derecho y se limitaría la oferta de proyectos educativos.

– ¿Por qué entonces se contrapone educación concertada a la pública?

– Este es un tema importante y de largo alcance. En el fondo, hay un debate ideológico sobre lo que significa el derecho a la libertad de enseñanza. Se mezcla lo ideológico, lo religioso, lo económico y lo político, y no precisamente para poner luz y claridad al debate. Se hace lo contrario. Queremos contribuir a profundizar en este debate, a serenarlo y a avanzar por el bien de la educación en España. Es un debate que me interesa mucho y me gustaría impulsarlo de una manera positiva.

– ¿No deberían ser los recortes en educación lo último?

– Junto con las pensiones, la educación debería ser el último campo en el que recortar. Entendemos que, en la situación actual, los ajustes afecten a todos, pero pedimos a los políticos que midan bien los recortes que se hacen en el campo educativo, porque si tiene repercusiones en la calidad y en el futuro de los jóvenes, esto puede traer consecuencias que después se pagan.

“Pedimos a los políticos que midan bien
los recortes que se hacen en el campo educativo,
porque si tiene repercusiones en la calidad y
en el futuro de los jóvenes, esto puede
traer consecuencias que después se pagan”.

– Los indicadores internacionales no dejan en buen lugar a la educación…

– La calidad educativa es un objetivo que todos perseguimos y debemos continuar persiguiendo. La calidad supone una mejora de resultados, pero también otros factores menos cuantificables. La calidad es ayudar al desarrollo de la persona ofreciéndole propuestas para su vida, es atender a los más débiles… A estas cosas debe estar atenta la escuela. En los últimos años me ha correspondido visitar escuelas católicas de todo el mundo y conocer distintos sistemas educativos y tengo que decir que el panorama educativo en España tampoco está tan mal, aunque es mejorable.

“No a reformas cada cuatro años”

– Tampoco ayuda el carrusel de reformas educativas…

– Sería necesaria una estabilidad en lo que a legislación se refiere. No se puede hacer una reforma educativa cada cuatro u ocho años y sin el debido consenso. Este es un campo en el que se libran batallas ideológicas, y quienes sufren las consecuencias son la educación y las personas. Hace falta más voluntad de consenso y más estabilidad.José María Alvira, secretario general Escuelas Católicas

– Una de estas últimas batallas tiene que ver con la educación diferenciada, ¿qué opina?

– Escuelas Católicas defiende la libertad de los centros y de los padres, pero no se debería dar tanta relevancia a una cuestión que afecta al 0,4% de los alumnos. No queremos entrar en el debate, porque es algo que afecta a muy pocos y que no debería estar en el centro. Por eso, nos sorprende que se trate tan explícitamente en el anteproyecto de Ley presentado por el Gobierno, cuando hay otros temas de más calado. Nos sorprende un poco.

– ¿Qué plus aporta la identidad propia de las escuelas católicas?

– El objetivo fundamental de todos nuestros centros es participar de la evangelización. Y lo hacemos a través de la cultura, de la enseñanza de las materias profanas y a través de propuestas explícitas de pastoral. Y, en este sentido, aporta una visión de la realidad de la persona humana y de la sociedad basada en criterios evangélicos. Es un aporte que hacemos a la cultura y a la evangelización. Estos proyectos son claros, pues no queremos utilizar la escuela. Lo decimos y lo planteamos abiertamente y con enorme respeto a las opciones de todos.

– Con el descenso de vocaciones, hay congregaciones que no pueden continuar liderando proyectos educativos. ¿Quién se hará cargo de estos centros y asumirá su titularidad?

– Esta es una de las grandes cuestiones para Escuelas Católicas. Hay muchos laicos que ya ocupan cargos de responsabilidad en centros y la experiencia es buena. En este sentido, ha habido buena formación y acompañamiento por parte de las congregaciones religiosas. Pero de cara al futuro, nos tenemos que seguir planteando la cuestión de la titularidad de los centros. Desde Escuelas Católicas estamos promoviendo fundaciones que toman a su cargo centros que ya no pueden ser gestionados por los religiosos. Es este uno de los campos en los que tenemos que seguir reflexionando, dando respuestas positivas, pues no queremos que se pierdan centros católicos.

En el nº 2.818 de Vida Nueva.

 

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