Ignatius Kaigama: “En Nigeria puede haber una explosión terrible de violencia entre musulmanes y cristianos”

Ignatius Kaigama, arzobispo de Jos, presidente Conferencia Episcopal Nigeria

Arzobispo de Jos y presidente de la Conferencia Episcopal Nigeriana

Ignatius Kaigama, arzobispo de Jos, presidente Conferencia Episcopal Nigeria

DARÍO MENOR | Nigeria corre el riesgo de sufrir una guerra civil entre cristianos y musulmanes provocada por el grupo terrorista islamista Boko Haram, que pretende imponer la sharia, la ley islámica, en este país centroafricano. [Extracto de la entrevista a Ignatius Kaigama]

Ignatius Kaigama, arzobispo de Jos y presidente de la Conferencia Episcopal Nigeriana, pide a las autoridades que actúen para evitar el conflicto y denuncia que, por miedo a los atentados, muchos cristianos han dejado de practicar públicamente su fe. “No podemos salir en procesión por las calles durante el Corpus Christi y tenemos que celebrar la Misa del Gallo a mediodía por la inseguridad”.

Kaigama estuvo recientemente en Roma para recibir un premio por su esfuerzo en la búsqueda de una solución no violenta a los problemas que sufre Nigeria.

– En Occidente solo se habla de los musulmanes y cristianos nigerianos cuando hay un ataque a una parroquia. ¿Cómo es la convivencia cotidiana?

– La situación es tensa debido a Boko Haram, que no tiene ningún respeto hacia la vida. Se dedican a matar diciendo que actúan en nombre de Dios. Pretenden que todo el mundo se convierta al islam y siga la sharia. Las acciones de Boko Haram han provocado que la gente salga a la calle con miedo, que tema por su vida cuando va a su trabajo, a la escuela o a la iglesia. La atmósfera es de angustia. No sabes quiénes son estos terroristas, ni cuándo ni dónde van a golpear. La gente está preocupada.

– ¿Hay cristianos que exigen venganza contra los musulmanes debido a las matanzas de Boko Haram?

– Los cristianos debemos intentar seguir el ejemplo de Jesús. Hay que optar por el amor, por el respeto. A veces, cuando estos ataques se repiten, provocan rabia y malestar. Las iglesias han sido atacadas muchas veces y muchas personas han sido asesinadas. Ante esta situación, decimos siempre que no hay que dejarse llevar por la ira. Por desgracia, hay personas que están comenzando a reaccionar de forma violenta. Quieren vengarse. Dicen que están masacrando a los cristianos, por lo que hay que responder. Esta respuesta violenta no solo tiene una motivación religiosa. También pelean por razones étnicas o por motivos políticos o económicos. Están sucediendo episodios así, pero no se puede decir que se esté produciendo un levantamiento general de los cristianos contra los musulmanes. Este no es el caso.Ignatius Kaigama, arzobispo de Jos, presidente Conferencia Episcopal Nigeria

La educación, clave

– ¿Cree que hay peligro de que el conflicto en Nigeria acabe degenerando en una guerra civil?

– Debemos confiar en que las autoridades actúen y pongan fin a los ataques terroristas de Boko Haram. Si no lo hacen y los ataques continúan repitiéndose, habrá una explosión terrible de violencia y el conflicto puede alcanzar una dimensión nacional y enfrentar a los musulmanes con los cristianos. Un conflicto entre el norte y el sur de Nigeria no será bueno. Esperemos que el Gobierno haga algo de inmediato para atajar este problema.

– ¿Cuál es la clave para la construcción de la paz y la resolución del conflicto?

– Debemos mostrar la humanidad común que todos llevamos dentro. Hay que servirse de los valores, ya sean estos religiosos, sociales o tribales, para caminar hacia el bien común. La vida de muchos jóvenes en Nigeria es difícil. No hay trabajo para gran parte de ellos, lo que aumenta su desesperación y les hace muy proclives a participar en episodios violentos. Tenemos que cuidar a los jóvenes, fomentando el respeto y el amor al prójimo. Debemos ofrecer educación para que las diferencias religiosas no acaben en matanzas. Hace falta un esfuerzo de comprensión común.

– ¿Cómo era la convivencia entre musulmanes y cristianos en Nigeria antes de la irrupción de Boko Haram?

– Nigeria se convirtió en un país independiente amalgamando a la comunidad musulmana, que vive mayoritariamente en el norte, con la cristiana, más numerosa en el sur. La convivencia ha sido pacífica durante mucho tiempo. El problema surge cuando algunos musulmanes o algunos cristianos tratan de expandir su fe a costa de la otra comunidad, lo que genera conflictos. En la actualidad, el problema ha surgido con la intención de algunos musulmanes de que rija en el país la sharia, lo que no es aceptado por los cristianos. Los cristianos, por ejemplo, se enfadaron cuando Nigeria entró a formar parte de la Organización para la Cooperación Islámica. Se intenta olvidar que somos un país multirreligioso. La tensión ha estado siempre ahí, pero no ha estallado hasta ahora, provocando muerte y destrucción. El fenómeno de Boko Haram es nuevo, pero ante él se está dando una reacción conjunta de cristianos y musulmanes que condenan sus acciones.

Las iglesias han sido atacadas muchas veces y
muchas personas han sido asesinadas,
y algunos comienzan a reaccionar de forma violenta,
quieren vengarse. Nosotros decimos siempre
que no hay que dejarse llevar por la ira.

– ¿Cómo afecta esta situación a la fe de los cristianos?

– El objetivo de Boko Haram es cambiar la Constitución nigeriana por la sharia. Quieren que la gente se convierta al islam a la fuerza. Para ello atacan a la Iglesia e intentan debilitarla, aterrorizando a los cristianos. Quieren que no practiquen su religión. Esa es su estrategia. En cierta forma, están teniendo éxito porque muchos cristianos tienen miedo de ir a la iglesia. Se quedan en casa porque temen encontrarse con una bomba que explota cuando están en su parroquia. Los católicos, por ejemplo, ya no celebramos el Corpus Christi con una procesión por las calles, como hacíamos antes. No podemos hacerlo, tememos que alguien nos lance una bomba. Antes, en Navidad, celebrábamos una misa al aire libre a medianoche. Ahora ya no. Ya no es seguro. Tenemos que hacer la Misa del Gallo a mediodía. Boko Haram no solo roba nuestra fe, también nuestras vidas.

– ¿Se sienten los católicos nigerianos olvidados por el resto de católicos?

– La Iglesia católica tiene una red internacional que se ocupa de lo que pasa en Nigeria. El presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Jean-Louis Tauran, visitó nuestra diócesis. No nos sentimos olvidados. El problema está en el Gobierno nigeriano y, a veces, en los medios de comunicación, que no muestran los hechos como son y asustan aún más a la gente. No tenemos más problemas de los que hay en las grandes ciudades. Los medios olvidan los asesinatos que se dan cada día en Londres o Nueva York, pero, en cuanto hay una matanza de cristianos en Nigeria, abren con esta noticia todos los informativos. Así asustan a la gente, haciendo, además, que los gobiernos digan a sus ciudadanos que no vayan a Nigeria y a sus empresarios que no inviertan aquí. Olvidan que somos todos parte de la misma humanidad, y que lo que ocurre hoy aquí puede suceder en otros países después. Estas matanzas religiosas se han extendido por África y pronto pueden llegar a Europa. No es un problema solo de los africanos.

Los cristianos se quedan en casa
porque temen que explote una bomba
cuando están en su parroquia.
Boko Haram no solo roba nuestra fe,
también nuestras vidas.

– ¿Hay alguna potencia extranjera azuzando este conflicto en su propio beneficio?

– Hay especulaciones. Lo que debemos esperar es que las agencias de inteligencia encuentren a los instigadores de los atentados. Y que la comunidad internacional ayude ofreciendo oportunidades a los jóvenes. Los terroristas suicidas conducen coches muy buenos en sus atentados. Hay que ver de dónde sale el dinero para comprarlos y quién les enseña a poner esas bombas.

– ¿Le incomoda ver que el debate público sobre la Iglesia se centra en asuntos como el caso “Vatileaks” mientras se olvidan los graves problemas que sufren los cristianos, como en Nigeria?

– La Iglesia es una organización humana y divina con problemas espirituales y sociales. A veces hay que afrontar problemas numerosos y muy diversos entre ellos, como sucede en este momento. Pero no hay que tener miedo. Se debe hablar de ellos y tratar de solucionarlos.

En el nº 2.816 de Vida Nueva.

 

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